Hánuman, el insuperable devoto de Rama
Todos conocemos al rey mono Sun Wukong de Viaje al Oeste, aunque sea a través de su nombre japonés Son Goku, especialmente por el protagonista de Dragon Ball de Akira Toriyama. Mucho antes, en la India, el heróico Hánuman se dio a conocer en el Ramayana y ganó gran popularidad, sirviendo a su vez de base para la transformación divina de Monkey D. Luffy en One Piece de Eiichiro Oda. Dejando de lado las influencias mutuas, seguro que te preguntas quién es Hánuman.
¿Quién es Hánuman?
Hánuman es el hijo de Vayu y Anjana. El primero es el más famoso de los maruts, los vientos de tormenta que acompañaban a Indra, deva de la lluvia y las tormentas. Anjana es la apsará Punjikastala. Las apsarás son equivalentes a las ninfas acuáticas, pero Punjikastala perdió su condición divina por una maldición de un sabio. Condenada a nacer como hija del rey vánara Kunjara, se casó con Kesarin. Vayu la sedujo, convenciéndola ante sus reticencias que tendrá un hijo de habilidades extraordinarias y cualidades divinas equiparables a las suyas. Por eso, Hánuman suele llamarse Anjaneya ("Hijo de Anjana").
Se trata del narrador del Ramayana, donde aparece por primera vez como consejero, teniente y amigo del rey vánara exiliado Sugriva, que vive en la montaña Rishyamukha con sus seguidores. Mientras este se deja llevar por el temor, Hánuman representa en esta mitad de la historia un contraste razonable y diplomático que mantiene el orden y lidera con decisiones inteligentes. Cuando llega Rama, príncipe exiliado de Ayodhya y séptimo avatar de Visnú, y su hermano Lákshmana, sucesores de la dinastía de Iksuaku, Hánuman se convierte en el intermediario entre ambos reyes y, a partir de ahí, de suceden los cambios para Hánuman, especialmente tras el secuestro de Sita. Se convierte en un siervo fiel y desinteresado de Rama para, siendo el primero de los vánara en reconocer su divinidad, convertirse en su fiel devoto.
¿Cuál es el papel de Hánuman en la historia de Ramayana?
El desarrollo de Hánuman sufre un punto de inflexión tras el secuestro de Sita, esposa de Rama y avatar de Laksmí, esposa de Visnú, sin que sus cualidades obtenidas sustituyan a las anteriores. Además de su dedicación a Rama, cuando se descubre que ráksasa Rávana secuestró a Sita y se la llevó a Lanka, se encuentra que le separan unas insalvables 400 millas de distancia de la isla. Es el rey de los osos Jambavan quien le hace percatarse de su potencial, despertando sus habilidades físicas olvidadas. Asimismo, también supone un cambio para Rama, pues con el salto los dioses manifiestan el apoyo a su causa.
Aumentando de tamaño, se dispone a saltar, pero no llega directamente a Lanka. Esto no ocurre por su falta de capacidades, sino por su exceso. Sus saltos son tan poderosos que cada uno desencadena una catástrofe, atemorizando a los animales, desatando torrentes de oro y plata de las montañas y arrancando los árboles mientras vuela en el aire. El océano sugiere que quizás necesite descansar y le pide a la montaña Mainaka que se eleve para que se pose. Esta comparte que Vayu lo ha salvado de la ira de Indra. Entonces los deva ponen a prueba su fuerza y valentía.
Primero envían a Surasa, madre de los naga, que se transforma en ráksasi. Hánuman intenta persuadirla para que le deje pasar, pero solo lo hará si de deja comer. Hánuman la desafía, obligándola a abrir cada vez más la boca, pero entonces Hánuman reduce su tamaño y escapa tras entrar en su boca. Luego se encuentra con la ráksasi Simhika, que estaba oculta en el océano y atrapa la sombra de Hánuman, pero este reduce su tamaño para introducirse en su cuerpo y arrancarle las entrañas.Al llegar a Lanka, explora la isla y encuentra finalmente a Sita en la arboleda sagrada de Ashoka, donde se encuentra protegida por dos ráksasis y en la que Rávana le amenaza para que se convierta en su esposa. Para que Sita confíe en él, Hánuman le habla sobre las hazañas de Rama y luego provoca el caos en la isla para medir las fuerza del enemigo y mostrarle a Rávana que su final está cerca.
Al volver, comparte la información obtenida y hay un espionaje mutuo. Hánuman se convierte en la montura de Rama y el ráksasa Vibhisana, hermano menor de Rávana, se une a sus filas, no sin que antes interceda Hánuman por él para que pueda explica sus motivos y convertirse en un miembro de confianza. Después de que los várana construyan un puente, comienza la batalla. Se suceden una serie de combates entre los miembros más poderosos de cada bando y ocurren varias intervenciones fundamentales de Hánuman. Primero, Rama y Lákshmana son salvados de las flechas de Indrajita, hijo de Rávana, gracias a la solicitud de Hánuman a Garuda.
La batalla contra Rávana es dura. Se trata de un ráksasa, una raza feroz y maléfica, que hizo penitencia con sus hermanos durante 11000 años para obtener la bendición de Brahma, obteniendo la imbatibilidad contra todos los seres de Brahma, salvo los humanos. Cuando Rama se enfrentó a él junto con su hermano, Lákshmana fue herido y Hánuman tuvo que desmayar a Rávana de un puñetazo para poder apartarlo. Moribundo, Jambavan le indicó que en el Himalaya había unas hierbas que podían curar a Rama y Lákshmana, que habían sido herido por flechas. Incapaz de identificarlas, arrancó la montaña de la tierra y se la llevó a Lanka, salvando a los hermanos, y luego hizo el camino de vuelta para devolverla a su lugar. Cuando Rávana hiere de nuevo a Lákshmana, el várana Sushena lo envía al monte Mahodava con la misma misión y vuelve a viajar cargado con la montaña.
Con la derrota de Rávana, Hánuman actúa como heraldo de Rama en Ayodhya, recibiendo regalos entonces y con la coronación de Rama.
¿Cuáles son los poderes y habilidades de Hánuman?
Hánuman es prudente, inteligente y astuto así como rápido y poderoso, pero sus poderes no se limitan a cambiar su tamaño. Para explicarlo, primero es necesario contar algo respecto a la composición del Ramayana. La obra del siglo III a.C. atribuida a Valmiki, y de la que hay muchas versiones posteriores, consta de siete volúmenes. El primero y el último son posteriores. Esto afecta a Hánuman porque se menciona por primera vez en el primero y en el último se cuenta otra versión de su pasado.
Si exceptuamos los añadidos posteriores, su pasado lo cuenta únicamente Jambavan para recordarle sus habilidades. Cuando su madre lo dejó solo, Hánuman tenía hambre y creyó que el Sol naciente era una fruta. Saltó para morderlo, pero se quemó y cayó golpeado por el rayo de Indra. De la caída, se rompió la mandíbula y Vayu apagó las llamas con sus vientos. Por eso se llama Hánuman (mān o mant: "quien tiene"; hanu: "mandíbul"; "quien tiene una mandíbula [prominente o desfigurada]"). En protesta, Vayu detuvo los vientos e Indra le otorgó la bendición de elegir cuándo morir al haber sido capaz de absorber el impacto del rayo.
Sin embargo, los añadidos posteriores tienen otro enfoque. Mientras en el relato de Jambayan debe su poder a su padre, Brahma decreta que los dioses deberán engendrar hijos con los osos y monos (várana) para que apoyen al avatar de Visnú. Su pasado es contado por el sabio Agastya a Rama en el último volumen. Cuando de niño trató de devorar el Sol, intervino Raju, responsable de los eclipses, porque pensó que el mono iba a negarle el derecho a devorar el Sol. Quejándose ante Indra, fue atacado por Hánuman, que pensó que era otra fruta, saltando hacia él y hacia Airávata, la montura de Indra. Para protegerlos a ambos, Indra le lanzó un rayo, rompiéndole la mandíbula. En represalias, Vayu se retiró a una cueva con su hijo, por lo que los seres fueron incapaces de defecar u orinar, la falta de aliento les dislocó las articulaciones, se detuvieron las inundaciones y se suspendieron todos sus deberes y ceremonias sagradas. Esto ocurre porque, además del viento, Vayu es el deva del aliento vital que entra en el cuerpo. Él es la libertad, el movimiento, un guerrero físicamente más poderoso que Indra y, tardíamente en los Puranas, debate sobre el dharma
Para solucionar la situación, intervino Brahma sanando a Hánuman. Presentándolo ante los dioses, cada uno le dio unos dones: Indra le otorgó invulnerabilidad a los rayo; Martanad le ofreció resplandor y elocuencia; Varuna le dio inmunidad al daño de las aguas y su lazo; Yama le proporcionó invulnerabilidad, inmunidad a la enfermedad y la capacidad de no ser matado en batalla; Dhanada le brindó protección contra su maza; Sankara le obsequió inmunidad contra sus varas; Visvakarma le agració con invulnerabilidad a las armas celestiales y una larga ida y, por último, Brahma le concedió inmunidad a todas las armas de Brahma. Con esto, declaró que sería invencible, el terror de sus enemigos y el apoyo de sus amigos, pudiendo tomar la forma que quisiera, cumplir todos sus deseos e ir a donde quiera a una velocidad inimaginable.
La razón por la que mantiene un perfil bajo durante una parte de la historia es porque perturbó a los sabios rishi y fue condenado a olvidar sus habilidades durante mucho tiempo. Mientras tanto, Hánuman alcanzó la excelencia intelectual gracias al dios solar Suria, con quien aprendió gramática, los sutras, sus comentarios y su significado
Predecesor
Del mismo modo que con Sun Wukong, surge la pregunta de cuál es su origen. Debido a los conflictos coloniales con los eruditos europeos respecto a la veracidad de su historia registrada y sus creencias, autores indios elaboraron dos evemerizaciones de Hánuman, es decir, interpretaron que partía de un precedente real que se deificó. Aducieron la presencia de cultos de monos, malinterpretando pruebas arqueológicas y relatos, relacionándolos con los babuinos del egipcio Thot o ignorando que, como en otros lugares, los monos se veían como imitadores cómicos de los humanos o animales indeseables. Tanto las tradiciones brahmánicas como orientalistas europeas, así como en sectas previas al periodo colonial, se ha intentado encontrar un precursor de Hánuman en el Rigveda. Mientras algunos han aludido a supuestas menciones enigmáticas, habitualmente se cita el himno en el décimo mandala (10.86) donde Indra y su esposa discuten porque esta ha comparado a su esposo con un mono viril y se menciona a Vrishakapi. Este reaparece en textos posteriores que conectan a Indra, Visnú, Shiva, Hánuman y a un héroe misterioso.
Iaksa
Una alternativa es que Hánuman fuera una deidad popular extranjera incorporada a la mitología brahmánica. Normalmente, se incorporaban como iaksas, guardianes de la tierra y elementos naturales de gran fuerza, rapidez y con capacidad de alterar su forma, que podían actuar beneficiosamente o no, siendo propiciados con licores o sangre de animales. Algunos eran guerreros caídos en batallas, llamados héroes (vira), cuyas piedra se pintaban de naranja rojizo, como las imágenes de Ganesha, Bhairava y Hánuman, siendo esto interpretado como una alternativa a la ofrenda de sangre. Estos solían situarse en zonas limítrofes, como fronteras o puertas, papel que posteriormente tuvo Hánuman. Además, uno de los epítetos de Hánuman es "gran héroe" (Mahabir). No obstante, en el arte antiguo, estos seres se representan como hombres bajitos y rechonchos o mujeres voluptuosas, no como monos. Tampoco se menciona ninguno con esta forma.
Hijo del viento
No obstante, quizás el problema sea en buscar un mono y no atender a su epíteto "hijo del viento", que lo relaciona tanto con Vayu como con Shiva/Rudra. Vayu era uno de los devas espantosos, junto con Yama, Rudra y Agni, por su capacidad destructiva, pero también actuaba como heraldo de Indra, del mismo modo que Hánuman de Rama. Como los Maruts de Indra, Rudra, "el ahuyador", asociado con la enfermedad y la venganza, iba acompañado por al menos once deidades que tomaban forma animal. Hánuman se considera uno de los once Rudras de Shiva/Rudra, aunque deducir que la secta shivaísta adoptó una deidad popular.
Cabe señalar cómo el viento o el aire era uno de los tres humores en el sistema médico ayurvédico, junto con el fuego y el agua (Agni y Soma) representados por la bilis y la flema. Esta labor sanitaria se ejemplifica en los viajes para recoger hierbas medicinales en las montañas.
Fuentes
- Sattar, A. (1987). A structural analysis of Hanuman as a mythological figure. American University.
- Lutgendorf, P. (2007). Hanuman's tale: the messages of a divine monkey. Oxford University Press.