Combatir el cambio climático con bombas nucleares
A grandes males, grandes remedios. El cambio climático es la realidad actual pero, ¿y si pudiera solucionarse con el mismo método hipotético que deshace huracanes de un plumazo? No, no el disparo de una bala supergorda, sino una explosión nuclear.
Método
La clave estaría en acelerar la descomposición química natural de los silicatos, un proceso natural que captura dióxido de carbono, mediante la erosión mejorada, también llamada aumento de la alcalinidad oceánica. Minar el fondo oceánico sería una forma de lograrlo, pero requeriría un enorme despliegue logístico para extraer miles de millones de toneladas de rocas y sería un proceso lento.
El tiempo dejaría de ser un problema si se emplea el método Max Power: por las malas, pero más rápido. En este caso, podríamos deshacernos de esas molestas rocas con una enorme explosión nuclear, como en la Operación Plowshare, pero de forma tan desesperada como en la película El núcleo (2003). El objetivo sería capturar el dióxido de carbono generado en los últimos 30 años, donde cada año se han emitido 36 gigatoneladas aproximadamente al año. Como por cada tonelada de basalto se capturaría 0,28 toneladas de dióxido de carbono, deberían pulverizarse 3,86 billones de toneladas de basalto. Sería necesaria perforar el fondo oceánico y liberar 3,05*1020 julios de energía. Una explosión lograría el trabajo con gran eficiencia, pero sería necesaria una explosión nuclear de 81 gigatones.
Esta sería una energía cercana a la de un terremoto de magnitud 9,2 y superaría cualquier explosión nuclear conocida, pues la bomba del zar, la bomba nuclear más potente en probarse, tuvo una explosión de 50-58 megatones. Tan solo enterrarla supondría un riesgo de una catástrofe enorme, pero, si no se cometen errores, enterrarla a kilómetros de profundidad eliminaría la cantidad necesaria de roca y los kilómetros de océano por encima mitigaría la onda expansiva.
Localización
Un lugar idóneo sería la meseta Kerguelen en el océano Índico. Se enterraría a 3-5 kilómetros de profundidad en el basalto bajo 6-8 kilómetros de agua. La presión de 800 atmósferas absorbería la energía y la corriente circumpolar antártica distribuiría las partículas para la captura acelerada de carbono. Para minimizar la radiación, lo idóneo sería utilizar una bomba de hidrógeno, mientras el basalto mantendría y restringiría su extensión. Problemas
Con todo, no se podría evitar destruir los ecosistemas submarinos y hacerlos inhabitables durante décadas en un área de docenas de kilómetros cuadrados. No obstante, se retrasaría en 30 años, siendo optimistas, el daño global. Aunque esta operación costaría 10000 millones de dólares, sería 10000 veces más económico que el coste proyectado del cambio climático para el 2100. El otro problema sería político, pues violaría los tratados contra la proliferación nuclear y deberían indicarse excepciones para su uso y debería evitarse que fuera usada en el futuro con fines militares
Fuente
- Haverly, A. (2025). Nuclear Explosions for Large Scale Carbon Sequestration. arXiv preprint arXiv:2501.06623.