Altair y Vega, un amor hilado en las estrellas

En el hemisferio norte, durante la época estival, se visualiza en los cielos nocturnos el triángulo de verano formado por Altair, Deneb y Vega, estrellas principales en las constelaciones del Águila, el Cisne y la Lira, respectivamente. Con dos de sus vértices separados por la Vía Láctea, Altair y Vega han protagonizado leyendas de amor desde tiempos antiguos.

El festival Qixi (七夕) de China, el Tanabata (七夕) de Japón, el Chilseok (칠석) de Corea o el Thất Tịch de Vietnam celebrados el séptimo día y del séptimo mes del calendario lunar o solar (7 de julio) conmemoran el único día el año donde los amantes pueden encontrarse. Por ello, se trata de un equivalente tradicional al día de San Valentín, siendo mucho más antiguo.

El mito


El relato del Vaquero (牛郎, Niulang), o Boyero, y la Tejedora (織女, Zhinü) tiene varios milenios de antigüedad y se ha conservado tanto en China como Corea, Japón y Vietnam. Por ello, es razonable esperar diferencias, pues en Corea, son Jicknyeo (직녀) y Gyeonwoo (견우); en Japón, son Orihime (織姫, "Princesa tejedora") e Hikoboshi (彦星, [estrella] vaquero) o Kengyū (牽牛) y, en Vietnam, el "hada" tejedora Chức Nữ y el pastor de búfalos Ngưu Lang. Se trata de una historia con similitudes a los cuentos sobre las doncellas cisne y se ha clasificado como una historia del tipo "La misión por la esposa perdida" (ATU 400).

El vaquero era un huérfano maltratado por su hermano mayor y su cuñada. Lo expulsaron de su casa y tan solo le dieron un viejo buey. De repente, un día el buey habló y le dijo que unas damas bajarían de los cielos y se bañarían en un lago en la Tierra. Si le quitaba sus ropas, la dama se quedaría. El vaquero acató al buey y robó las ropas de una de las damas, por lo que no pudo volver al cielo con las demás y aceptó casarse con el vaquero. Era la Tejedora, hija del Emperador de Jade (玉皇, Yu Huang) y la Reina Madre del Oeste (西王母, Xi Wangmu).

Entonces es cuando se producen las principales diferencias. Tras vivir en la Tierra durante años y tener un hijo y una hija juntos, la Tejedora vuelve al cielo. Un motivo es que su padre la encuentra y envía guardias para recuperarla. Otro que encontró las ropas y huyó al cielo. En ambos casos, el Vaquero, con o sin la ayuda del buey, intenta seguirla, pero acaban separados por un río, sea porque lo creó la Reina Madre del Oeste o porque su esposo le entregó la estrella de Altair, en el lado opuesto del río celestial a Vega. 

Sea como fuere, las urracas se apiadan de ellos y construyen un puente en el que pueden encontrarse el séptimo mes del séptimo día, aunque las lluvias nocturnas lo destruyen.

Origen


La primera mención a sus protagonistas ocurre en el Shijing (詩經), una compilación atribuida a Confucio de obras datadas de los siglos XI al VII a.C. En este, la oda "Gran Este" (大東) dice:

En el Cielo hay un Río,
¡mira cómo brilla!
Entre tres esquinas la Tejedora;
[trabajando] todo el día, durante siete horas.
Aunque [trabaja] siete horas,
ningún diseño acabado le recompensa.
Y ve ese buey de tiro,
no llevar ningún carro.

Aunque su lectura se ha interpretado como una crítica a la inutilidad de la aristocracia decadente, es recordado como la primera mención de la historia del Vaquero y la Tejedora, aunque el primero está ausente. Del mismo modo, tampoco se sugiere un tema romántico. 

El momento en el que surgió es difícil de señalar. En el Xijing zaji (西京雜記), una recopilación de historias del siglo IV d.C. atribuida a Liu Xin (劉歆; 46 a.C.-23 d.C.) o Ge Hong (葛洪; 284-363), se menciona ya la "Séptima noche", el festival que celebra su encuentro. Este recibe otros nombres, como "Suplicando astucia" (Qiqiao, 乞巧 , posible abreviación de Qiqiu qiaoxing, 乞求巧幸, "suplicando suerte") en el registro de festividades Jing Chu suishi ji (荆楚歲時記) de Zong Ling (宗懍; 501-565) o Qiyue qiri (七月七日) en el diccionario Chuxue ji (初學記) de Xu Jian (徐堅; 659-729). En las memorias Dongjing menghua lu (東京夢華錄, 1187), se cuenta que durante el festival, las jóvenes imploraban a la tejedora celestial talentos excepcionales en la costura, el hilado y la tejeduría. Por la mañana, se abría una caja con una araña y, si había producido una bonita red por la noche, significaba que los ruegos habían sido escuchados.

Esto nos cuenta que, incluso cuando ya surgió este festival, este no tenía una finalidad romántica, sino práctica, pues se solicitaba a la diosa la adquisición de habilidades. No obstante, la relación entre la Tejedora y el Vaquero ya se vislumbrada desde comienzos de nuestra era:

Lejos, muy lejos, el Vaquero,
Bella, bella, la Doncella Tejedora;
Mueve con destreza sus esbeltos dedos blancos,
Cha-chá, hace su telar.
Teje todo el día, pero su tela aún no está acabada.
Y sus lágrimas caen como la lluvia.
Clara y superficial el río celeste,
No están lejos.
Pero el arroyo siempre brinca entre ellos
Y, mirándose el uno al otro, no se pueden hablar.

Lejos, muy lejos, el Vaquero (迢迢牽牛星) - Anónimo - Dinastía Han (206 a.C.-220 d.C.)

La llama de una vela se agita contra el biombo de color apagado en una fresca noche de otoño,
ella sostiene un pequeño abanico de seda para alejar las luciérnagas.
Sobre ella cuelgan los cuerpos celestes tan gélidos como las aguas profundas,
ella se sienta allí mirando a Altair de Águila y Vega de Lira suspirando el uno por el otro en el cielo.

Una noche de otoño - Du Mu (杜牧) - Dinastía Tang (618-907)
La mayor parte del tiempo puede estar oculta o totalmente visible,
pero cuando llega el otoño, brilla con fuerza.
Incluso si lo cubren tenues nubes,
al final, puede verse claramente durante la larga noche.
Lleno de estrellas, se agita por las puertas palaciegas emparejadas,
compañero de la Luna, se hunde junto a un fuerte fronterizo.
El boyero y la tejedora lo cruzan anualmente,
¿Cuándo se ha levantado la tormenta?

El río celestial (Tian He) - Du Fu (杜甫) - Dinastía Tang (618-907)
Del puente de las urracas ya se habla durante la dinastía Han, mencionándose en el 26º capítulo del Suishi Guangji del Huainanzi o del Fengsu Tongyi de Ying Shao, aunque en el segundo es la Tejedora quien dirige a las urracas. En estos se sigue omitiendo al Vaquero. Es posible que el uso de las urracas implicara el cambio de estaciones, cuando las aves migraban, formando un puente en el cielo. Por otra parte, la urraca podría representar una cualidad de la diosa.

Tejedora astróloga


Como las Moiras o las nornas, la Tejedora controlaba el destino con sus hilos, pues los movía como los astros en el cielo, que determinaban el porvenir. Por ello, Wang Yi (王逸) expresaba los movimientos de las tejedoras en Jifu fu (機婦賦) con términos astronómicos, incluyendo a la propia Tejedora.

Altair y Vega se encuentran en línea recta a Alioth, la estrella pivotal media del Carro. A comienzos de la dinastía Zhou occidental (c. 1046-771 a.C.), su alineamiento con la Vía Láctea se extendía hasta el sur, señalando a la posición del Sol en el solsticio de invierno. Para los Han, este alineamiento se llamaba "pendiente de la Tejedora" (Zhinü zhi ji, 織女之紀), viéndose como una cuerda colgándose del Carro. Esta sería una de las divisiones del cielo nocturno, donde el Carro seguía dividiendo, moviéndose como la urdimbre al cruzar sobre la trama, en torno a la estrella polar. De esta manera, visitaba las regiones del cielo y se vinculaba con la cuatro estaciones, el yin y el yang y las cinco fases elementales.


He aquí donde encuentra la relación con el buey. La precesión desplaza los solsticios y equinoccios al oeste, desde Dabih (β Capricorni) a φ Sagittarii. Ambas se sitúan en el símbolo de la Tortuga Negra, la primera en la mansión del Buey y la segunda en la mansión del Cazo del Sur. En la primera mitad del primer milenio antes de nuestra era, la línea que une Alioth, Altair y Vega señalaría en la eclíptica a Dabih. En la dinastía Han, la precesión dejaría esta alineación obsoleta para pronosticar el solsticio de invierno y las matemáticas sustituyeron a estos métodos de observación en las predicciones. A pesar de ello, el lenguaje relacionado con el tejido y la costura perduraría. Los hilos vinculaban, organizaban, guiaban y ofrecían orden. Con ellos se podía medir y registrar tanto el tiempo como el espacio. De esta manera, se vislumbraba el cosmos como si todo estuviera conectado con hilos, dando orden y relación entre sus elementos.

Fuentes

  • Wu, J. (2023). Magpies, Bridge and Goddess: Unearthing the Hidden Symbols and Rediscovering the Lost Goddess in Chinese Qiqiao Festival. Comparative Woman, 2(1), 3.
  • Pankenier, D. W. (2015). Weaving metaphors and cosmo-political thought in early China. T'oung Pao, 101(1-3), 1-34.

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