¿China descubrió América antes que Cristobal Colón?


Cuando Cristobal Colón descubrió América, cambió el mundo. Es cierto que Leif Erikson había llegado antes o que los nativos ya estaban allí, pero es innegable la revolución comenzada en 1492. Durante siglos, otros países quisieron repartirse el pastel americano, sin dejárselo todo a España y Portugal, o encontrar rutas alternativas a las indias orientales. En cambio, en tiempos modernos, sin nada más que hacer, tocaba atribuirse el mérito de haber llegado antes...y aquí entra China.

El océano Pacífico es aún mayor que el Atlántico, pero con las inmensas rutas realizadas por los polinesios y tan solo teniendo a Japón frente a sus costas, es natural preguntarse por qué China no realizó el gran viaje.

El gran viaje chino


En el 2002, Gavin Menzies publicó 1421: the Year China Discovered the World/1421: the Year China Discovered America. En él aseguraba que, cumpliendo las órdenes del emperador Zhu Di, la expedición del explorador Zheng He (1371-1433) había visitado todo el mundo, salvo Europa, entre 1421 y 1423 con unos 25 a 31 barcos con 7000 personas cada uno. Aseguró que fundaron colonias en Australia, Nueva Zelanda, la Columbia Británica, California, México, Puerto Rico y Rhode Island, introduciendo caballos al continente americano, arroz a California, pollos a Sudamérica, café a Puerto Rico, perezosos gigantes a Australia, nutrias marinas a Nueva Zelanda y maíz a las Filipinas. A su vez, también cazaron morsas y fundieron cobre en Groenlandia, visitaron los palacios y templos mayas de Palenque, minaron plomo y salitre en Australia y establecieron puestos comerciales de diamantes en el Amazonas y sus afluentes.

Todo esto lo cuenta como una arriesgada aventura personal siguiendo un elusivo rastro que solo él ha podido reconocer y que los expertos, incluso aquellos en China, han ignorado a pesar de tenerlo delante de sus narices. Además, lo complementa con un abrumador cúmulo de pruebas de todo el mundo y acusaciones hacia los investigadores occidentales de eurocentrismo y de acomodarse, impidiendo aceptar el cambio de paradigma. Este comportamiento sigue un patrón habitual que ya cumple el siglo, como la mescolanza de "pruebas" de Margaret Murray, tan grande y dispersa que nadie podría descubrir y estudiar por su cuenta, o las clásicas acusaciones de los autores de tecnología extraterrestre.

Aunque referencia sus afirmaciones, es frecuente que estén presentes para aparentar, a menudo mal citadas y con fuentes que no hablan o contradicen aquello que quiere apoyar. Su visión es historia alternativa, no porque ofrezca una nueva perspectiva, sino porque crea un mundo que no encaja con la realidad. Sobredimensiona los barcos y sus capacidades, malinterpreta sus fuentes y cuenta un viaje imposiblemente peligroso de 64 000 km, rodeando todos los continentes, entre marzo de 1421 y octubre de 1423. Son unos 70 km diarios siempre y cuando mantenga el ritmo y nunca se detenga, ni con el hielo en el Ártico ni viajando por zonas desconocidas. En este viaje, Zheng He volvió a Nanjing en septiembre de 1422 (no en noviembre de 1421), dejando a sus subordinados continuar el viaje. Si aceptáramos el texto de Menzies, por el que el viaje asiático de Zheng He hubiera durado lo mismo que aquel por el resto del mundo, habrían necesitado, como mínimo, duplicar la velocidad. No estamos hablando de 140 km/día, porque, aunque la orden de zarpar fue en marzo de 1421, no lo hicieron hasta el año siguiente y los últimos barcos volvieron a China el 8 de octubre de 1423. Cumplir esa ruta requeriría viajar por encima de la capacidad de los juncos chinos.

Cuando las fuentes de aquellos que acompañaron a Zheng He no apoyan la tesis de que el viaje continuara por todo el mundo, Menzies declara que no realizaron el viaje completo, sin aportar pruebas que lo corroboren. Además, manifiesta que los funcionarios destruyeron en 1477 muchos de los documentos sobre la expedición para evitar que se repitiese, pero la realidad es que la expedición está bien documentada.

Aparte de esto, incorpora a Niccolò di Conti como una pieza fundamental en el relato, pues es malinterpretado para dar relevancia a los viajes chinos. Combina fuentes incompatibles, llega a conclusiones sin conectar bien las premisas, reitera que viajó en la expedición china y asegura que, a través de él, influyó en la cartografía europea. Esta idea le sirvió para su siguiente libro 1438: The Year a Magnificent Chinese Fleet Sailet to Italy and Ignited the Renaissance (2008), donde los chinos cruzaron por el canal de Suez, cuyas obras comenzaron en 1859.

Cada vez que el autor se encuentra con un hueco en su teoría, lo rellena con una suposición sin base o, por el contrario, asume que la única opción posible es la participación de los tripulantes de esta expedición. De esta manera, siempre se puede forjar una explicación que encaje. Menzies deja volar a su imaginación, los responsabiliza de construcciones piramidales, de ser reconocidos como extraterrestres, de desalinizar el agua de mar o de entrenar nutrias para pescar. En 500 páginas tiene sitio para contar cualquier cosa y se necesitaría un libro igual o mayor para enumerar cada disparate y explicar por qué lo es.

El mapa de Zheng He


A medio camino entre la publicación de sus dos primeros libros, anunció un hallazgo extraordinario  con la típica estrategia comercial en este tipo de "descubrimientos". En vez de compartirlo primero con la comunidad científica, que podía haber detectado el engaño, decidió que era mejor promocionarlo para el gran público. Es el plan ideal en los timos pues, aunque salga mal, siempre se habrá creado un remanente de crédulos que comprará las acusaciones de que quieren silenciar la verdad y, lo más importante, también sus libros. Así, mostraría el mapa en una entrevista el 19 de noviembre del 2005 en el Shenzhen Economic Daily y el 12 de enero del 2006 en un artículo de Stephen Fay en The Economist. Este mapa, posesión de Liu Gang, fue expuesto para Friends of the National Maritime Museum en Greenwich el 17 de enero del 2006.

Datación

El siguiente paso habitual es intentar darle credibilidad, por lo que no podía faltar la prueba del carbono-14 y encontrar, de forma muy selectiva, a los expertos que le bailasen el agua. En una conferencia en una librería de Pekín marzo del 2006, Gavin Menzies, Liu Gang y Gunnar Thompson, autoproclamado consultor cartográfico del equipo, mostraron que la prueba del carbono-14 realizada en el laboratorio de la Universidad de Waikato, Nueva Zelanda, arrojaba que el fragmento del mapa era del siglo XVIII. 

El mapa titulado "Mapa general de la geografía completa de todo bajo el cielo" (天下全輿總圖, Tian-xia quan-yu zong-tu) indicaba que, según el texto en la esquina inferior izquierda, había sido copiado por Mo Yi-tong el segundo mes de primavera del año kui-wei del reinado Qian-long (1763) a partir de otro del año 16º de reinado Yong-le de la dinastía Ming (1418). Según Liu Gang, los textos con bordes rojos supuestamente estaban en el original. En el rectángulo rojo bajo California, el supuesto autor original dice: "En el 13º año del reinado Yong-le [1415], seguí al enviado principal, el director eunuco Ma San-bao [Zheng He], y a otros a Bengala y otras tierras bárbaras hasta Hormuz y países semejantes, para leer las proclamas reales y conferir recompensas. En el año 16º, regresé a la capital".

¿Respaldaba esta prueba el relato? Pues fallaba en varios puntos importantes, empezando con que el viaje por todo el mundo fue en 1421 y el mapa supuestamente tenía tres años menos. En el secretismo conveniente que muestran estos timos, no dijeron de qué parte tomaron la muestra ni por qué esta no tenía tinta ni otros detalles identificativos. En mayo del 2006, aunque el presidente del Australian Map Circle, Michael Ross, pidió a Liu Gang pruebas de que la muestra provenía del mapa, no obtuvo respuesta.

Expertos

Gunnar Thompson y Liu Gang participaron en la lista de discusión MapHist en abril y mayo, donde el primero afirmó que los dos hemisferios derivaron de la iconografía taoísta, que luego copiaron los europeos. Ambos la abandonaron cuando los historiadores comenzaron a desmontar sus burdas mentiras, lo que también hicieron individualmente en febrero y marzo Jin Guo-ping, Hou Yang-fang, Zhou Zhen-he y Gong Ying-yan.

Los verdaderos viajes de Zheng He

Zheng He realizó siete viajes (1405-1407, 1407-1409, 1409-1411, 1417-1419, 1421-1423) y 1431-1433) durante el primer tercio del siglo XV. Tenemos referencias suyas en el Ming shi-lu (1368-1644) y en el Ying-yai Sheng-lan (1451) de Ma Huan (马欢), el Xingcha Shenglan (1451) de Fei Xin (費信) y Xiyang Fanguo Zhi (1434) de Gong Zhen (鞏珍), quienes les acompañaron en sus viajes. Sus flotas partieron desde China oriental al sudeste asiático, el sur de Asia, Oriente Medio y la costa oriental de África, conservándose las descripciones de lo que vieron.

Errores


El formato del mapa sigue el estilo de los mapas renacentistas europeos del siglo XVI, con China en el centro, como los mapas jesuitas. Hasta la llegada de los misioneros en el siglo XVII, los mapas chinos no mostraban el mundo como una esfera ni tenían conocimiento sobre las proyecciones, aunque Menzies asegurara en una visita a Nueva Zelanda que fueron pioneros en señalar la latitud y longitud.

Por otra parte, si fue trazado por viajeros marinos, ¿cómo lograron dibujar los ríos pero dejaron California como una isla? ¿Cómo pudieron encontrar un río que cruzara los Andes desde el Pacífico pero no el Amazonas, donde dice que tenían puestos comerciales, ni Río de la Plata? ¿Cómo cruzaron el Viejo y el Nuevo Mundo, no solo por el sur, sino también por el norte, si en el siglo XIX aún había problemas para hacerlo? Además, ¿desde cuándo los chinos bordean en rojo los textos de las obras originales? ¿Por qué China está tan poco detallada como el resto del mundo? ¿Y por qué ninguna fuente menciona ni al mapa ni a Mo Yi-tong?

Textos

Los sinsentidos aparecen en el propio texto. Quan yu ("Geografía completa") y zong tu ("Mapa general") no solo no aparecen nunca juntos sino que quan yu nunca se usó en descripciones cartográficas chinas. El nombre del mapa original tiene una errata, estando escrito shi-gong-tu (識貢圖), cuando debería ser zhi-gong-tu (職貢圖), que es un género de descripción e ilustración de afluentes, pero no de mapas, atestiguada desde la dinastía Liang (502-557). La confusión tiene sentido en el dialecto de Shangái moderno, pero no queda ahí la cosa. Los caracteres de los textos son simplificados, lo que habría supuesto una escritura informal inadecuada.

El texto supuestamente original llama a Zheng He, originalmente Ma, por su nombre de eunuco, algo impensable, porque Yong-le le otorgó el apellido Zheng. En Europa del este, dice que sus gentes veneran a Shang-di en la religión Jing, cuando esta es una denominación que adoptaron los jesuitas para el dios cristiano y el nestorianismo ("Jing") no se reconoció como una rama del cristianismo hasta comienzos del siglo XVII. Al norte de India, dice que adoran a Mahoma (con la escritura moderna 莫哈莫德, "Mo-ha-mo-de"), en vez de Alá.

Tampoco parece acertar con las localizaciones dentro y en torno a China bordeadas en rojo. Llama Gao-li a Corea y Annam a Vietnam, cuando el primero era Chao-xian y el segundo parte de la provincia china de Jiao-zi. Las provincias de Hubei y Hunán no existían, sino que eran partes de Hu-guang. Taiwán era un tributario de la dinastía Ming, pero no se llamaba Ryukyu. Es incoherente que haya un "gran océano Qing" junto a China varios siglos antes de la dinastía Qing (1644-1912). Por último, el término zhi-li ("zonas de la capital") se creó en 1421 para designar la nueva capital de Pekín.

Anacronismos


En el Himalaya, señala el "número uno", indicando la montaña más alta, cuando no se midieron todos los picos del mundo hasta el siglo XIX. Asegurando que son muestras de su veracidad, el propio Liu Gang señaló que puede verse la placa Amery en la Antártida, que no apareció en los mapas hasta la década de 1960, o las islas Kerguelen, descubiertas por Yves Joseph de Kerguelen de Trémarec en 1772.

En definitiva, este mapa, que Liu Gang dice que compró en Shangái en el 2001 antes de percatarse de su "verdadero valor" es una baratija chapucera con apariencia y olor a viejo. No es distinto a cualquier suvenir para turistas. En cuanto a Gavin Menzies, sus obras son un catálogo de disparates pseudohistóricos con tanta ficción como las obras de Dan Brown. En vez de ayudar a conocer la historia, siembra ignorancia y desconfianza.

Fuentes

  • Finlay, R. (2004). How not to (re) write world history: Gavin Menzies and the Chinese discovery of America.
  • Wade, G. (2007). The “Liu/Menzies” world map: A critique. e-Perimetron, 2(4), 273-280.
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