Cuarzo: del hielo eterno a las bolas de cristal
¿Cómo se forman las rocas y minerales? Los antiguos intentaron encontrar una respuesta basándose en la observación y superstición. En las piedras se encontraba dureza, estabilidad y propiedades extraordinarias, por lo que su génesis también era fantástica. El cuarzo, llamado cristal de roca, se creyó hielo convertido en roca y eso le proporcionó cualidades fabulosas.
Antigüedad
En Sobre las piedras (Περὶ λίθων, Perì líthon; latín: De lapidibus), Teofrasto habla que el cristal (κρύσταλλος, krýstallos; κρύος, krúos, "frío, hielo"; latín: crystallus) se usaba en sellos grabados. De hecho, en Mesopotamia se logró trabajar en cuarzo desde el sexto milenio antes de nuestra era, encontrándose sellos de este material en Uruk y Kish datados tres milenios más tarde, aunque no estaba al alcance de todos los bolsillos. En el segundo libro de Biblioteca histórica, Diodoro Sículo asegura que el cristal de roca está formado por agua pura que ha sido endurecida por el fuego divino, no el frío, por lo que son incorruptibles y muestran muchos tonos cuando se les sopla. En el volumen XXXVII de Historia Natural, Plinio el Viejo nos cuenta que, a diferencia de la mirrina o murrino, que se solidifica con el calor bajo tierra, el cristal de roca se endurece con el congelamiento extremo. Por eso lo considera un tipo de hielo situado en los lugares donde las nevadas invernales son más intensas. En cambio, en Colección de hechos memorables (Collectanea rerum memorabilium), Solino argumentaba que si el cuarzo fuera esencialmente hielo, no podría encontrarse en lugares cálidos como Chipre. Estas premisas debían debatirse en tiempos de Plinio, pues las refutaba alegando que serían depósitos aluviales o humedad celeste endurecida.
Edad Media
A pesar de la influencia de Solino en los bestiarios, esta observación lapidaria no caló. Isidoro de Sevilla recurrió a la explicación de Plinio en su libro XVI de Etimologías, razonando que debe su nombre al frío que ha soportado la nieve endurecida por el hielo durante años. Añade que la exposición al Sol permite quemar pábilos y hojas secas, pudiendo fabricarse vasos con él, pero que solo contiene líquidos fríos. A pesar de ello, en lugar de esmeraldas, en las ilustraciones medievales de los grifos escitas de los que hablaba Solino podían mostrarse vasos cristalinos.
Sin aludirlo, Alberto Magno le daría la razón a Solino en De mineralibus. Influenciado por las teorías aristotélicas y los conocimientos procedentes de tierras musulmanas, concluyó que los minerales y metales estaban formados inevitablemente por agua y tierra. Sin importar los procesos que soportaran, se necesitaban ambos ingredientes para mantener su integridad. De esta manera, comparaba el cristal de roca con la formación artificial del vidrio a partir de la arena. Su alumno Tomás de Cantimpré indicó que la formación de su estructura debía ser como la de un panal o velas apretadas, cuyos elementos centrales se adaptan al espacio del que disponen, a diferencia de aquellos en los márgenes.
Propiedades
Los minerales tenían muchas propiedades activas (virtutes), como el magnetismo de la magnetita o el supuesto poder del carbunco de iluminar una estancia oscura. En el caso del cristal de roca, su origen lo convertía en un febrífugo o una superficie refrescante ante el calor. Por simpatía debida a su semejanza, se decía que la alectoria, una piedra encontrada en las vísceras de los gallos, tenía cualidades hidratantes y endurecía los órganos vulnerables de los caballeros ante los golpes. De hecho, no debía ser lo único que endurecía, pues incrementaba su potencia masculina y obligaba a las esposas a plegarse a sus deseos.
A pesar de todo, Marbodio de Rennes contrasta las distintas opiniones y tan solo retiene dos de sus cualidades del cristal de roca: actúa como lente ardiente en forma de esfera y estimula la producción de leche en las mujeres lactantes cuando se muele y se mezcla con miel. Se creía que el cristal de roca molido licuaba la leche, facilitando el flujo, pues en principio era un líquido. La acción de lupa se ilustró en la entrada de borax (erróneamente, pues debía situarse en berilo) en Der naturen bloeme de Jacob van Maerlant, traducción de Liber de natura rerum de Tomás de Cantimpré. Bartolomeo Ánglico en De rerum proprietatibus fue uno de los pocos en interesarse por su función como lapides ad legendum, es decir, piedra de lectura. Este desinterés general, o más bien silencio, se debía a que la iglesia condenaba la adivinación. La visión era una habilidad bien ligada con el cuarzo, pues se creía que en el ojo se tenía un humor cristalino con una limpidez similar al hielo. Mediante esta, era capaz de percibir adecuadamente las formas y colores producidos por la dispersión refractiva de la luz en los cristales de roca. Es decir, este es el principio de la bola de cristal de magos y brujas como medio para predecir el futuro.
A pesar de esto, el cristal de roca fue apreciado en el ámbito religioso. Llamado berilo, se relacionaba con la sabiduría y pureza, un puente entre materia y espíritu, negándose a brillar salvo que se cortara como un hexágono, con tantos lados como días tuvo la creación. Su capacidad de actuar como lente quemaba la mano de quien sujetara la esfera, como un santo que inflama a quien se acerca con celo espiritual. El hielo aludía al bautismo; su dureza, a la constancia angelical y su pureza a la encarnación. En la Biblia, cuando se alude al cristal, se refiere al cuarzo, normalmente por comparación, no al vidrio. Por ejemplo, en Eclesiástico 43:22 ("Sopló el frío viento del norte, y el cristal se heló en agua (et gelavit crystallus ab aqua) y reposará sobre todos los estanques y envolverá el agua como como una coraza") y Apocalipsis 22:1 ("Después de mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero").
Fuentes
- Tomkeieff, S. I. (1942). On the origin of the name ‘quartz’. Mineralogical magazine and journal of the Mineralogical Society, 26(176), 172-178.
- Moorey, P. R. S. (1999). Ancient Mesopotamian materials and industries: the archaeological evidence. Eisenbrauns.
- Buettner, B. (2020). Icy Geometry: Rock Crystal in Lapidary Knowledge.