El ángel de la muerte, el heraldo del fin

En la entrada sobre Satán dije que Dios trabajaba solo hasta que delegó el trabajo sucio en agentes ocupados de las tareas peor vistas. Uno de ellos era Satán, el adversario, pero también mencioné al ángel de la muerte (Māwet) o destructor (Mashḥit). Esta es una entidad misteriosa, pues sus detalles son escasos y resulta confuso que un ángel abandone su rol de protector para acabar con una vida.

El desarrollo de los ángeles

Antes de empezar con el ángel de la muerte, es necesario dar una introducción general para los ángeles. Lo siguiente se podría añadir también a las entradas de Satán o cualquier posible entrada donde hablase de ángeles. Básicamente responde a cómo la concepción de los ángeles y sus funciones se ha desarrollado en el tiempo, adquiriendo características que dábamos por sentadas y agrupando a seres que pertenecían a otros grupos.

Etimológicamente, los ángeles divinos son meros emisarios. En las culturas contemporáneas de Oriente Medio, los términos usados para referirse a los entes equivalentes eran los mismos que para los mensajeros humanos, ya que no tenían una distinción entre dioses y ángeles. Normalmente, los dioses mensajeros trabajaban solos y cada dios mayor no tenía más de uno, aunque había excepciones.

Estos mensajeros suplían las carencias de los dioses, ya que no podían transportarse al instante ni eran omniscientes, aunque solían poseer conocimiento restringido. Además, el término hebreo para ángel (mal’akh) era usado exclusivamente en la Biblia para estos mensajeros, excluyendo así a otros órdenes como serafines y querubines, que por su terrible aspecto era improbable que actuasen como mediadores.

Ahora bien, si lo pensáis, ¿quién entrega el mensaje divino a los hombres en la Biblia, un ángel o Dios directamente? Es aquí cuando volvemos a toparnos con las fuentes bíblicas y el hecho de que se escribiese fragmentadamente. En el Pentateuco, es decir, los cinco primeros libros de la Biblia, no se menciona a los ángeles en las fuentes D y P. Los profetas anteriores al exilio reciben los mensajes directamente de Dios. Cuando aparecen, suelen hacerlo solos, pero ocasionalmente aparecen en grupos de dos o más (mal'akim). Entonces su función se extiende a la de protector de viajeros y heraldo de la llegada de personas importantes.

Por lo tanto, en el Antiguo Testamento hay menos diferencia entre un emisario terrenal y celestial. La distinción se notaría con los libros apócrifos y el Nuevo Testamento, añadiéndole una naturaleza más aterradora, una compleja jerarquía y nombres personales:
  • El ángel del abismo, Apolión (Rev 15-17; 21:9) o Abadón (Rev 9: 11: 20:1). Abadón se menciona previamente, pero como un lugar de destrucción, salvo en una ocasión donde se le personifica con la muerte (Job 28:22).
  • Gabriel (Dan 8:16: 9:21; Lc 1:26).
  • Miguel (Dan 10:13. 21; 12:1: Rev 12:7).
  • Belial (2 Cor 6: 15).
  • Azarías o Rafael (Tob 5-12).
  • Metatrón (1 Enoc).
A partir del siglo III a.C., por el desarrollo de los relatos apocalípticos, la asimilación de ideas y conceptos paganos, los ángeles fueron diversificándose, quizás para evitar que varios personajes actuaran como dioses e hijos de Dios. Sus funciones siguieron ampliándose, escribiendo los actos de los hombres en libros divinos, intercediendo en nombre de los fieles y ejecutando sentencias. Con la combinación del concilio divino y los mensajeros divinos, se crea la idea de que los ángeles residen en el cielo en torno al trono de Dios. Entonces se agrupan en varias categorías a los ángeles como los serafines, querubines, tronos y arcángeles. Para leer más sobre el concepto del ángel caído, os recomiendo esta entrada.

El ángel de la muerte

El ángel de la muerte (mal'ak ha-māwet) y la destrucción (mal'ak ha-mashḥit) suelen considerarse el mismo, pero se distinguen por lo mismo que un asesino en serie y en masa: el ángel de la muerte actúa individualmente, mientras el ángel de la destrucción masacra a la población con muertes prematuras y violentas (Ex 12:23; 2 Sam 24:15). Ambos conceptos acabaron combinándose y así lo expresan las traducciones.

No todos morían por sus manos, ya que no podía matar a quien estuviese estudiando la Torá. Moisés murió, literalmente, por un beso del señor (Deut 34:5), ya que por la luz que emitían los ojos de Moisés mientras estudiaba la Torá, el ángel temía acercarse. En el caso de David, este intentó eludirlo estudiando la Torá, pero el ángel agitó los árboles del jardín trasero para que fuera a mirar, muriendo a sus pies.

Como ocurrió con Satán, el ángel de la muerte era un agente que actuaba en nombre de Dios. Sin embargo, sus apariciones son más impersonales. Incluso su número es variable (Exod. 12:23; 2 Sam. 24:16; Isa. 37:36; Jer. 9:20; Prov. 16:14). En la literatura posbíblica fue recibiendo nombres. Según el Talmud, se le identificaba con Satán, y muchas historias y prácticas populares relacionadas con la muerte, enterramiento y lamento reflejan la percepción de su maldad. Estas historias populares sobre el ángel de la muerte pueden agruparse en tres tipos, que suelen suceder en la noche de bodas, donde uno de los novios está destinado a morir:
  • Las leyendas de terror y magia, donde el ángel de la muerte es un antihéroe obstinado y cruel.
  • Las leyendas donde el estúpido ángel de la muerte es engañado por el ingenio humano.
  • Las leyendas donde el ángel de la muerte se compadece de alguien y le perdona la vida o actúa benevolentemente.

Nombres

Debido a la personificación de Abadón y la muerte (Job 28:22), Abadón es uno de los nombres que puede recibir el ángel de la muerte. Además, Abadón también es llamado en griego Apolión, en alusión a Apolo, dios de la pestilencia y destrucción. En la historia de la muerte de David y Moisés, el ángel de la muerte es llamado Samael. En la muerte de Abraham, es llamado Gabriel, a quien Abraham le besa la mano derecha antes de partir. Samael recibió muchos títulos adicionales, como jefe de satanes, ángel guardián de Esaú y príncipe guardián angelical de Edom. En los Dichos del rabino Eliezer se dice que es quien tomó la forma de serpiente para engañar a Eva, seduciéndola y engendrando a Caín. No obstante, es común que a algunos personajes se le atribuyan distintos nombres según la fuente.

Otro nombre para el ángel de la muerte es Azrael o Izra'il. Aunque parece ser que el nombre tiene origen hebreo, su designación como ángel de la muerte y arcángel proviene del islam. Entonces se adoptó como tal en el folclore judío. Azrael se describe tan enorme que sus piernas actúan de puente entre el cuarto y séptimo cielo, y los océanos de la Tierra no volverían a esta si se derramaran sobre su cabeza. Poseería un pergamino con los nombres de los condenados, rodeados en negro, y los benditos, en luz. Cuando caía la hoja del árbol bajo el trono de Dios con el nombre de la persona, a los 40 días Azrael debía recoger su alma.

Johann Eisenmenger consideraba a Metatrón el ángel supremo de la muerte, teniendo a Samael y a Gabriel como subordinados. En el Talmud y el Tárgum, es la conexión entre Dios y la humanidad. Es uno de los ángeles a quienes se le atribuye detener la mano de Abraham cuando iba a sacrificar a Isaac. Se supone que reside en el séptimo cielo y es el segundo ángel más alto después de Anafiel, y de la altura de Adán antes de pecar. Según las fuentes, se le ha identificado con Satán, Enoc, Samael, Uriel e incluso se le ha descrito con 36 alas e incontables ojos.

Menos común es Sariel, uno de los siete arcángeles originales en el libro de Enoc.

Procedimiento

No siempre se menciona como segaba las almas de los mortales, pero hay algunas descripciones. Según el tratado talmúdico Avodah Zarah, el ángel se sitúa a la cabecera del moribundo con una espada a la que se aferra una gota de bilis. Cuando este lo ve, abre la boca y la gota cae, manifestándose con el amarillamiento de la piel y la putrefacción.

Otras muertes

La personificación de la muerte en el judaismo posbíblico tuvo influencia del Tánatos griego. Luego tenemos al jinete del caballo pálido del Apocalipsis, el único que recibe un nombre (Θάνατος, Tánatos, Muerte), y la Parca. Aunque estos dos últimos se suelen representar como un esqueleto cubierto por un manto negro y portando una guadaña, la propia mención bíblica (Rev 6:7-8) menciona que matará con espada, hambre, mortandad y las bestias de la tierra. En las representaciones más antiguas, todos los jinetes son hombres que apenas se diferencian más allá de los objetos que llevan en sus manos.

La imagen de la muerte con la guadaña probablemente se popularizó a finales de la Edad Media, contemporánea al género de la danza macabra y tras la desolación de la peste negra. A su vez, esta fue una evolución de la imagen de Cronos, que dejó a un lado su hoz dentada para ahorrarse trabajo usando la guadaña.

Fuentes

  • Van der Toorn, K., Becking, B., & Van Der Horst, P. W. (1999). Dictionary of Deities and Demons in the Bible. Wm. B. Eerdmans Publishing.
  • Goldstein, D. (1987). Jewish Mythology. Hamlyn. 
  • Oliver, E. D., & Lewis, J. R. (2008). Angels A to Z. Visible Ink Press. 
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