La chinche que se creyó 16 especies distintas

Hembra de Tectocoris diophthalmus atendiendo a los huevos.

Las discusiones taxonómicas pueden ser eternas, lo que puede llevar que una especie, género u otro taxón tenga distintos nombres a sinonimizar. El problema puede ser mayor si no hay consenso en cómo se ordena su clasificación. La chinche arlequín del hibisco o del algodón (Tectocoris diophthalmus) es una especie con denominaciones supernumerarias, pues fue considerada 16 especies distintas.

Breve presentación 

Dos Tectocoris diophthalmus, uno azulado y otro verdoso.

Esta es una chinche metálica (Scutelleridae) del este y norte de Australia, Insulindia y, a pesar de la distancia, son nativas de las islas de Lord Howe y Norfolk. Se trata de una especie que habita y se alimenta de las malváceas. Debe su nombre común a la majagua común de Cuba (Hibiscus tiliaceus), donde es más habitual encontrarla y que, a pesar del nombre, es nativa del Indopacífico. También siente preferencia por otras malváceas nativas, como el roble blanco de Queensland (Lagunaria patersonia), el árbol de fuego illawarra (Brachychiton acerifolius), el kurrajong o árbol botella de hoja ancha (Brachychiton australis) y el árbol botella de Queensland o de hoja estrecha (Brachychiton rupestris), o importadas, como el algodón de tierras altas (Gossypium hirsutum). 

A diferencia de otras chinches metálicas, que se alimentan de las semillas en la planta o en el suelo, consume exclusivamente las partes reproductivas y vegetativas de la planta. Además, las hembras protegen los huevos que colocan en pecíolo de las hojas, facilitando su supervivencia. Como aparte se mueven en grupos densos, se consideran una plaga.

Polimorfia 

Grupo de ninfas de Tectocoris diophthalmus de muchos colores.

En las chinches metálicas, su color permite identificarlas, pero su polimorfia provocó que se creyera que se trataba de 16 especies diferentes, en distintos géneros, y con sus propias subespecies. Esta chinche no tiene exclusividad en el polimorfismo. En el caso de la mariquita asiática multicolor (Harmonia axyridis), sus opciones se determinan entre dos de tres colores (rojo, naranja y/o negro), la presencia de manchas (puede tenerlas o no) y la extensión de dichos colores cuando hay manchas. En cambio, en estas chinches, los machos pueden ser ser mayoritariamente naranjas a azul oscuro iridiscente, con detalles verdes. Aunque las hembras son más pálidas, igualmente presentan color azul. A su vez, las ninfas tienen su propia selección y distribución de colores.

Descripción múltiple

Tres insectos con el mismo nombre 

Tectocoris diophthalmus adulto con bordes exteriores y manchas interiores iridiscentes, con el resto naranja.

Todo comienza con el entomólogo Johan Christian Fabricius (1745-1808), quien la describe en 1781 llamándola Cimex lineola. Este sería el primer problema. Su maestro Linneo usó ese mismo nombre en la página 445 de la décima edición de Systema Naturae (1758) para referirse a otro hemíptero, hoy conocido como Largus lineola. A Fabricius le gustaría este nombre o tuvo tanto trabajo que ni se acordaba de los que usaba, pues en 1987 volvió a utilizar el nombre Cimex lineola. Este tercer C. lineola sería renombrado como Cimex lineolaris por William Turton en 1802, conociéndose en la actualidad como Maccevethus caucasicus.

Por lo tanto, Fabricius logró por su cuenta que hubiera tres hemípteros distintos con el mismo nombre, dos descritos por él. El de Linneo estaba primero, por lo que el resto debía cambiar. Pero antes de que cualquiera de los dos se modificara, comenzó la polisemia. Carl Peter Thunberg, quien describió en 1783 en mismo insecto que Fabricius dos años antes, lo bautizó Cimex diophthalmus. Ese mismo año, en Systema rhyngotorum (1803), Fabricius reclasifica (combination nova) a Cimex lineola como Tetyra lineola y añade a Tetyra cyanipes como nueva especie a pesar de que, como ocurría con Thunberg, era la misma.

Un insecto con tres nombres y en aumento 

Estamos empezando el siglo XIX y hemos solucionado los tres insectos con el mismo nombre, pero ahora tenemos a la misma chinche con tres nombres: Cimex diophthalmus, Tetyra lineola y T. cyanipes. Si (Don't fear) the reaper de Blue Öyster Cult estaba necesitada de más cencerro, la chinche necesitaba aún más especies. Llegó Edward Donovan en 1805 y, con su obra de título escueto, aportó su granito de arena con la, ya vieja, nueva especie Cimex banksii.

Por un tiempo, la situación se quedó tranquila con cuatro especies en dos géneros. Únicamente Johann Friedrich Wolff citó a Fabricius para ilustrar y describir en alemán a T. cyanipes en 1811. En adelante, esta dinámica es común. Unos simplemente mencionan las especies en las clasificaciones, mientras otros sinonimizan, la cambian de género o añaden nuevas especies y subespecies. En 1822, Johann Friedrich von Eschscholtz introduciría el quinto nombre: Scutellera schönherri, latinizado como schoenherri. Hermann Burmeister la citaría en su lista de especies en 1835.

En 1834, Carl Wilhelm Hahm reclasificó la especie de Thunberg y la segunda especie de Fabricius, para este insecto, como Tectocoris diophthalmus y Tectocoris cyanipes, respectivamente. El primero es el nombre binomial con el que sigue conociéndose actualmente, pero el citado Burmeister reclasificaría a Tec. cyanipes como Scutellera cyanipes. Como llevaban más de una década sin una nueva especie, en 1835, Jean Baptiste Alphonse Dechauffour de Boisduval añadió a Scutellera cyanipoda y Scutellera tongae y, en 1837, John Obadiah Weswood incorporaría a Tectocoris gambiae. Es decir. para entonces pasaron de cinco especies a ocho para, recordemos, la misma chinche. Recordemos, de momento tenemos Tectocoris diophthalmus, Tetyra lineola, Scutellera cyanipes, S. schoenherri, S. cyanipoda, S. tongae, Tectocoris gambiae y Cimex banksii.

Uno o dos nombres pero con variedades 

Tectocoris diophthalmus adulto azul con manchas negras, naranjas y celestes.

El género Cimex era un cajón de sastre donde, especialmente entre los tres mencionados primero, ni se parecían. Por ello, Félix Édouard Guérin-Méneville reclasificaría y describiría el Cimex banksii de Donovan en 1838 como Scutellera banksii. Atendiendo al comentario de Bernt Wilhelm Westermann de que los distintos sexos se estaban clasificando como especies diferentes y que en el Museo de Berlín había especímenes en transición, Ernst Friedrich Germar sería el primero que intentaría arreglar el embrollo en 1839. Por un lado, repasaría los nombres pasados y sinonimizaría a Cimex diophthalmus (Thunberg), Tetyra cyanipes (Fabricius), Tectocoris cyanipes (Hahm) y Scutellera cyanipes (Burmeister) con Scutellera banksii, que ese mismo año describiría Gottlieb August Wilhelm Herrich-Schäffer. Al Tec. diophthalmus no lo menciona como sinónimo, aunque debía ser consciente de la reclasificación de Hahm. Por lo tanto, bajamos a siete especies. Al describir a Pachycoris lineola (antes Tetyra lineola), S. schoenherri, S. gambiae (antes Tec. gambiae) y S. tongae, reclasifica a dos.

La tendencia parecía converger en S. cyanipes, a la que Charles Émile Blanchard dio en 1840 a seis variedades (A a la F), donde la C era S. schoenherri y la D se trataba de S. cyanipoda. Señalaba que había formas intermedias que algunos autores valoraban como especies propias, mientras otras no tenían esa consideración. En 1843, Carles Jean Baptiste Amyot y Jean Guillaume Audinet-Serville reducían el género Scutellera a las especies S. cyanipes y S. banksii. Creen errónea la opinión de Germar de que S. cyanipes sea la hembra de S. banksii, pues conservaban grupos del primero de ambos sexos y simplemente eran ligeramente más pequeños que el segundo. En cambio, establecen al C. diophthalmus (Tec. diophthalmus por entonces) como una variedad con dos manchas marrones en el protórax.

Recapitulando, tras llegar a ocho especies, se fueron agrupando, sea en una (S. cyanipes) o dos especies (con S. banksii). Las opiniones sobre el resto oscilaban entre especies o variedades, pero se ponía cierto orden. En 1851, en la revisión de la colección del Museo Británico, William Sweetland Dallas mantiene la clasificación de Amyot Audinet-Serville, pero bajo el género Tectocoris. A S. Schönherri, S. tongae y S. cyanipoda las considera variedades de Tec. banksii, manteniendo a C. diophthalmus como variedad de Tec. cyanipes.

Tras esta pequeña perturbación, continúa el periodo de estabilidad. Como ocurriría con mayor asiduidad en el siglo XX, especialmente al afectar al algodón, se estudian y comunican más detalles que su aspecto y taxonomía. En 1855, el sacerdote Jean Xavier Hyacinthe Montrouzier publica las especies que recogió en Nueva Caledonia y alrededores, donde incluye más de 300 especies, 180 de ellos coleópteros y muchos de ellos inéditos. Entonces comenta el cuidado maternal del Scutellera banksii. En su lista de hemípteros de 1858, comienza por esta chinche que vio en hibiscos, indicando que las hembras suelen ser azules y los machos amarillos, pero hay excepciones frecuentes con ambos colores. Ese mismo año, Niklas Westring informó de sus estridulaciones. Montrouzier introduciría una errata en 1861 con Tectocoris bancksii

En 1863, Samuel Constantinus Snellen van Vollenhoven continuó la tendencia taxonómica, donde convergían en Tectocoris cyanipes y el resto eran sinónimos o variedades. No fue así con Gustav Mayr, quien en 1866 dio la vuelta a la sartén y sinonimizó todo con Tectocoris diophthalmus: por supuesto, Cimex diophthalmus; a continuación, todos los cambios de cyanipes, es decir, Tetyra, Tectocoris y Scutellera; lo mismo con banksii, es decir, Cimex banksii y Scutellera banksii; por último, las que quedaron como variedades, como Scutellera schoenherri, Scutellera cyanipoda y Scutellera tongae. Si preguntáis por la Tectocoris gambiae, que llevo rato sin mencionar, todavía queda una década para que se acuerden de ella. En resumen, dejó al insecto con un solo nombre y el resto eran sinónimos antiguos que no dependían de su aspecto.

Reviviendo el problema 

Ninfas rojas y negras de Tectocoris diophthalmus.

Si has llegado aquí, pensarás que es una historia densa pero que se confina a un pasado lejano y que todo se resolvió entonces. Para nada. No lo hizo ni en el siglo XIX ni en el XX, a pesar de ser un asunto arrastrado desde finales del siglo XVIII. ¿Qué podría dar al traste con esta acertada solución? ¿No te lo imaginas? ¿Alguien lleva tiempo echando de menos aquello que ocasionó este caos? Porque, efectivamente, lo que llegó fue, no una, sino otras tres especies de exactamente el mismo bicho.

Sería obra de Francis Walker en su catálogo de hemípteros del Museo Británico, publicado en 1867. En su primer volumen, empezó deshaciendo el progreso de Mayr, recuperando al Tectocoris cyanipes y Tectocoris banksii, sinonimizando a este con Tetyra lineola (olvidando o ignorando que entonces se llamaba Pachycoris lineola) y enumerando la procedencia de los especímenes. A continuación propone a sus tres especies: Tectocoris pusillus, Tectocoris obliquus y Tectocoris amboinensis. Con todo, no lo hace manera firme. Deja a futuras observaciones si el Tec. pusillus se diferencia del Tec. banksii, encuentra mucho parecido entre el Tec. amboinensis y el Tec. cyanipes y al Tec. obliquus lo distingue de este último simplemente por ser ligeramente más pequeño.

Un nombre, pero distinto  

En 1871, Carl Stål primero siguió a Mayr con Tectocoris diophthalmus, pero creando dos subespecies, Tec. d. rufus y Tec. d. tagalicus y reclasificando al anterior S. schoenherri como Tec. d. schoenherri. Eso cambia en 1873, cuando la especie es Tectocoris lineola y recupera las 6 variedades (A-F), donde incluye a todas las que se consideraban especies, diferenciando también por sexo. En su caso, recuerda tanto el nombre Pachycoris lineola en los sinónimos como a Tectocoris gambiae.

Se logró tal estabilidad que, para 1893, Lucien François Lethierry y Guillaume Severin tan solo recogían lo propuesto por los dos últimos entomólogos mencionados. La única diferencia es que las especies de Walker quedaban registradas como variantes adicionales de Tec. lineola. En 1907, William Lucas Distant reconoce que Tec. lineola ha llegado a ser reconocida como ocho especies, que varía mucho en tamaño y color y se extiende desde el norte de Nueva Gales del Sur a Queensland, Australia, hasta Nueva Caledonia y China. 

Frederick Parkhurst Dodd volvió a reflejar su cuidado materno en 1904, esta vez con Tectocoris lineola banksi. En 1909, George Willis Kirkaldy recuperó al Tectocoris diophthalmus con dos subespecies: Tec. d. cookiana, sinónimo de Tet. cyanipes, y Tec. d. venusta, sinónimo de S. cyanipoda.

La plaga recupera un nombre y lo convierte en el principal 

Durante el siglo XX, se estudiaría a fondo por su condición de plaga de la planta del algodón. En estos estudios, el nombre utilizado no era Tectocoris lineola, sino Tectocoris diophthalmus. El último nombre nuevo fue Tectocoris purpureus en un estudio de 1985 sobre su química glandular, pero fue un error. Tectocoris diphthalmus fue el principal nombre usado durante el siglo XX y el primero que englobó a todas las "especies", sin ninguna subespecie o variante. En el 2006, finalmente se acabaría con cualquier ambigüedad y este sería el nombre definitivo.

¿Por qué tanta variedad? 

Tres Tectocoris diophthalmus en torno a una fruta. Dos verdes y el tercero verde y naraja.

Su base es naranja, pero difiere en la presencia o extensión de la superficie iridiscente azul-verde. La intensidad del color naranja no es constante, pues depende de la concentración de eritropterina, un pigmento rico en nitrógeno que podrían obtener a través de su alimentación. El color de la iridiscencia depende del grosor de las capas proteicas reflectoras epicuticulares, donde la melanina está presente en capas alternas, y este grosor depende principalmente del sexo, aunque no parece que exista selección sexual al respecto. Este color iridiscente parece tener una relación inversamente proporcional con la temperatura.

Las diferencias en su aspecto apuntan a métodos de defensa adaptados a distintos depredadores. Ante un artrópodo, como una mantis, se benefician de mostrar poca iridiscencia, pues no captaran el color naranja. En cambio, las aves muestran aversión al alto contraste de luminancia, por lo que, desde ciertos ángulos, la iridiscendia generaría rechazo a las aves que desconozcan a esta chinche. Las longitudes de onda de los colores de los parches iridiscentes no se superponen con el color naranja-rojizo. La presencia de parches iridiscentes en una superficie naranja produciría una especie de mimetismo mülleriano, que es cuando dos especies peligrosas o desagradables se imitan entre sí, advirtiéndolo con su aspecto. En un insecto sin defensas activas, esta diversidad puede ser la clave de su supervivencia. 

Fuentes

  • Cassis, G., & Vanags, L. (2006). Jewel bugs of Australia (Insecta, Heteroptera, Scutelleridae). na.
  • Cassis, G., & Gross, G. F. (2002). Zoological Catalogue of Australia. Volume 27.3 B, Hemiptera: Heteroptera (Pentatomomorpha) (pp. xiv+-737).
  • Fabricant, S. A. (2013). Causes and consequences of colour variation in Tectocoris diophthalmus (Heteroptera: Scutelleridae) (Doctoral dissertation, Macquarie University).   
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