¿Se cumple la ley de titulares de Betteridge?

Fondo con líneas blancas y azules y la palabra "No".

En el 2009, Ian Betteridge aseguro en su blog Technovia que, cuando un titular acaba en un signo de interrogación, se puede responder con "no". Esta máxima se bautizó como la ley de Betteridge, que ha sobrevivido como curiosidad o para intentar publicar comentarios sagaces, pero que por su uso sin criterio tan solo demuestra desgana y desprecio.

El primer problema de la ley reside en su limitación a preguntas polares, es decir, aquellas que únicamente se responden con un sí o un no. Salvo que las preguntas o los temas se escriban al azar, cabe esperar que la respuesta se incline hacia una de las dos opciones, sin que esto precise ningún significado especial. De esta manera, es fácil crear una ley y que aparente ser cierta, como si fuera ineludible en el momento de colocar el signo de interrogación.

El problema del ciberanzuelo (clickbait)

Un hombre pescando y otro sentado con un ordenador portátil.

La idea en sí no es mala. Fue una llamada de atención a la práctica de ciberanzuelo, titulares llamativos que generan una expectativa que no se cumple, haciendo perder tontamente el tiempo. Sin declararlo públicamente, estos titulares pueden plantear una posibilidad atractiva, inesperada, imposible o que refuerce una idea preconcebida del lector, especialmente cuando contradice el consenso. Por su naturaleza, pueden dejar la pregunta abierta. Es una estrategia perfecta cuando no se quiere decir algo y, para evitar una respuesta negativa, tan solo se sugiere, se deja caer. En otras palabras, es un medio adecuado para el terrorismo estocástico, donde no se incita directamente un acto violento contra una persona o grupo, sino que se calientan los ánimos para que alguno cumpla este objetivo por su cuenta. También es útil cuando se quiere propagar desinformación, planteándose una mentira como una posibilidad real (p.ej. "¿Existe el monstruo del lago Ness?").

La dificultad de este problema radica en la elusividad del concepto de ciberanzuelo. En la práctica, es complicado delimitar dónde está el límite que permita identificarlos sin lugar a dudas. Muchos titulares que sigan esta mala práctica estarán formulados como una pregunta, pero no es una característica clasificatoria. Los titulares más cansinos, como "y no te creerás qué pasó después", no son preguntas. También abundan artículos con titulares provocativos que ofrecen exactamente lo que prometen, aunque sean de escaso valor y equivalentes a la telebasura. En definitiva, se podría decir que son productos cutres sin apenas trabajo ni más intención que atraer la atención, sin preocuparse por las consecuencias o los planes a largo plazo.

Esta perspectiva es dañina para todos, pues cuando la fórmula se gasta, la extensión de sus acciones afecta a los demás medios. Son como una plaga que arrasa con los recursos de un ecosistema. Aunque desaparezca, ha producido un daño que tardará en repararse. En internet, puede que los medios que abusen del ciberanzuelo desaparezcan tras su apogeo, pero el engaño tan solo cambia de forma.

Al empezar, señalaba la presencia de comentarios de internautas que intentan disfrazar su desgana e ignorancia con una supuesta sagacidad. En este caso, se observa que confunden el atractivo o las preguntas con el ciberanzuelo. Se puede crear un titular con el sujeto y el predicado, añadiendo adjetivos únicamente cuando sean necesarios, sin hacer valoraciones y describiendo sin más la situación. Eso sería perfecto. De hecho, yo mismo procuro eludir los adjetivos o a veces no se me ocurre nada más elaborado. Sin embargo, se olvida que se escribe para ser leído por humanos, que llegan generalmente por los buscadores. Aunque estos funcionen perfectamente, el lector va a tender a visitar aquel enlace que coincida consigo mismo, sea porque se hace su misma pregunta o trate una idea común, o aquello que se aleje de la norma, pues no se ha perdido nada en algo que ya conoce. Hacer un artículo titulado con una pregunta o con un reclamo no es un ciberanzuelo si ofrece lo que promete o más. De hecho, en artículos científicos, donde se aconseja ser concisos, claros y descriptivos, hay una tendencia a llamar la atención o hacer reír con el título para destacar, sin que eso suponga que el resto de la publicación carezca de mérito.

La respuesta te sorprenderá


Dicho esto, donde el problema aludido por Betteridge es parte de uno mayor, la realidad es que su ley es proclive a malentendidos. En primer lugar, porque la tendencia a que la respuesta sea "sí" o "no" no implica una consecuencia negativa, pero, lo que es más importante, su planteamiento excluye la ausencia de respuestas. Esa ausencia de respuesta puede ser porque es un área de interés donde no se ha podido llegar a una conclusión o porque ni se pretende responder. Tan solo en el segundo caso puede ser deshonesto. En ámbitos académicos es habitual usar el condicional porque siempre se abre la puerta a precisar o revisar lo conocido, pero eso no implica ninguna desfachatez.

Estos no son los únicos casos donde falla la ley de Betteridge. El titular puede ser una llamada al lector, donde el redactor no puede responder por él y, por tanto, aunque fuera una pregunta polar, el artículo ni siquiera necesita responderla. En general, se pueden incluir todas aquellas que no esperan respuesta, como las preguntas retóricas. Además, también se pueden usar preguntas que puedan ser respondidas tanto por "sí" como por "no". En preguntas que cumplan todos los requisitos, un lector ignorante podría aplicar la ley de Betteridge y responder con un "no", cuando la respuesta es "sí", perdiendo información que podría serle útil.

Aunque la ley de Betteridge pretende cubrir el extenso dominio de los titulares interrogativos, tiene tantas excepciones que se queda con una pequeña parcela donde su afirmación puede cumplirse con facilidad por pura suerte. Incluso si ese fuera el caso, no acierta a señalar artículos de poca calidad. Por eso, resulta paradójico que, ante la pregunta "¿se cumple la ley de titulares de Betteridge?", la respuesta sea que probablemente no.

Fuentes

  • Poole, B. (2023). Should we regard question-based media headlines as clickbait?: A discussion of Betteridge's Law and related issues. English Today, 39(1), 41-46.
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