Kusarikku, el hombre-bisonte
Evolución
Se trata de una figura antiquísima en una cultura de por sí antigua.
Inicialmente, se mostraba como un bisonte (lim), pero desde el periodo
dinástico temprano I (2900-2775 a.C.) adquirió una cara humana. Era el
representante de las montañas, considerado una montaña en sí mismo. El hábitat
de este animal en los flancos montañosos de las tierras bajas de Mesopotamia,
lo vinculaba con el Sol, pues este en su viaje emergía de los confines del
mundo y viajaba por países distantes.
En el periodo acadio (2334-2154 a.C.) tuvo dos aspectos, sin perder la
vinculación solar. Por un lado, mantuvo la forma de bisonte con cara humana,
mientras por otra, se irguió y adquirió un aspecto más humanoide, posiblemente
por influencia extranjera.
Por su relación con Utu/Šamaš, deidad solar, fue llamado Toro hijo del Sol (GUD.DUMU.dUTU), pero como manifestación del poder divino más que por una relación de parentesco. Por ello, los amuletos protectores con su cabeza (sag-alim) eran el emblema de Utu (Su-nir dUtu). El Sol al amanecer también podía mostrarse como un bisonte. No obstante, es más conocido por Gud-alim en sumerio o kusarikku en acadio. A pesar de su nombre y relaciones, no se trata del Toro del cielo (Gugalanna/Alûllû) vencido por Gilgameš ni es una manifestación de Enkidu.
Monstruo domado
Como otros demonios, su servicio sigue a una derrota. En el periodo dinástico temprano III, se le muestra sometido a Laḫmu en el motivo del señor de los animales, como en la lira del toro de Ur, pero su enfrentamiento más popular fue contra Ninurta en el Angim. Entonces, en el segundo milenio antes de nuestra era, se estaba produciendo una transición donde estos grandes enemigos se trasladaron de escenario, de la montaña al mar. Por eso, cuando se cuenta la victoria de Ninurta en la Épica de Anzû, el combate se situó en el mar. Con el ascenso de Babilonia, el Enuma eliš lo presentó como uno de los hijos de Tiamat que debía vencer Marduk.
En consecuencia, una vez sometido, podía usarse su imagen contra otros males. Su aplicación conocida es principalmente doméstica, con su imagen en una placa o con figurillas que flanqueaban las puertas, a menudo enterradas, llevando a menudo un cubo (banduddû) en la mano izquierda. En las nanas, replicaba a Enlil enfurecido por el ruido de la humanidad, pero a nivel doméstico, con un mal despertar por el llanto de un niño. En la cara opuesta de un amuleto contra Lamaštu, sustituye a Pazuzu, aunque con un aspecto alterado.
Fuentes
- Black, J., Green, A., & Rickards, T. (1998). Gods, demons and symbols of ancient Mesopotamia: An illustrated dictionary. British Museum Press.
- Wiggermann, F. A. M. (1992). Mesopotamian protective spirits: the ritual texts (Vol. 1). Brill.
- Robbins, R. (2021). The Man with the Curly Hair: A New Look and Analysis of the Laḫmu in Mesopotamian Art through the 3rd to 1st Millennium. University of Toronto Art Journals, 9(1), 77-84.