La primera comida de Acción de Gracias, celebrada entre españoles y nativos americanos
A pesar de que el origen del día de Acción de Gracias está en Inglaterra, habitualmente se considera que su primera celebración ocurrió en Plymouth en 1621 entre los colonos peregrinos y los indios wampanoag. No obstante, esta no fue la primera comida conjunta en el continente entre habitantes del Viejo y Nuevo Mundo, sino que se les adelantaron los españoles.
Antecedentes
El 2 de abril de 1513, durante la Pascua Florida, Juan Ponce de León avistó la península de Florida, que entonces se creyó una isla. Allí se encontró a los calusas, pero no tardaron en surgir los roces y continuó explorando en barco, no volviendo a la península hasta 1521. Este atrevimiento le supuso la muerte, pues murió por la herida producida por una flecha.
Desde entonces, todo intento de tomar Florida parecía condenado al fracaso. En 1519, Alonso Álvarez de Pineda exploró Florida y la costa norteamericana, pero fue asesinado por los huastecos al año siguiente. En 1526, Lucas Vázquez de Ayllón mandó una expedición a Florida, que acabó desviada, mientras él se encontró ese mismo año como una de las víctimas del fracaso de la colonia de San Miguel de Guadalpe. En 1528, Pánfilo de Narváez zarpó para conquistar Florida, pero desapareció en un naufragio. En 1539, Hernando de Soto fue militarmente más preparado, pero no esperaba encontrarse con tantos pantanos, mosquitos y el hostigamiento de los nativos, explorando el sureste norteamericano y muriendo por una fiebre en 1542. El misionero dominico Luis Cáncer de Barbastro optó por un abordaje no violento en 1549, pero fue apaleado hasta morir. Por último, Tristán de Luna y Arellano fundó Santa María en la bahía de Pensacola en 1559, pero fue borrada del mapa por un huracán antes de poder descargar los barcos, retirándose al interior para luego dejar 50 hombres en la colonia, que se quedaron allí hasta que se los llevó Ángel de Villafañe.
Si no es española, no es de nadie
Con este panorama, el 23 de septiembre de 1561, el rey Felipe II desistió en tomar Florida, pero al año siguiente, unos hugonotes franceses liderados por Jean Ribault reclamaron unas tierras al norte de la península. Esto motivó que mandara a Lucas Vázquez de Ayllón el Joven, pero nunca zarpó. En 1565, llegaron rumores de que los ingleses y portugueses estaban intentando asentarse en la península, por lo que el rey llegó a un asiento con Pedro Menéndez de Avilés, que expulsó a los hugonotes franceses.
Menéndez de Avilés llegó a Cabo Cañaveral el 28 de agosto de 1565, día de San Agustín de Hipona, que dio nombre a la colonia de San Agustín fundada el día de la Natividad de la Virgen María, el 8 de septiembre del mismo año. Lo ocurrido lo sabemos a partir de dos testigos: su hermano Gonzalo Solís de Merás, que escribió un relato extenso, y el padre Francisco López de Mendoza Grajales. Ambos textos sirvieron de base para el libro del profesor Bartolomé de Barrientos en Salamanca.
Según estos testimonios, al mediodía, llegó el Adelantado Menéndez de Avilés a la costa, encontrándose con muchos nativos esperándole. Al parecer, fueron avisados por otros que hablaron y lo vieron. Tras una misa en honor de la Virgen, tomó posesión de la tierra en nombre de su majestad, recibiendo juramentos solemnes de fidelidad y lealtad a la corona del tesorero real, del brigadier y los capitanes. Tras esto, ordenó dar de comer a los indios timucua de Seloy y él también comió con ellos. Desgraciadamente, no se dan más detalles al respecto. Luego, el lugar sería marcado para construir una empalizada, descargando todo lo posible en tres días y enviando dos grandes buques a La Española para evitar que los franceses los capturaran. En este caso, la expedición tuvo éxito, tanto para expulsar a los hugonotes como para fundar una colonia, que se ha mantenido habitada desde entonces, convirtiéndose en la ciudad habitada de forma continua más antigua de los Estados Unidos.
Comida con los calusa
Esta comida no fue la única que compartió Menéndez de Avilés con los nativos. En febrero de 1566, partió a liberar a unos españoles naufragados que habían sido capturados 20 años antes por el cacique calusa Carlos, encontrándose con un nativo que les dijo en español: "¡Españoles! ¡Hermanos! ¡Cristianos! ¡Bienvenidos! ¡Os hemos estado esperando durante una semana, pues Dios y Santa María anunciaron vuestra llegada! Los hombres y mujeres cristianos que están aquí vivos me han enviado con esta canoa para esperaros para daros una carta que llevo conmigo".
Cuando el Adelantado se encontró con el joven cacique, este estaba acompañado por 300 arqueros, mientras él solo tenía a 30 arcabuceros. Le entregó una camisa, unos pantalones de tafetán, un jubón, un sombrero, regalos para sus esposas, galletas y miel, que comieron con ganas. A su vez, el cacique le entregó una barra de plata valorada en 200 ducados y le pidió más cosas para comer, pero el Adelantado le confesó que no tenía comida para tantas personas. En su lugar, le animó a él y a sus principales cargos a subir al barco con sus esposas para comer. El Adelantado ordenó a sus soldados sentarse alternadamente con los nativos. El barco zarpó, pero ante el nerviosismo de los nativos, el intérprete les dijo que era únicamente para que no subiera más gente, pues la embarcación podía volcar.
Tras comer en abundancia, cuando el cacique quiso irse, el Adelantado le contó que el rey de España le había mandado a recuperar a los españoles naufragados y que lo mataría si no cumplía su misión. Entonces, hizo traer a cinco mujeres y tres hombres, que lloraron de alegría, aunque también lamentaban los niños que iban a dejar atrás. Además, el cacique le anunció que en tres meses traería a otros dos hombres y una mujer que estaban tierra adentro.
Las relaciones con el cacique Carlos se mantuvieron, no sin cierta desconfianza, pues los náufragos le contaron que querían matarle. No obstante, volvió a comer con él, acompañado por 200 arcabuceros, una bandera, dos pífanos y tambores, tres trompetas, un arca, una vihuela arqueada, un salterio y un enano que cantaba y bailaba. La comida fue celebrada en el hogar del cacique, que estaba a una distancia de dos disparos de arcabuz o de sus 200 arcabuceros en fila de la costa, en lo que hoy es el Parque estatal arqueológico de Mound Key. Estos recibieron la orden de quedarse fuera, preparados para cualquier incidente. El cacique estuvo acompañado por 50 hombres y 50 mujeres, entre los que se encontraban muchos familiares del cacique, rodeados en el exterior por 500 niños y adolescentes. Los asistentes comenzaron a cantar, el Adelantado recibió a la hermana del cacique, de unos 35 años, como esposa y se intercambiaron bienes y alimentos, como pescado, ostras, galletas,vino, sirope de caña, conservas y pasta de membrillo. Entonces, tras tocar las trompetas, comenzó a bailar el enano y unos cinco o seis hombres comenzaron a cantar. Tras ello, el cacique solicitó que tocaran los instrumentos y cantaran hasta que se fueran. Así lo hicieron, hasta que terminaron de comer y recoger la mesa. El cacique le invitó a quedarse, pues si no se quedaba con su esposa, sentirían que la habría rechazado, pero este se zafó explicándole las complejidades del cristianismo, a lo que este, incrédulo, aceptó que se la llevaran en el barco.
A pesar de todo, las buenas relaciones no duraron. La hermana de Carlos, bautizada como Antonia, volvió, Carlos fue asesinado en 1567 y también su sucesor Felipe en 1569, por lo que los calusa quemaron el pueblo para alejarlos.
Fuente
- de Merás, G. S. (2020). Pedro Menéndez de Avilés and the conquest of Florida: a new manuscript. University Press of Florida.