Las primeras operaciones de inteligencia de la historia

Mural egipcio con James Bond caminando de derecha a izquierda.

Estudiar los servicios de inteligencia es inherentemente complicado por su naturaleza encubierta. Esta dificultad se complica con la encontrada al remontarnos en las épocas más remotas de la historia, cuando la información debe sobrevivir además al paso del tiempo. Por eso, las pruebas que tenemos residen en un pueblo con un registro arqueológico muy amplio.

El arte de la guerra (s. V a.C.) de Sun Tzu, el Arthashastra (s. III a.C.) de Chanakia o la Biblia, p.ej. cuando Moisés manda a reconocer la tierra de Canaán (Números 13:17-33), resaltan la importancia de las operaciones de inteligencia. Casualmente, las primeras pruebas de espionaje conectan la procedencia y destino de este profeta bíblico.

Echando un ojo 𓁹

Egipto se extiende a Nubia, el Levante y Libia. Punt está bajo su influencia.

Nos situamos en el antiguo Egipto, en el Imperio nuevo (1550-1069 a.C.), el último gran periodo de esplendor, cuando se logró la mayor extensión de sus tierras. Sus fronteras en el Levante lo expusieron al Imperio hitita, Mitani, al Imperio asirio y al Imperio babilonio y sus ciudades costeras ofrecían un magnífico control sobre el Mediterráneo oriental, donde podían obtener información de zonas lejanas, pero también estaban expuestos a amigos y enemigos. Era necesario mantener un férreo control militar, aprovechar los recursos disponibles, entre los que se encontraba la mano de obra, y llevar un importante registro administrativo. 

En 38 de las 329 cartas de Amarna (s. XIV a.C.) enviadas desde la región de Canaán se muestra información restringida. Como no podía ser de otra manera, la principal preocupación del faraón eran las amenazas extranjeras. Si descubría que gobernantes locales tenían acercamientos con enemigos, amenazaba con alejar sus cabezas de sus cuerpos. En estas cartas se puede observar cómo Egipto debía tener informantes no egipcios en cortes de sus vasallos y enemigos, como Kadesh, Amurru, Tiro y Ugarit. También parece que hubo interceptaciones de mensajes. Varias de estas cartas tratan sobre la traición de Aziru, gobernante de Amurru, que finalmente abandonaría su lealtad hacia el faraón por la del hitita Suppiluliuma I. Este es el rey al que Anjesenamón, viuda de Tutankamón, pidió un hijo con el que casarse. Aunque era reticente y sospechaba, accedió ante su insistencia, siendo asesinado el hijo enviado cuando se dirigía a Egipto.

Se ha discutido que la escritura enigmática pudiera tener un rol en la transmisión de mensajes cifrados. Aunque podría ser viable, su uso conocido sirve como medio para lucir el dominio del lenguaje, exhibiéndose a menudo públicamente.

Probablemente, las operaciones de inteligencia fueron realizadas en Egipto, y en otras naciones, durante gran parte de su historia. Por ejemplo, Egipto extraía metales preciosos de Nubia y llegó a construir grandes fortalezas por el Nilo para evitar ataques, pues el río era una autopista por la que viajar rápidamente. Si estaban dispuestos a realizar grandes obras en las fronteras de su reino y mantener allí un contingente, tiene sentido pensar que recurrirían a toda la información que pudiera beneficiarles.  Se sabe que durante la historia de Egipto hubo mensajeros reales, militares y privados que podrían haber permitido la transmisión u obtención de estos datos. Muchos podían proceder del extranjero. Siendo un pueblo con poder, sería viable comprar su lealtad y que estos pudieran infiltrarse.

Fuentes

  • Sheldon, R. M. (2008). Espionage in the Ancient World: An Annotated Bibliography of Books and Articles in Western Languages. McFarland.
  • Andrew, C. (2018). The secret world: a history of intelligence. Yale University Press.

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