¿De qué se reían en el antiguo Egipto?
Los antiguos egipcios alcanzaron grandes logros arquitectónicos y científicos pero, por muy admirables que sean, se perciben como alienígenas, para provecho de charlatanes. Lo que nos conecta, lo que demuestra que todos somos humanos, son las vivencias cotidianas y nada nos define como la risa. ¿Qué les hacía gracia a los egipcios? ¿Qué les divertía?
Para empezar, lo más difícil es reconocer su contexto humorístico, pues depende de la cultura. Por otra parte, no tenemos manera de evaluar qué les parecía más o menos gracioso. Un pedo suele ser gracioso, pero, ¿era la cumbre del humor o tan básico como universal? Quizás la presentación en el momento y lugar adecuados puede encumbrarlos, pero también se necesita entender y disponer de ese contexto. Con frecuencia, aunque podemos reconocer la broma, hay que ser un antiguo egipcio de la época para entender qué tiene de divertida.
Humor versátil
Los egipcios tenían muchas formas de hacer reír y temas disponibles. Podían lucirse usando la escritura enigmática, como en el templo de Jnum en Esna, donde una serie de jeroglíficos compuestos por carneros y otra por cocodrilos demostraba la maestría del lenguaje para crear una procesión animal. El desorden que para ellos existía en tierras enemigas, y que Set personificó, era motivo de burla y un extranjero o un egipcio con su estilo les parecía un adefesio. Set es el principal ridiculizado en Las competiciones entre Horus y Set, pero otras deidades, como Horus e Isis, no se libraban de convertirse en caricaturas, en lugar de personajes majestuosos.
Los textos educativos no estaban carentes de humor. En un problema matemático del papiro de Ahmes, usa la rima infantil "7 casas, 49 gatos, 343 ratones, 2401 espigas de espelta y 16807 hekat [4,8 l] de grano" para presentar las potencias de 7. La carta satírica del papiro Anastasi I es una muestra clara del humor egipcio. Era un ejercicio para los escribas de las dinastías XIX y XX (1292-1077 a.C.) donde el escriba Hori se mofa de los pobres conocimientos del torpe escriba Amenemope sobre asuntos militares, geografía del Levante y problemas matemáticos. En una descripción de escribas y funcionarios menores hay exageraciones tan absurdas que sobrepasan cualquier barrera cultural o temporal:
Ven, déjame describirte la forma de ser de Roy, llamado el tizón del granero. No se ha movido desde que nació. El trabajo duro fue una abominación para él y nunca se ha acostumbrado a él...Déjame hablarte sobre Paherypedjet, que solía vivir en Heliópolis. Es un veterano del palacio. Es más pequeño que un gato pero más grande que un mono, aún así disfruta en su casa teniendo sus propiedades en su poder...¿Has oído el nombre de Kyky, la bola de polvo? Pasa desapercibido si se mueve sobre el suelo, con atuendo desaliñado y ceñido. Si lo vieras en la oscuridad de la noche, pensarías que ha pasado un pájaro. ¡Ponlo en la balanza y verás lo pesado que es! Te pesará 20 deben (menos de 2 kg), excluyendo trapos. Si soplas cerca suyo mientras pasa, caerá lejos como una hoja con el viento.
La Sátira de los oficios es otro texto educativo donde resalta las ventajas de ser escriba sobre el resto de empleos, a las que trata con desprecio. Está en cuestión si es realmente una sátira o una opinión directa, aunque es proclive a la exageración.

Algunas observaciones cómicas siguen vigentes, aunque se expresen en otros términos. En la tumba del arquitecto Sennenmut de la dinastía XVIII (1550-1292 a.C.) en Tebas, un óstraco, un resto de piedra que podía ser de la mismas construcción, tenía un poema satírico que comentaba "hay más gente al mando que frutas en la persea [Mimusops laurifolia]". Al ser más baratos que los papiros, los óstracos eran mucho más utilizados y podían contener aportaciones de niños. Además, entre los trabajadores del Valle de los Reyes y el Valle de las Reinas, sobraba material para estos, la alfabetización era mayor que en el resto de Egipto y contaban con dibujantes profesionales que nos han dejado gran cantidad de material. Un tema frecuente eran animales actuando como humanos, ocupando las posiciones de estos en imágenes conocidas. Que este tipo de escenas también aparezcan en papiros significa que las valoraban lo suficiente como para conservarlas y emplear un medio más costoso. Demostraban un humor irreverente no se contenía, como se muestra en un óstraco que ilustra una procesión religiosa donde cuatro chacales desfilan cargando la figura de un dios ratón, que no era un animal sagrado. Este uso de los animales es tan antiguo que ya se muestra en la paleta de los dos perros del periodo Naqada III (3200-3000 a.C.) con un chacal tocando la flauta. A pesar de ser menos frecuente, en figuras se pueden encontrar representaciones con puntos comunes a las ilustraciones, como hombres pequeños o niños con falos desproporcionados copulando con mujeres. Las burlas de gobernantes, jefes, compañeros y familiares eran habituales en los óstracos pero también en medios más duraderos, donde trabajadores descuidaban su labor o se enfrentaban por tener la última palabra. La mala fama podía no desvanecerse. El Rey Amosis y el capitán, presenta a Amosis II (570-526 a.C.) como un borracho libertino. Un siglo después, Herodoto seguía hablando de historias populares que no hablaban de manera halagadora de este faraón.
Fiesta de ultratumba
Para nosotros, una tumba es un lugar lúgubre o solemne pero el egipcio disfrutaba de la vida eterna con comida, sirvientes y entretenimiento en forma de caza, combate, borrachos, música, bailarinas o disfrutar de sus mascotas. Por ejemplo, en la tumba del funcionario Ukhhotep II, se muestra un cocinero que dice "¡Llevo asando desde el inicio de los tiempos! ¡Nunca he visto un ganso como este!", mientras en las tumbas vecinas de Meir, se muestra a un hombre famélico dirigiendo a ganado bien alimentado como ofrenda. En estas fiestas, los porteros podían mostrarse echando a los fiesteros o apoyados y aburridos en la puerta.
Como los conejos en la Edad Media, los monos participaban en las escenas e imitaban a los humanos, replicando a un patrón, trabajando en tareas humanas. Los gatos se presentan con mayor sutilidad, ya que no pueden realizar las mismas tareas. Desde la dinastía V, las escenas de las tumbas podían ser como un tebeo con canciones, comentarios e insultos, especialmente comentarios vulgares de plebeyos (p.ej. mierda, putero, cabrón, calvo, etc), aunque en el Imperio nuevo el humor es más gráfico. Aparte de los plebeyos, las personas con deformaciones físicas era un recurso socorrido en estas imágenes. Las personas con acondroplasia eran apreciadas, a menudo como bufones. En la estela del corpulento arpista Neferhotpe, encargada por su humilde amigo Nebsumenu, se le muestra alcanzando una pila de comida con la petición "por favor, dale lo que más le gusta".
Templos y monumentos

Las grandes construcciones eran menos propensas al humor, pero hay un tema proclive a las exageraciones y el ridículo: los extranjeros. No solo se sometía con la imagen, sino que no se les mostraba respeto. En el templo mortuorio de Hatshepsut en Deir el-Bahari, se muestran a Parehu y Ati, gobernantes de Punt. Ella se muestra obesa y deforme pero detrás suya está un pequeño burro que, con sorna, es identificado como la confiable montura de Ati. Esta imagen llamaría tanto la atención que, dos siglos después, un óstraco la ilustraba precisamente a ella. En el relieve de la batalla de Qadesh, no tuvieron reparos en mostrar al príncipe de Aleppo cabeza abajo, vomitando todo el agua que había tragado al cruzar el río. El mismo faraón se mostró asaltando la fortaleza de Satuna, donde un fugitivo sirio huye al bosque y se sube a un árbol atacado por un oso.
En definitiva, la condición humana tiende a divertirse con el cotilleo, las diferencias, las similitudes, inconsistencias y la informalidad. El idioma y la cultura son barreras que dificultan la comunicación y nos proporcionan distintas escalas de qué consideramos gracioso y cuánto, pero compartimos la misma esencia.
Fuente
- Houlihan, P. F. (2001). Wit & humour in ancient Egypt. Rubicon Press.