Serafines, las serpientes aladas que cantaban a Dios


En la jerarquía angelical, los ángeles de menor rango, aquellos que trataban asuntos terrenales, tenían un aspecto humanoide, aunque capaz de infundir terror (Lucas 2:9-10). Por otra parte, aquellos de mayor rango, los más cercanos a Dios, tenían apariencias anómalas. Los querubines, que ya vimos, son uno de estos ángeles de mayor rango. Los otros dos son los serafines y los tronos. Dado que es el rango atribuido a Satán, ¿cómo eran los serafines?

Menciones bíblicas


Los serafines son los seres que cantan el trisagio a Yahvé en la visión de Isaías:

Y encima de él estaban serafines: cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, y con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos: toda la tierra está llena de su gloria. [...] Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas: Y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado.

Isaías 6:2-3, 6-7

Tendrían aspecto de serpientes aladas con atributos humanos, como pies y manos, que haría arder a sus enemigos. Aunque no siempre se describe la presencia de alas, los términos usados para describir su vuelo lo dejan implícito (Isaias 14:29; Isaias 30:6). En Deuteronomio 8:15 y Números 21:5-9, son criaturas peligrosas de desiertos lejanos, lugar opuesto a la Tierra Prometida pero también donde uno se encontraba con Dios. Esas características se expresarían en la palabra śārāp̄ (שָׂרָף), que en la Biblia se usa tanto para una serpiente que quema con su veneno como estos miembros del séquito divino. Esta palabra derivaría del verbo transitivo śārap̄ (שרף), que significa "quemar, incinerar, destruir". A pesar de ello, hay expertos que la asociación entre las serpientes y los serafines es secundaria y que su verdadero significado original era "grifo". Esa asociación parte de la idea de que śārāp̄ (שָׂרָף) tiene dos significados, pretendiendo conectar el origen del serafín con el del querubín, que sostenía el trono divino.

Del mismo modo que se deduce su aspecto serpentino por las menciones en los textos, que coinciden con la iconografía y sus influencias, el taparse los pies no se debe interpretar de forma literal, pues es un eufemismo bíblico que se refiere a taparse los genitales, siguiendo las normas expresadas en Éxodo 20:26. Aunque puede parecer extraño, la presencia de genitales en seres divinos explicaría cómo pudieron los vigilantes tener hijos con las mujeres humanas.

Influencias

La iconografía parece señalar que podría basarse en el ureo egipcio, conocido en Palestina desde la dinastía XV de Egipto, gobernada por hicsos, hasta finales de la edad de hierro, donde se han encontrado ureos de dos y cuatro alas. El ureo egipcio era una representación de la diosa cobra Uadyet usada en la frente de los dioses y faraones egipcios, a quienes protegía quemando con su veneno ardiente a sus enemigos. A pesar de ello, aunque los serafines de Isaías estaban sobre Dios de la misma manera que el ureo se erigía erecto a ambos lados del símbolo del disco solar, algo que posteriormente se consideraría ofensivo, sus alas no protegen a Dios, sino a sí mismos. Además, un detalle importante es que Isaías no menciona en ningún momento que el séquito divino esté formado por ángeles. El aspecto híbrido habría intentado expresar la naturaleza compleja del mundo divino, por lo que un aspecto antropomórfico se habría considerado inapropiado.

Los serafines podrían haber actuado como equivalentes de los hijos de Tiamat, la diosa mesopotámica del mar primordial, que fueron derrotados y convertidos en guardianes de las puertas, siendo así bestias sometidas a otro dios y ligadas a una época primigenia.


Aunque el primer animal condenado por Dios fue la serpiente del Edén, en la Biblia las serpientes podían tener una naturaleza protectora. En Números 21:8, Yahvé indica a Moisés que ponga una serpiente ardiente sobre un poste, que curará a quien haya sido mordido. Por el contrario, el rey Ezequías de Judá destruyó los símbolos de Asera y rompió la serpiente de bronce de Moisés, a la que llamó despectivamente Nehustán (2 Reyes 18:4). Este podría estar relacionado con el cayado de Moisés. Además, el aspecto serpentino y la capacidad de hablar de los serafines explicaría por qué Eva no se asusta ante la serpiente y por qué esta es luego condenada a arrastrarse.

Consideración como ángeles


Realmente, la Biblia no señala que los serafines sean ángeles, pero comparte detalles que permiten asociarlos con ellos. Para empezar, actúan como intermediarios y mensajeros divinos cuando uno de ellos purifica a Isaías y le transmite un mensaje para ayudarle en su misión, como cuando un ángel se apareció en el zarza ardiente a Moisés (Éxodo 3:2) o descendió ante Elías (2 Reyes 1:15). En la Biblia, el término ángel (mal’akh) era prácticamente exclusivo de estos mensajeros, aunque en las apariciones del serafín no se usa. Además, como el ángel de la zarza o el que se le apareció a Daniel (Daniel 10:5-6), están íntimamente ligados con las llamas. Finalmente, en Enoc 61:10, los serafines, querubines y ofamines pertenecen a las huestes angelicales. Estas huestes se mencionan en el propio trisagio que cantan ("Santo, santo, santo, es el señor de las huestes") y, en Deuteronomio 33:2, mencionan que son angelicales. Si se interpreta que los serafines pertenecen a estas huestes, se asumiría que también debían serlo.


En el periodo del Segundo Templo aumentan los tipos de ángeles, incluyendo ejemplos como los ángeles de la presencia o de la santidad en Jubileos 2:2 o los Tronos y Autoridades en el Testamento de Leví 3:5-8. La literatura del Qunram además concibe ángeles de la luz y de la oscuridad. En Apocalipsis 4:8, los serafines vuelven a aparecer cantando el trisagio y, aunque siguen manteniendo sus seis alas, no se menciona nada que señale a un aspecto serpentino. En su lugar, se dice que estaban llenos de ojos por dentro y fuera. En este periodo de marcada influencia griega, tanto en el arte como en la filosofía, donde la representación de los ángeles se vería influida por la diosa Nike, las diferencias entre los querubines y los serafines se irían difuminando.

En el arte tardomedieval, ambos podían representarse como cabezas aladas cubiertas de ojos. Mientras el querubín podía aparecer sobre ruedas o llevando discos, los serafines podían aparecer en rojo y envueltos en llamas. En las representaciones de la adquisición de los estigmas de San Francisco de Asís, Cristo crucificado se aparece con los rasgos propios de un serafín.

Satán como serafín

Caracter cirílico que significa "Serafín"

La consideración de Satán como serafín o querubín se basa en las órdenes angelicales más cercanas a Dios en las jerarquías de Pseudo Dionisio Areopagita o Gregorio el Grande, aceptadas por teólogos posteriores. Para Tomás de Aquino, su posición como el más cercano a Dios lo habría hecho vulnerable al pecado del orgullo, pero el amor ardiente de los serafines habría imposibilitado la traición, por lo que considera que debía ser un querubín, dotado de conocimiento. El problema de estas primeras jerarquías es que no tenían contacto con la Tierra. Por ello, Pseudo Dionisio Areopagita argumenta que Isaías fue purificado por un ángel enviado por un serafín. Tampoco tendría sentido que el arcángel Miguel, de categoría inferior, hubiera sido capaz de desterrarlo.

Fuentes

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  • de Hulster, I. J., Strawn, B. A., & Bonfiglio, R. P. (Eds.). (2015). Iconographic exegesis of the Hebrew Bible/Old Testament: an introduction to its method and practice. Vandenhoeck & Ruprecht.
  • Hartenstein, F. (2007). Cherubim and Seraphim in the Bible and in the light of ancient Near Eastern sources. Deuterocanonical and Cognate Literature Yearbook, 2007(2007), 155-188.
  • Carlill, A. J. (2013). Cherubim and Seraphim in the Old Testament (Doctoral dissertation, Oxford University, UK).
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  • Ellens, J. H. (Ed.). (2013). Heaven, Hell, and the Afterlife: Eternity in Judaism, Christianity, and Islam [3 volumes]: Eternity in Judaism, Christianity, and Islam. ABC-CLIO.
  • Landsberger, F. (1947). The origin of the winged angel in Jewish art. Hebrew Union College Annual, 20, 227-254.
  • Keck, D. (1998). Angels & angelology in the Middle Ages. Oxford University Press on Demand.
  • Russell, J. B. (1986). Lucifer: the Devil in the middle ages. Cornell University Press.
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