La homosexualidad en los pueblos azteca y mesoamericanos
Hoy en día la homosexualidad es un tema que despierta una gran disparidad de opiniones. El pasado no fue distinto, con diversas actitudes según la época y lugar. Teniendo en cuenta que los aztecas o mexicas y otros pueblos mesoamericanos vivieron aislados de las culturas del viejo mundo, ¿eran sus posturas más abiertas hacia la homosexualidad, aún más duras o variadas según el ámbito?
Antes de repasar los textos conservados, tenemos tener en cuenta que nuestros conocimientos sobre los pueblos precolombinos están limitados por el enfoque de los textos que han llegado a nuestros días. No es sencillo determinar hasta que punto están influenciados por el cristianismo. Por otra parte, otra dificultad radica en tratar de encontrar nuestra concepción actual de la homosexualidad en fuentes de hace cinco siglos de una cultura distinta a la nuestra.
En ninguno de los dos casos se habla aún de los mexicas, sino de los habitantes de la costa del Golfo. Cortés aún no había tenido contacto siquiera con los tlaxcaltecas, asentados en el actual estado de Tlaxcala, y Díaz se sitúa en Cempoala, en el actual estado de Veracruz. Aunque fueran súbditos y tributarios de los aztecas, eran parte de los totonacas, otra etnia diferente. Aunque pertenezcan a la esfera cultural mesoamericana y compartan prácticas con sus vecinos nahuas, no se puede asegurar que coincidan sus ideas sobre la homosexualidad. Además, los totonacas son un pueblo muy poco estudiado.
El misionero Toribio de Benavente (1482-1569), conocido como Motolinía, fue uno de los doce primeros franciscanos que llegaron a la costa mexicana pocos años después de la conquista, escribiendo la obra académica más antigua sobre las culturas y lenguas mesoamericanas.
Los habitantes de Texcoco eran acolhuas, un grupo étnico que, como los mexicas, migraron al valle de México desde el árido norte tras la caída de los toltecas. A diferencia de los mexicas, fueron parte de una migración anterior, la del famoso líder chichimeca Xólotl. Los documentos acolhuas trazan su linaje directamente a Xólotl o a un compañero de este a quien se le otorgó la tierra que formaría el territorio acolhua. Con un linaje e historia más antiguos en el valle, los textos acolhua muestran cierto resentimiento. En particular, aquellos escritores interesados en mostrar como su ciudad, más que Tenochtitlán, había sido el centro cultural del mundo azteca, considerando a los mexicas como unos hermanos menores domados por el estilo sofisticado de los acolhuas. Por ello, Texcoco debía ser equiparada con Tenochtitlán en vez de ser una subordinada, con todo lo que ello implica.
Para ello volvemos la tema que nos ocupa. Los texcocanos querían distanciarse de las prácticas "abominables" y "antinaturales" de los mexicas. Los texcocanos, bajo el mando de Ixtlilxochitl, fueron el único grupo principal de los aztecas en revelarse contra los mexicas, permitiendo con su deserción que los españoles y tlaxcaltecas tomaran las costas orientales del lago Texcoco y tener un trayecto despejado desde las costas del golfo al valle de México. El propio Ixtlilxochitl fue uno de los primeros conversos y un ferviente devoto del cristianismo. Sin embargo, los tlaxcaltecas siguieron recibiendo todo el mérito por su ayuda a los españoles, mientras los mexicas siguieron siendo vistos como los gobernantes de la tierra bautizada en su honor.
A pesar de ello, los escritores texcocanos se esforzaron para mostrar, no solo que su gente era la más cristiana y civilizada, sino que ya lo eran incluso antes de la llegada de los españoles. Por ello, Fernando Ixtlilxóchitl (1568-1648), descendiente de Ixtlilxóchitl, mostró a comienzos del siglo XVII a su famoso ancestro Nezahualcóyotl evitando el sacrificio humano y adorando a un dios único no nombrado, que se implica que es el mismo que el de la Biblia. Enfatiza las proezas judiciales de Texcoco, indicando que su código legal influyó a las demás ciudades aztecas. Juan Bautista de Pomar (1535-1601), un mestizo descendiente de Nezahualcóyotl nacido en la época de los textos de Motolinía, también enfatiza las ochenta leyes de Nezahualcóyotl como base para toda la doctrina legal azteca.
Entre esas leyes estaban las prohibiciones de la homosexualidad, con la pena capital para tales actos. Fernando Ixtlilxóchitl, el más interesado en demostrar la devoción cristiana de su linaje, muestra la ejecución más extrema. El participante activo se ataba a un poste y se enterraba en cenizas. Al pasivo le sacaban los intestinos por el ano y también era enterrado en cenizas. Luego colocaban leña encima y le prendían fuego. Las menciones al ahorcamiento son más frecuentes, mencionado también por Torquemada. Hernando de Alvarado Tezozómoc (1525-1606), descendiente de la dinastía mexica gobernante de Tenochtitlán, que escribió su historia a finales del siglo XVI, también refleja este castigo. A pesar de finalidad de estos textos, se puede aceptar que las ciudades aztecas compartían un código legal común antes de la llegada de los españoles, incluyendo la prohibición de los actos homosexuales y su mayor severidad hacia el sujeto pasivo.
Tezozómoc afirmó también que el líder de la ciudad-estado nahua de Coyoacán obligó a los mensajeros mexicas de Tenochtitlán a volver a casa con ropas de mujer como castigo por su comportamiento agresivo y para advertirles contra la guerra. Al volver los mensajeros, el líder mexica los calmó llamándolos valientes y honorables. Esta historia señala a un discurso que conecta la guerra con la masculinidad en el que el líder de Coyoacán reafirma su masculinidad y altera, a través de sus representantes, la del líder mexica, acto que critica Tezozómoc.
Diego Muñoz Camargo (1529-1599), historiador mestizo de Tlaxcala de finales del siglo XVI con clara influencia española, usó la palabra derivada del árabe bardaje (berdache) para referirse a la figura travestida y de género intermedio. Afirma que los tlaxcaltecas no los castigaban, sino los denigraban como afeminados, tratándolos como mujeres. Según Muñoz Camargo, se burlaban de ellos para obligarlos a mostrar una masculinidad normal.
El problema de estos testimonios se debe a que se plasmaron una generación posterior a la conquista, obra de nahuas cristianizados más interesados en dar una buena imagen de sus ancestros que registrar su historia.
En la década de 1540, el fraile Bernardino de Sahagún (1499-1590) se embarcó en la tarea de registrar tanta información de la cultura nahua como fuera posible. Usó a académicos nahua entrenados y educados en el Colegio de Santa Cruz en Tlatelolco para entrevistar a ancianos y a eruditos nahuas sobre su experiencia y conocimiento. Como las fuentes anteriores, la suya seguía sin ser objetiva, ya que su finalidad era conocer lo suficiente sobre los nahuas para convertirlos al cristianismo más fácilmente. Centrarse en las fuentes tlatelolcas también se considera un sesgo. De esta fuente proviene la afirmación que compara a Hernán Cortés con Quetzalcóatl.
A pesar de ello, ha de reconocerse el valor de sus textos sobre los aspectos mundanos y divinos de los nahuas. En ellos hay una descripción del cuiloni, sodomita o somético.
También hay una descripción de la mujer que realiza actividades masculinas, incluida la penetración, usándose el término náhuatl patlacheh.
Esta variedad de opiniones se debe a las interpretaciones de los textos postconquista, como hemos visto, cada uno con sus intenciones y sesgos. Una de las fuentes principales de estos autores es el Códice Florentino, otro nombre de la obra de Sahagún ya citada, y la otra el Confessionario Mayor de Bartolomé de Alva. Lo que podemos ver es que con el mestizaje de los pueblos también se combinan sus culturas. Para los nahuas, el concepto de pecado les era desconocido. Ante esta dificultad, el clero asoció la sodomía con la religión, los dioses y el sacrificio, situándolo dentro del concepto del pecado. Mientras el concepto de homosexualidad se relacionaba con la cosmología nahua antes de la conquista, con la hibridación se relacionó con la sodomía. Se combinaron nociones europeas e indígenas, relacionándose los rituales y los sacrificios con las ideas católicas del pecado en hombres y mujeres homosexuales.
Los primeros españoles que vieron a grupos muy masculinos practicando asiduamente la sodomía no podían entenderlo, ya que lo asociaban con la feminidad. En algunos comentarios de españoles, indígenas y mestizos, particularmente el fraile Bartolomé de las Casas (1474/84-1566), intentaban razonarlo. Generalmente, se asociaba la sodomía con la afeminación, pero también se aseguraba que los nahuas eran muy masculinos. Es posible que este tipo de reproches, al igual que las menciones a sacrificios, fueran usados para justificar la conquista. Eso explicaría por qué tras esta, el interés español por las prácticas homosexuales decrece, a la vez que se aplica en las menciones a los sucesivos pueblos a conquistar.
Bartolomé de las Casas comparaba a los sodomitas vestidos de mujer con los eunucos, es decir, dañados de alguna manera e incapaces de completar su papel como hombres en una sociedad guerrera. Bartolomé asegura que los mexicas rechazaban la pederastia y los homosexuales que mencionaba actuaban solo entre ellos.
Volviendo a Bernardino de Sahagún, hay otra práctica que se asocia a la sodomía:
El Códice Tudela habla de la relación de la sodomía y los baños de vapor Temazcalli, donde se juntaban hombres con mujeres, mujeres con hombres y hombres con otros hombres. Señala que aquellos que eran sodomitas realizaban las labores femeninas, como hilar y coser, y que los señores tenían uno o dos de ellos para sus vicios. Para los aztecas, estas saunas servían para curar enfermos. Esta información está enmarcada entre las secciones sobre el sacrificio y el castigo de los criminales, por un lado, y el sacrificio y el canibalismo, por el otro.
El Códice Florentino menciona diversos actos sexuales en el culto de varias diosas, pero ninguna deidad fue vista como representación de la idea católica del pecado o de una identidad sexual internalizada. Xochiquétzal se identificaba con distintos actos sexuales, pero, a pesar de las afirmaciones de Clark Taylor, no se asociaba con ninguna identidad sexual ni era una diosa de los homosexuales y de aquellos que realizaban actos sexuales no reproductivos.
En el Códice Telleriano-Remensis, Xochiquétzal se asocia con el exceso sexual, representándose con el pecho descubierto, llorando y sosteniendo un recipiente de (sic) mierda. Los detalles de la imagen señalan desaliño, exceso sexual y prostitución. Los pies y la cabeza girados implicaban una alteración sexual o de género. Un extenso texto náhuatl del siglo XVII la muestra seduciendo hombres.
Por otra parte, tampoco era la principal deidad de la sexualidad y el exceso sexual. Ese papel le correspondía a Tlazoltéotl ("deidad de basura", diosa de las "cosas carnales" según Sahagún), donde vemos el discurso nahua que desprecia el exceso sexual y alaga la moderación. Tlazoltéotl gobernaba sobre los desesos sexuales, desde el acto hasta su confesión. Era capaz tanto de incitar a las personas a participar en actos sexuales, incluso considerados excesivos, como a confesar a los transgresores y perdonarlos. Estas seguían sin ser las únicas deidades asociadas al sexo, pero ninguna conocida lo está con la homosexualidad o cualquier identidad sexual.
Esto se enmarca dentro del complejo tlazolli, que significa "basura, desecho, exceso" pero también "excremento", considerándose como un producto de desecho esencial para la vida. Por lo tanto, la función homosexual era una fuerza disruptiva pero esencial de la sociedad. Era considerada sagrada porque el concepto nahua de sacralidad incluía tanto lo puro como lo impuro. También actuaba como contraste para la masculinidad y feminidad "normales".
En definitiva, a pesar de la diversidad de opiniones sobre los detalles, parece ser que se consideraba un mal menor, necesario, pero indeseable.
Antes de repasar los textos conservados, tenemos tener en cuenta que nuestros conocimientos sobre los pueblos precolombinos están limitados por el enfoque de los textos que han llegado a nuestros días. No es sencillo determinar hasta que punto están influenciados por el cristianismo. Por otra parte, otra dificultad radica en tratar de encontrar nuestra concepción actual de la homosexualidad en fuentes de hace cinco siglos de una cultura distinta a la nuestra.
Perspectiva española
Dicho esto, tenemos varias perspectivas. Los españoles proporcionan los pasajes más concisos, siendo suyos los primeros testimonios. Hernán Cortés (1485-1547), en su primera carta de relación, escribe:[...] porque aun allende de lo que arriba hemos hecho relación á VV. MM. de los niños y hombres y mugeres que matan y ofrecen en sus sacrificios, hemos sabido y sido informados de cierto que todos son sodomitas y usan aquel abominable pecado.Bernal Díaz del Castillo (1495/6-1584) menciona en varias ocasiones la sodomía que practicaban, pidiendo Cortés que abandonasen la práctica.
Primera carta de relación de la justicia y regimiento de la Rica Villa de la Vera Cruz a la reina doña Juana y al emperador Carlos V, su hijo.
Y cuando el Cacique Gordo las presentó, dijo a Cortés: "Tecle (que quiere decir en su lengua señor), estas mujeres son para los capitanes que tienes, y esta, que es mi sobrina, es para ti, que es señora de pueblos y vasallos". Cortés la rescibió con alegre semblante y les dijo que se lo tenían en merced, mas para tomallas, como dice, y que seamos hermanos, que hay necesidad que no tengan aquellos ídolos en que creen y adoran, que los traen engañados, y que no les sacrifiquen más ánimas; y que como él vea aquellas cosas malísimas en el suelo y que no sacrifican, que luego ternán con nosotros muy más fija la hermandad. Y que aquellas mujeres, que se volverán cristianas primero que las rescibamos; y que también habían de ser limpios de sodomías, porque tenían muchachos vestidos en hábitos de mujeres que andaban a ganar en aquel maldito oficio.No obstante, esta última frase sobre los muchachos vestidos como mujeres hay que tomarla con cautela. Podría no ser de Bernal Díaz del Castillo, sino del fraile Alonso Remón, quien publicó en 1632 una edición de la obra de Díaz con sus propias aportaciones, mostrando la conquista de un modo más cristianizador. En ediciones posteriores basadas en el original conservado en Guatemala, este pasaje no está presente.
Bernal Díaz del Castillo, Historia Verdadera de la conquista de la Nueva España. Capítulo LI
En ninguno de los dos casos se habla aún de los mexicas, sino de los habitantes de la costa del Golfo. Cortés aún no había tenido contacto siquiera con los tlaxcaltecas, asentados en el actual estado de Tlaxcala, y Díaz se sitúa en Cempoala, en el actual estado de Veracruz. Aunque fueran súbditos y tributarios de los aztecas, eran parte de los totonacas, otra etnia diferente. Aunque pertenezcan a la esfera cultural mesoamericana y compartan prácticas con sus vecinos nahuas, no se puede asegurar que coincidan sus ideas sobre la homosexualidad. Además, los totonacas son un pueblo muy poco estudiado.
El misionero Toribio de Benavente (1482-1569), conocido como Motolinía, fue uno de los doce primeros franciscanos que llegaron a la costa mexicana pocos años después de la conquista, escribiendo la obra académica más antigua sobre las culturas y lenguas mesoamericanas.
En dos ó tres provincias bien lejos de México sé que ovo sodomía cuasi permitidaEsta apreciación está en consonancia con Cortés e incluso con la edición de Remón de la presencia de comportamiento homosexual en la periferia azteca. Sin embargo, también señala que esta práctica no era aceptable en las ciudades aztecas centrales, contando como Nezahualpilli, rey prehispánico de Texcoco, la segunda ciudad azteca más importante, las perseguía y castigaba vigorosamente.
Memoriales de Fray Toribio de Motolinía. Capítulo VI
Perspectiva de las élites nahuas y mestizos
Las élites nahuas y los mestizos con relación a ellas nos han dejado una gran cantidad de literatura en los siglos XVI y XVII. Principalmente glorificaban a sus propias familias y solían servir como documentos legales en los tribunales españoles en disputas de derechos, privilegios y tributos que el escritor reclamaba para su familia o rama de esta. Los textos muestran una vasta historia y cultura, con diversos puntos de vista que muestran las rivalidades entre los aztecas. Los textos de Texcoco ilustran no solo el resentimiento hacia los mexicas de Tenochtitlán, que dominaban a los otros miembros de la triple alianza, sino la influencia que tuvo la autoridad española, especialmente el cristianismo, en los sistemas políticos indígenas y las historias familiares.Los habitantes de Texcoco eran acolhuas, un grupo étnico que, como los mexicas, migraron al valle de México desde el árido norte tras la caída de los toltecas. A diferencia de los mexicas, fueron parte de una migración anterior, la del famoso líder chichimeca Xólotl. Los documentos acolhuas trazan su linaje directamente a Xólotl o a un compañero de este a quien se le otorgó la tierra que formaría el territorio acolhua. Con un linaje e historia más antiguos en el valle, los textos acolhua muestran cierto resentimiento. En particular, aquellos escritores interesados en mostrar como su ciudad, más que Tenochtitlán, había sido el centro cultural del mundo azteca, considerando a los mexicas como unos hermanos menores domados por el estilo sofisticado de los acolhuas. Por ello, Texcoco debía ser equiparada con Tenochtitlán en vez de ser una subordinada, con todo lo que ello implica.
Para ello volvemos la tema que nos ocupa. Los texcocanos querían distanciarse de las prácticas "abominables" y "antinaturales" de los mexicas. Los texcocanos, bajo el mando de Ixtlilxochitl, fueron el único grupo principal de los aztecas en revelarse contra los mexicas, permitiendo con su deserción que los españoles y tlaxcaltecas tomaran las costas orientales del lago Texcoco y tener un trayecto despejado desde las costas del golfo al valle de México. El propio Ixtlilxochitl fue uno de los primeros conversos y un ferviente devoto del cristianismo. Sin embargo, los tlaxcaltecas siguieron recibiendo todo el mérito por su ayuda a los españoles, mientras los mexicas siguieron siendo vistos como los gobernantes de la tierra bautizada en su honor.
A pesar de ello, los escritores texcocanos se esforzaron para mostrar, no solo que su gente era la más cristiana y civilizada, sino que ya lo eran incluso antes de la llegada de los españoles. Por ello, Fernando Ixtlilxóchitl (1568-1648), descendiente de Ixtlilxóchitl, mostró a comienzos del siglo XVII a su famoso ancestro Nezahualcóyotl evitando el sacrificio humano y adorando a un dios único no nombrado, que se implica que es el mismo que el de la Biblia. Enfatiza las proezas judiciales de Texcoco, indicando que su código legal influyó a las demás ciudades aztecas. Juan Bautista de Pomar (1535-1601), un mestizo descendiente de Nezahualcóyotl nacido en la época de los textos de Motolinía, también enfatiza las ochenta leyes de Nezahualcóyotl como base para toda la doctrina legal azteca.
Entre esas leyes estaban las prohibiciones de la homosexualidad, con la pena capital para tales actos. Fernando Ixtlilxóchitl, el más interesado en demostrar la devoción cristiana de su linaje, muestra la ejecución más extrema. El participante activo se ataba a un poste y se enterraba en cenizas. Al pasivo le sacaban los intestinos por el ano y también era enterrado en cenizas. Luego colocaban leña encima y le prendían fuego. Las menciones al ahorcamiento son más frecuentes, mencionado también por Torquemada. Hernando de Alvarado Tezozómoc (1525-1606), descendiente de la dinastía mexica gobernante de Tenochtitlán, que escribió su historia a finales del siglo XVI, también refleja este castigo. A pesar de finalidad de estos textos, se puede aceptar que las ciudades aztecas compartían un código legal común antes de la llegada de los españoles, incluyendo la prohibición de los actos homosexuales y su mayor severidad hacia el sujeto pasivo.
Tezozómoc afirmó también que el líder de la ciudad-estado nahua de Coyoacán obligó a los mensajeros mexicas de Tenochtitlán a volver a casa con ropas de mujer como castigo por su comportamiento agresivo y para advertirles contra la guerra. Al volver los mensajeros, el líder mexica los calmó llamándolos valientes y honorables. Esta historia señala a un discurso que conecta la guerra con la masculinidad en el que el líder de Coyoacán reafirma su masculinidad y altera, a través de sus representantes, la del líder mexica, acto que critica Tezozómoc.
Diego Muñoz Camargo (1529-1599), historiador mestizo de Tlaxcala de finales del siglo XVI con clara influencia española, usó la palabra derivada del árabe bardaje (berdache) para referirse a la figura travestida y de género intermedio. Afirma que los tlaxcaltecas no los castigaban, sino los denigraban como afeminados, tratándolos como mujeres. Según Muñoz Camargo, se burlaban de ellos para obligarlos a mostrar una masculinidad normal.
El problema de estos testimonios se debe a que se plasmaron una generación posterior a la conquista, obra de nahuas cristianizados más interesados en dar una buena imagen de sus ancestros que registrar su historia.
Perspectiva de Bernardino de Sahagún
La Malinche con Hernán Cotés (Wikipedia) |
A pesar de ello, ha de reconocerse el valor de sus textos sobre los aspectos mundanos y divinos de los nahuas. En ellos hay una descripción del cuiloni, sodomita o somético.
SométicosEl cuiloni suele interpretarse como el hombre homosexual que toma el rol pasivo. Suele traducirse como "puto", pero se debate este término y la consideración que tenía entre los aztecas. El hombre que tomaba el rol activo era llamado tecuilontiani. Parece ser que los nahuas conectaban la homosexualidad con su religión, aunque con el concepto cristiano de pecado, esta relación se difuminó. La condena a la hoguera posiblemente fuera una práctica española. La quema también se menciona en Mapa Quinatzin como condena para un hombre adultero, pero sigue siendo una fuente postconquista de Texcoco y fuente principal de Fernando Ixtlilxóchitl, por lo que tiene los mismos problemas. El fuego era más usado como incineración para liberar el tonalli, una de las tres partes del alma.
El somético paciente es abominable, nefando y detestable, digno de que hagan burla y se rian las gentes de él, y el hedor y fealdad de su pecado nefando, no se puede sufrir por el asco que dá á los hombres: en todo se muestra mugeril ó afeminado en el andar ó en el hablar, por todo lo cual merece ser quemado.
Bernardino de Sahagún. Historia general de las cosas de Nueva España. Libro X De la general historia de los vicios y virtudes así espirituales como corporales de toda manera de personas. Capítulo XI De Personas viciosas, como Rufianes y alcahuetes
También hay una descripción de la mujer que realiza actividades masculinas, incluida la penetración, usándose el término náhuatl patlacheh.
Del HermafroditoRealmente hay varias posturas contradictorias sobre la homosexualidad entre los nahuas antes y después de la conquista. Para algunos, estaba prohibida, otros la consideran parte de la sociedad, mientras otro grupo de académicos la considera parte de un ritual religioso. Alfredo López Austin dice que los nahuas tenían una imagen extremadamente negativa de la homosexualidad antes de la conquista, imponiéndose la pena capital tanto a hombres como a mujeres homosexuales, tanto activos como pasivos. Noemí Quezada coincide, añadiendo que violaba el orden de la pareja heterosexual establecido por los dioses creadores. Por su parte, Richard Trexler dice que los nahuas precolombinos obligaban a ciertos hombres a vestirse de mujer, a veces para toda la vida, y los usaban como "pasivos". Asegura que el activo no era tan denigrado y afirma que no existían leyes contra la sodomía (náhuatl: cuiloyotl o cuilonyotl). Cecelia Klein argumenta que el compañero pasivo causaba gran desgracia, pero que el compañero activo era esencialmente consecuente con su sexo biológico. Geoffrey Kimball dice que no hay pruebas de ninguna supresión e la homosexualidad, como tras la conquista. Clark Taylor añade que la homosexualidad era una parte importante de la vida religiosa en México, aceptándose en la vida privada, pero que los mexicas reprimieron fuertemente la actividad homosexual
La muger que tiene dos secsos, ó la que tiene natura de hombre y natura de muger la cual se llama hermafrodita, es muger monstruosa, la cual tiene supinos, y tiene muchas amigas y criadas, y tiene gentíl cuerpo como hombre, anda y habla como varon, es bellosa, usa de entrambas naturas, suele ser enemiga de los hombres porque usa el secso masculino.
Bernardino de Sahagún. Historia general de las cosas de Nueva España. Libro X. Capítulo XV De muchas maneras de malas mugeres.
Esta variedad de opiniones se debe a las interpretaciones de los textos postconquista, como hemos visto, cada uno con sus intenciones y sesgos. Una de las fuentes principales de estos autores es el Códice Florentino, otro nombre de la obra de Sahagún ya citada, y la otra el Confessionario Mayor de Bartolomé de Alva. Lo que podemos ver es que con el mestizaje de los pueblos también se combinan sus culturas. Para los nahuas, el concepto de pecado les era desconocido. Ante esta dificultad, el clero asoció la sodomía con la religión, los dioses y el sacrificio, situándolo dentro del concepto del pecado. Mientras el concepto de homosexualidad se relacionaba con la cosmología nahua antes de la conquista, con la hibridación se relacionó con la sodomía. Se combinaron nociones europeas e indígenas, relacionándose los rituales y los sacrificios con las ideas católicas del pecado en hombres y mujeres homosexuales.
Los primeros españoles que vieron a grupos muy masculinos practicando asiduamente la sodomía no podían entenderlo, ya que lo asociaban con la feminidad. En algunos comentarios de españoles, indígenas y mestizos, particularmente el fraile Bartolomé de las Casas (1474/84-1566), intentaban razonarlo. Generalmente, se asociaba la sodomía con la afeminación, pero también se aseguraba que los nahuas eran muy masculinos. Es posible que este tipo de reproches, al igual que las menciones a sacrificios, fueran usados para justificar la conquista. Eso explicaría por qué tras esta, el interés español por las prácticas homosexuales decrece, a la vez que se aplica en las menciones a los sucesivos pueblos a conquistar.
Bartolomé de las Casas comparaba a los sodomitas vestidos de mujer con los eunucos, es decir, dañados de alguna manera e incapaces de completar su papel como hombres en una sociedad guerrera. Bartolomé asegura que los mexicas rechazaban la pederastia y los homosexuales que mencionaba actuaban solo entre ellos.
Volviendo a Bernardino de Sahagún, hay otra práctica que se asocia a la sodomía:
Los hombres también mastican el tzictli para echar la reuma, y para limpiar los dientes; empero hácenlo en secreto. Los que son notados de vicio nefando, sin vergüenza lo mascan, y tiénenlo por costumbre andarlo mascando en público; y los demás hombres si lo mismo hacen, nótanlos de sométidos.En este caso no se señala ninguna condena.
Bernardino de Sahagún. Historia general de las cosas de Nueva España. Libro X. Capítulo XXIV De los que venden gallinas, huevos, y medicinas
Códice Tudela
Baño de vapor en el Códice Magliabecchiano |
Homosexualidad y los dioses
Sorprendentemente, debido a la prevalencia de la homosexualidad, usaban el término "puto", en náhuatl culioni, nada menos que para insultar a un dios.Y el enfermo desesperado que no podía sañar reñía enojado y decía: ¡Oh Titlacáuan, puto, hacéis burla de mi! ¿por qué no me matáis? Y algunos enfermos sanaban, y otros morían.También más adelante:
Bernardino de Sahagún. Historia general de las cosas de Nueva España. Libro III. Capítulo III De la estimación en que era tenido el dios llamado Titlacáuan o Tezcatlipoca
[...] y algunos, cuando perdían su hacienda, con desesperación reñían a Tezcatlipoca, y decíanle: "Tu, Tezcatlipoca, eres un puto y hasme burlado y engañado"En el texto náhuatl, en ambos casos se menciona a Titlacáuan, un aspecto menor de Tezcatlipoca. Tezcatlipoca era un dios importante en el panteón azteca, con asociaciones con la guerra y la muerte, siendo especialmente relevante para los hombres jóvenes. Tezcatlipoca tiene una naturaleza caprichosa, trayendo tanto fortuna como miseria. Como era un dios poderoso y venerado, las maldiciones se dirigían a su aspecto menor. El término "puto" se vincula con la perspectiva manipuladora y engañosa, características de Tezcatlipoca.
Bernardino de Sahagún. Historia general de las cosas de Nueva España. Libro IV. Capítulo IX Del sexto signo llamado Ce Miquiztli, y de su próspera fortuna. Decían que este signo era de Tezcatlipoca por cuya reverencia hacían en particular muchas ofrendas y sacrificios, y hacían fiesta y regalos a los esclavos, cada uno a los suyos, en sus casas
Xochiquétzal en el Códice Borgia |
El Códice Florentino menciona diversos actos sexuales en el culto de varias diosas, pero ninguna deidad fue vista como representación de la idea católica del pecado o de una identidad sexual internalizada. Xochiquétzal se identificaba con distintos actos sexuales, pero, a pesar de las afirmaciones de Clark Taylor, no se asociaba con ninguna identidad sexual ni era una diosa de los homosexuales y de aquellos que realizaban actos sexuales no reproductivos.
En el Códice Telleriano-Remensis, Xochiquétzal se asocia con el exceso sexual, representándose con el pecho descubierto, llorando y sosteniendo un recipiente de (sic) mierda. Los detalles de la imagen señalan desaliño, exceso sexual y prostitución. Los pies y la cabeza girados implicaban una alteración sexual o de género. Un extenso texto náhuatl del siglo XVII la muestra seduciendo hombres.
Tlazoltéotl en el Códice Borbónico |
Por otra parte, tampoco era la principal deidad de la sexualidad y el exceso sexual. Ese papel le correspondía a Tlazoltéotl ("deidad de basura", diosa de las "cosas carnales" según Sahagún), donde vemos el discurso nahua que desprecia el exceso sexual y alaga la moderación. Tlazoltéotl gobernaba sobre los desesos sexuales, desde el acto hasta su confesión. Era capaz tanto de incitar a las personas a participar en actos sexuales, incluso considerados excesivos, como a confesar a los transgresores y perdonarlos. Estas seguían sin ser las únicas deidades asociadas al sexo, pero ninguna conocida lo está con la homosexualidad o cualquier identidad sexual.
Concepto nahua de homosexualidad
Como decía en el segundo párrafo, una dificultad a la hora de interpretar un texto de hace varios siglos sobre una cultura distinta es intentar identificar un concepto enmarcado en los términos actuales. Como los españoles de la conquista, tenemos una dicotomía entre homosexual y heterosexual, mientras el pueblo nahua no manejaba esos conceptos tan absolutos, viendo el mundo como un contínuo con la tensión entre una pareja, o más, de ideales opuestos no independientes. Un sacerdote podía vestir la piel de una mujer sacrificada y asumir el rol de la diosa, con dioses y diosas con funciones superpuestas y, ocasionalmente, identidades interconectadas que difuminaban las diferencias de género.Esto se enmarca dentro del complejo tlazolli, que significa "basura, desecho, exceso" pero también "excremento", considerándose como un producto de desecho esencial para la vida. Por lo tanto, la función homosexual era una fuerza disruptiva pero esencial de la sociedad. Era considerada sagrada porque el concepto nahua de sacralidad incluía tanto lo puro como lo impuro. También actuaba como contraste para la masculinidad y feminidad "normales".
En definitiva, a pesar de la diversidad de opiniones sobre los detalles, parece ser que se consideraba un mal menor, necesario, pero indeseable.
Fuentes
- Sigal, P. (2005). The Cuiloni, the Patlache, and the abominable sin: Homosexualities in early colonial Nahua society. Hispanic American Historical Review, 85(4), 555-594.
- Cortés, H. (1866). Cartas y relaciones de Hernán Cortés al emperador Carlos V. A. Chaix y ca..
- Díaz del Castillo, B. (1632) Historia verdadera de la conquista de Nueva España
- Motolinía, T., del Paso, F., de Paula Andrade, V., & de Agreda, J. M. (1903). Memoriales de fray Toribio de Motolinia (Vol. 1). En casa del editor.
- de Sahagún, B. (1830). Historia universal de las cosas de Nueva, España.
- /r/AskHistorians