¿Por qué las brujas vuelan en escoba?

Bruja volando con su gato en escoba.

Junto a la magia, el vuelo es la habilidad más ligada a las brujas. Sin embargo, la escoba con la que suelen representarse fue una herramienta relativamente moderna que competía con utensilios de cocina y cabras como medios de transporte.

Herejía y magia

La caída de Simeón el Mago.

En Hechos de los apóstoles (Hechos 8:9-24), en Samaria, Felipe se encuentra a Simón el Mago, conocido por sus milagros. Habiéndose bautizado, vio a Felipe haciendo señas y milagros, pero no eran como los suyos, pues estas dirigían a la gente hacia Cristo. Cuando llegaron Pedro y Juan a transmitir el Espíritu Santo a los bautizados, Simón trató de pagar para obtener esta habilidad, pero Pedro lo rechazó con desprecio. Fuera de la Biblia, su vida se cuenta en Primera Apología de Justino Mártir (156 d.C.). Ireneo de Lyon lo presentaría como el primer caso que conecta la magia y la herejía, como aseguraría Eusebio en Historia eclesiástica, pues ignora el propósito de recibir el Espíritu Santo y la autoridad de quien lo da, prefiriendo el prestigio de realizar milagros. La idea es que tan solo Cristo y los apóstoles podían transferir el Espíritu Santo. Aparte de ellos, tan solo Moisés, los profetas y los santos eran capaces de obrar verdaderos milagros. Es decir, no se podían realizar sin contar con Dios.

Desfiles nocturnos

Personas y animales volando.

En Canon episcopi (906), transcrito por Regino, abad de Prüm, para el arzobispo Radford de Tréveris, se recopilaron en penitenciales y capitularios las normas de los primeros sínodos para que "los obispos expulsaran a las brujas y encantadores de sus parroquias". Al incorporarse al Corrector, se afirmó que "en ciertas noches [algunas mujeres] eran obligadas a acompañar a una horda de demonios transformados en mujeres que el ignorante pueblo llama holda". Abandonaban su lecho mientras dormían sus esposos, viajando por la noche con otras mujeres, matando, cocinando y devorando a hombres bautizados, a los que rellenaban con paja o madera para fingir que seguían vivos. Otras traspasaban las puertas, volando con seguidoras del diablo para luchar entre las nubes.

Básicamente, alertaba a los obispos de los engaños y encantamientos que amenazaban la comunidad cristiana, encargándoles averiguar si alguna mujer afirmaba cabalgar bestias junto a demonios de apariencia femenina. La iglesia partía de una base pagana para formar la imagen de la bruja. De esta manera, compartía periodo de actividad, método de locomoción, cambios de forma y la capacidad de atacar a jóvenes en sus casas como lo hacía la antigua estrige. Bucardo de Worms, que también incluyó el Canon episcopi en Decretorum Libri Viginti, asimilaría a esta y a la lamia con Diana y Hulda, líderes de esta procesión nocturna, similar a la Cacería Salvaje.

Primeros vuelos

Ilustración medieval de una mujer volando sobre escoba y otra sobre un palo.
A pesar de estos viajes nocturnos, era una amenaza no materializada, como el propio Satán, sirviendo para aumentar la vigilancia sobre desviaciones más terrenales. No defendía que esos ocurrieran, sino que advertía de quienes podían ser seducidos lejos del cristianismo por ideas irreales. En el siglo XII, el papa Inocencio III declaró las herejías como el objetivo principal del pontificado. Se enfrentaba entonces al catarismo, que había conseguido una extraordinaria expansión en Europa, eclipsando incluso a otras herejías. Entre ellas se encontraban los valdenses, predicadores ambulantes por las regiones montañosas de Francia que no tenían ninguna autoridad eclesiástica. 

Estas herejías permitían una mayor participación femenina, aunque lejos de ser ideales, pues los cátaros despreciaban su capacidad de reproducción, con la que el diablo poblaba la Tierra. El papa Lucio III fue el primero en condenarlas en la bula Ad abolendam, pero esto animó a los valdenses, que hasta entonces habían estado bajo supervisión del obispado de Lyon, a actuar con mayor autonomía. Las predicadoras fueron vistas como mentirosas y seductoras que alejaban a la gente de la verdad, como las brujas que acompañaban a los demonios por la noche o como el propio Simón el Mago, que buscaba beneficio propio con sus trucos. Se creía que tenían poderes de adivinación y la capacidad de visitar otros mundos paradisíacos, habiendo recibido sus poderes de Dios y los ángeles. También rechazaban el purgatorio y los pagos a las arcas de la iglesia para obtener oraciones por las almas. En 1440, el papa Eugenio reconoció oficialmente que había miembros de la herejía que actuaban como una secta dedicada a la brujería. 

Gente mirando el ano a una cabra.

Por ello, en el margen de uno de los nueve manuscritos de Le champion des dames (1451) de Martin Le Franc, se ve la primera imagen de mujeres volando, una a horcajadas sobre un palo y otra con una escoba. Estas eran valdenses, como la mostrada volando en el frontispicio de la traducción francesa de Invectives Against the Sect of Waldesianism (1468) de Johannes Tinctor. Su posición con la barra entre las piernas, en vez de sentarse lateralmente en posición de amazona, y enseñando una pierna era claramente depravada, más si tenemos en cuenta que el pelo cubierto sugería que eran mujeres casadas. Acompañaba el texto donde hablaba de la reunión de las brujas en la noche de Walpurgis y asegura que, si existen, se debería a la corrupta influencia de los hombres. Esta obra, como en otras anteriores, se menciona un ungüento que les permitía volar. Esto abre la posibilidad de que mezclaran aceites y grasas al consumir plantas alucinógenas para disminuir su letalidad.

Definición

Tres brujos volando y transformádos en animales.

Los juicios a las herejías, incluyendo la magia, y los textos al respecto existieron antes de la caza de brujas, pero en el siglo XV, este tema captó gran interés, pues se cuestionó la vigencia del Canon episcopi, asegurándose que los aquelarres y los vuelos nocturnos de las brujas eran reales. No son las únicas, pero Formicarius (1437-1438) de Johannes Nider y Malleus maleficarum (1486) de Heinrich Kramer fueron las obras principales que permitieron la caza de brujas, pues ayudaron a definir su imagen a través de las confesiones de las acusadas y sus jueces. Sus vuelos para encontrarse en aquelarres con el diablo, su capacidad de alterar el clima, el consumo de bebés, su destrucción de las cosechas, su promiscuidad y maldiciones se convirtieron en parte del repertorio para reconocer su actividad. Por acciones así, se tocaban las campanas de las iglesias para proteger los cultivos de las tormentas.

Cabalgando al revés un gato de cara extraña.
A pesar de ello, es importante destacar la falta de uniformidad. Estos juicios comenzaron en el norte de Europa, donde fueron más numerosos, y se extendieron a este y oeste. Las diferencias climáticas cambiaban las alteraciones del tiempo que provocaban las brujas. Por ello, en los Alpes se les acusaba de provocar granizo y avalanchas, mientras en Inglaterra y Escocia, causaban tormentas en el mar. Por otra parte, la escoba era propia de las brujas francesas, mientras en Alemania usaban utensilios de cocina para volar. En las brujas inglesas tampoco era tan común que volaran, pero sí solían tener un familiar, que no se restringía a un gato negro, sino también a sapos, insectos o seres fantásticos. El famoso gorro cónico fue un implemento creado en las ilustraciones inglesas del siglo XVIII para representar su antigüedad, pues entonces era una prenda pasada de moda. En De lamiis et pythonicis mulieribus (1489) de Ulrich Molitor, que se inspiraba en obras anteriores, muestra una de las primeras xilografías de brujas volando. Ilustra a dos brujas y un brujo transformados y volando en un bieldo entre el granizo. Otra grabado de la misma obra muestra a un brujo cabalgando una bestia.

Por lo tanto, la idea del vuelo de las brujas fue consolidándose a partir de una base pagana para ir aplicándose a prácticas que alejaban del cristianismo para llegar a herejías asociadas con la magia y la adoración a Satán. Los juicios y confesiones forjaron sus señas de identidad y en el siglo XVIII se homogeneizaría, creando la imagen genérica de la bruja que todos conocemos, con su escoba voladora.

Fuentes

  • St Clare, L. (2016). As the Crone Flies: The Imagery of Women as Flying Witches in Early Modern Europe.
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3 Comments
  • Nuria de Espinosa
    Nuria de Espinosa 11 de octubre de 2023, 12:33

    La pregunta es buena, que más a menos resuelves con tu post. Me encantó. Un abrazo

  • Anónimo
    Anónimo 18 de octubre de 2023, 20:05

    ¿Es verdad que parte del mito de la bruja, como el caldero o el gorro en punta se debía, a que fueron las primeras productoras de cerveza y que la escoba servía como cartel indicativo de que en ese lugar se vendía cerveza? no recuerdo en donde escuche ese dato.

    • TDI
      TDI 21 de octubre de 2023, 19:52

      En Firefox no me dejaba comentarte y sigo sin saber por qué. Mientras tanto, te he respondido con toda una entrada. En resumen, no, no es cierto.

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