¿Hay un camino submarino en la isla de Bimini?

Vista de Bimini desde la Estación Espacial Internacional.

En las Bahamas, sumergido en la costa de las islas Bimini, se encuentra una formación aparentemente extraña. Una serie de rocas que parece formar un camino. Al situarse al norte de Caribe y al tratarse de rocas de gran tamaño, se razonó que se trataba de un camino sumergido de la Atlántida, pero, ¿qué es realmente? ¿Cómo se descubrió y cómo surgió la idea?

Hipótesis del origen antropogénico 

Edgar Cayce

Nativos de Bimini.

Todo comienza con el vidente religioso Edgar Cayce, influenciado en su juventud por el avivamiento cristiano del Tercer Gran Despertar y conocido como "El Profeta Durmiente" por sus supuestos poderes telepáticos. En 1933, en una lectura de un paciente, declaró que este era un atlante reencarnado, quien localizó su tierra "en las Bahamas cerca de Bimini". De esta actividad surgiría la Edgar Cayce Foundation, que preserva sus lecturas, y la Association for Research and Enlightenment, Inc (ARE), que investigaría en este tema, ambos en Virginia Beach. Según informan, en sus últimos 20 años de vida, realizó lecturas que describían vidas pasadas en la Atlántida, sin haber leído nunca Platón ni ninguna obra respecto a esta tierra mítica. 

Su hijo Edgar Evans Cayce compartiría esta información en On Atlantis (1968), comenzando con la perspectiva de Atlantis, the Antediluvian World (1882) de Ignatius Donnelly, que conecta a la India y Egipto con las culturas de América central y del sur debido a sus coincidencias. Este argumentaba que la Atlántida explicaría estas coincidencias y que sus supervivientes se habrían refugiado en el País Vasco y las islas Canarias, siendo la causa de sus diferencias lingüísticas y culturales con sus vecinos. 

Charles Berlitz
The Bimini Road

En sus lecturas, Cayce tan solo menciona que en Bimini debían descubrirse unos templos, pues era uno de los lugares que habrían sobrevivido de la Atlántida, cuya porción occidental se elevaría 28 años después (la lectura fue en 1940), pero no hablaba de las piedras. Sería Charles Berlitz quien, apoyándose en él y la atención que le proporcionó la prensa, las vincularía en The Mystery of Atlantis (1969), extendiendo que Poseidia, dicha porción occidental de la Atlántida, reemergería en 1968-69 en Bimini y Andros. Aseguró que Cayce acertó en la localización exacta, que era la parte más alta del continente hundido, que desde el aire podían verse los edificios de la ciudad hundida. 

Basándose en Joseph Manson Valentine, indicó que la sucesión de grandes piedras sería un camino, muralla, los cimientos de los edificios o un muelle. Ante la crítica de los científicos, aseguró que la roca no forma bloques que encajan en un patrón, ni giran 90º, con pasadizos y aguantados con columnas por debajo. Afirmó que la composición de la roca era una amalgama distinta a aquellas en la playa, que había pirámides o bases de pirámides visibles desde aviones y que las raíces fosilizadas de manglares databan de la última glaciación. Señalaba caminos submarinos en Yucatán, Honduras, murallas en Venezuela y el cabo Hatteras en Carolina del Norte. Entonces, Berlitz lo llevó a su terreno, pues publicó The Bermuda Triangle (1974), al apuntar que las desapariciones en el triángulo de las Bermudas se podrían deber a láseres atlantes creados con cristales gigantes que podrían seguir funcionando.

En Atlantis: The Lost Continent Revealed (1984), reveló que conoció esta estructura el 2 de septiembre de 1968 y que entonces no era consciente de las profecías de Cayce. Había ido con Valentine y el siguiente febrero se unió con él al grupo Cayce. Reiteraba que no podían haber sido colocadas naturalmente, comparándolas con las murallas de Sacsayhuamán o los templos megalíticos en Malta, y que eran de micrita muy dura, a diferencia de las rocas de la playa

Valentine, Rebikoff y Zink
Snorkeling on Bimini road.

Joseph Manson Valentine, Dimitri Rebikoff y David Zink expandirían la información en los siguientes años. En The Stones of Atlantis (1978), David Zink, financiado por la Cayce Foundation, nos cuenta el proceso del descubrimiento del "camino de Bimini". Este comienza con los pilotos Robert Brush y Trigg Adams, miembros de ARE, que sobrevolaban el área para encontrar pruebas de las predicciones de Cayce, hallando los cimientos del templo a 80 km al norte de la isla Andros. Informaron a Valentine y Rebikoff, describiendo este último una base de caliza de 18x20 m. Este se situaba en un lugar indefinido, pero fue encontrado en El Calypso en la búsqueda de la Atlántida (1976) de Jacques Cousteau. El lugar estaba compuesto por piedras pequeñas, sin pruebas de que hubiera otras más grandes en el fondo. Por si fuera poco, un hombre de Andros convenció a Zink de que ayudó a construir una jaula de esponjas allí en la década de 1930. 


Lo que revela Zink explícitamente es que, primero, buscaban una prueba que encajase con la predicción en la fecha indicada. Esta requería que estas estructuras hubieran quedado expuestas ese año, no antes. Aparte, mostraba que todos los autores que habían publicado artículos o libros tenían conflictos de interés al vincularse a la misma organización que dependía de la credibilidad de la profecía de Cayce. Ante esto, aseguraban que se habían realizado vuelos durante 15 años y en la zona se percibían crecimientos extraños de algas, que indicaban estructuras artificiales, una causa-efecto que no elabora. ¿Realmente eran extrañas? ¿Por qué lo eran? ¿Si son extrañas solo crecen en estructuras artificiales? Además expone, aparte de las relaciones con culturas del Viejo y Nuevo Mundo, un vínculo con un patrón energético global en forma de red que habían postulado unos rusos.

Origen natural

Vista de satélite de las islas Bimini. A pesar de centrarse solo en esta, el camino no es visible a esta distancia.
En el libro se puede observar cómo Zink busca confirmar las propuestas del grupo Cayce y no encaja bien la oposición. Cuando el geólogo John Gifford aseguró que "no puede descartarse un origen antropogénico", se aferra a esa posibilidad. En cambio, cuando Gifford continúa estudiando el lugar y plantea el origen natural, Zink argumenta que es víctima de la "ansiedad por anomalías", un término acuñado por un biofísico de la Universidad de Pittsburgh, refiriéndose a la reacción que sufren aquellos que experimentan una revelación que contradicen los conocimientos adquiridos previamente. En su posteriores menciones, plantea la duda hacia los datos o métodos de Gifford mientras se adhiere con firmeza a otros autores que no rechacen completamente su tesis. Lo mismo ocurriría con otros autores cuyos autores no le bailaran el agua, como Eugene A. Shinn, a quien el psicólogo Greg Little acusaba de conspirar con el gobierno para impedir al público conocer el verdadero origen de las piedras.

La expedición de Tompkins 

Las muestras indicaban que estas piedras eran simples rocas de playa, como las que se encontraban en el resto de la isla. Aunque su posición nos pueda parecer extraña y reconozcamos una construcción, son naturales. El escritor Peter Tompkins, autor de obras New Age como Secrets of the Great Pyramid (1971), Mysteries of the Mexican Pyramids (1976) y The Magic of Obelisk (1981) solicitó al estudio geológico de Fisher Island que estudiara el lugar para comprobar si era la Atlántida, pues había desarrollado un dispositivo que permitía extraer de forma económica núcleos de la roca subacuática. Fue rechazado pues temían que afectara a su reputación, pero Tompkins llamó al cuartel general y financió la investigación. El equipo tuvo que aceptar la dura realidad de nadar en las Bahamas, sin coste, durante los fines de semana.

Extrajeron los núcleos, unos tubos de roca, y, efectivamente, era roca de playa, idénticas a las presentes en la costa de Bahamas. Esta se forma relativamente rápido en las playas tropicales bajo la arena en la zona intermareal. La acumulación de carbonato cálcico es tan veloz que en este tipo de rocas pueden encontrarse esqueletos humanos, botellas de vidrio y casquillos de proyectiles de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, en la roca más antigua del camino, no había restos de presencia humana, sea en forma de objetos (p.ej. herramientas o alfarería) o surcos de ruedas. 

Como se sitúa debajo de la arena, su formación permanece invisible, cubriéndose por nuevas capas de arena conforme crece. A diferencia de la arena, las capas que van formándose en la roca asientan su orientación. Sin embargo, si desaparece la arena que la cubre, queda expuesta al agua, a las algas y al Sol. Con los años se agrietan como el asfalto. Las grietas crecen y se redondean, como si las hubieran encajado. Eso explica su forma pero la estratificación asentada en la roca puede explicar algo más. De forma natural, esta se orientaría hacia alta mar, pero si hubieran desplazado estas rocas en un pasado remoto, sus orientaciones serían diversas. No obstante, al extraer nuevos núcleos en varios puntos, cortarlos y verlos en radiografías para observar la estratificación, comprobaron que todos se orientaban hacia el mar. El giro que tenía la playa se conservó en J invertida en el extremo sur. Todo descansaba sobre caliza desgastada del Pleistoceno cubierta de caliche marrón-rojizo.

No solo eso, sino que prueba del Carbono-14 en las conchas incrustadas indicaba que las piedras tenían entre 3510-2745 años de antigüedad, mientras Platón situaba la Atlántida varios milenios antes. Las supuestas columnas que se ven en lugar no son tal, sino barriles de cemento de Portland arrojados desde el siglo XIX desde los barcos. Con el tiempo, la madera se pudre, pero el cemento permanece. Otros objetos que pueden encontrarse son piedras de lastre, que se descargaban desde los barcos en los puertos o en aguas poco profundas. En resumen, se formaron demasiado tarde para ser de la Atlántida y estuvieron expuestas demasiado tiempo como para no haber sido visibles hasta 1968.

El bulo se niega a morir 

Durante los años 70 y 80, los traficantes de droga hacían fortuna en Bimini y los turistas se desnudaban para sentir los campos de fuerza de la isla, buscaban la fuente de la juventud y veían desde el aire el montículo del tiburón y de la ballena, supuestamente construidos por extraterrestres de las Pléyades. Al cerrarse el grifo de la droga, también se redujeron los turistas y hacía falta recuperar el interés. Por eso resurgió la necesidad de mantener vivas las falsas creencias.

En 1989, Douglas G. Richards publicó un artículo donde señalaba la falacia ad ignorantiam, es decir, que la "ausencia de prueba no es prueba de ausencia". Aunque es correcto estar abierto a resultados que alteren los conocimientos establecidos, el arqueólogo acercaba las posiciones de investigadores psíquicos y científicos como si fueran equivalentes en base a que los primeros no eran un grupo homogéneo, sino que incluía a quienes creían que fue construido por fenicios o extraterrestres de Pléyades. Al dar un peso similar a ambos argumentos, otorgaba el beneficio de la duda a las creencias sin una base sólida. ¿Era Richards un observador independiente que daba su honesta opinión? Teniendo en cuenta que el año anterior publicó Edgar Cayces's Wisdom for the New Age: Mysteries of Atlantis Revisited con Edgar E. Cayce y Gail Cayce Schwartzer, la pregunta se responde sola.

Mapa de Piri Reis.

Esta tendencia a equiparar ambas posiciones se repetiría en el Bahamas Handbook and Businessman de 1998, donde se enfrentaba a William M. Donato con P. J. Hearty. Gavin Menzies aprovechó su libro 1421: the year China discovered America para indicar que no eran los atlantes, sino los chinos, los responsables de esta construcción, usándola para reparar sus barcos. Añade que el rey de España ansiaba encontrar la mítica isla de Bimini porque en ella se encontraba la fuente de la juventud. De igual manera, Graham Hancock insistió desde Ancient Apocalypse (2022) y en el podcast de Joe Rogan que las montañas de la isla mostrada en el mapa de Piri Reis eran el camino de Bimini. En estos casos, como las premisas de la Atlántida o su emergencia en 1968 eran insostenibles, se readaptó el relato para poder seguir beneficiándose económicamente del bulo sin requerir pruebas convincentes.

En las redes se suele mostrar la porción más uniforme del camino junto con fotografías de las estructuras de Yonaguni, en Japón, y arrecifes artificiales de cemento.

Irrelevancia de la estructura

Bimini en la carta del almirantazgo de 1964 con datos del siglo anterior.

Una de las premisas es que la estructura quedó expuesta 28 años después de la profecía en 1940. Se situaba que ocurriría en 1968 o 1969, siendo el primero de los años en el que comenzaron a informar del producto atlante. Si es así, no debía haber sido vista antes. Si consultamos los mapas que incluyen la zona en los últimos siglos, a menudo la incluyen con Florida o las Antillas. En esos casos, la isla es tan pequeña que a menudo se representa con un círculo y no puede esperar verse unas piedras sumergidas frente a ella. En mapas más cercanos de las Bahamas, se distingue su forma, a veces con unos islotes alrededor. No son constantes, por lo que pueden ser los arrecifes que llegan a la superficie o productos de mapas concretos. Si se identifica algo, suele ser el banco de Moselle o rocas concretas en las cercanías. En las precisas cartas del almirantazgo británico se situaría a unos 400 metros al nornoreste de The Bluff (El acantilado), un desnivel junto a unos islotes aún visibles. Después de todo, situándose a unos 5-6 metros de profundidad, el camino queda por debajo del calado de la mayoría de los barcos de la época y había posiciones más importantes. Por eso es absurdo que el mapa de Piri Reis, que muestra ambas costas del Atlántico, incluya una estructura frente a unas islas diminutas y apenas sea visible la península de Florida que está al lado.

A pesar de esto, hay que tener en cuenta un factor importante: las rocas parecían importar menos que la propias islas. Las Bahamas habían sido territorio pirata. En Bimini, la primera población estable fueron 5 familias que en 1834, tras aprobarse la ley de abolición de la esclavitud en el Imperio británico, se dedicaron a pescar, recoger esponjas y desguazar barcos, pues no había faros y los naufragios eran frecuentes. Así permanecieron hasta que Estados Unidos promulgó la ley seca y se convirtió en el centro del ron del hemisferio occidental, atrayendo a bebedores con dinero. Es decir, era un lugar prácticamente irrelevante hasta la década de 1920. La pesca de macabí (Albula vulpes) y aguja azul (Makaira nigricans) en Bimini y los Cayos Cat son el tema habitual en las publicaciones anteriores a 1968. A pesar de mencionarse sus aguas cristalinas, ofrecen más detalles de la tierra firme que del mar. 

Entonces volvemos con Edgar Cayce. El comienzo de su actividad habría sido tras el artículo de The New York Times del 9 de octubre de 1910 que informaba de su propia curación milagrosa. Según el Birminghan Post-Herald del 10 de agosto de 1922, había realizado para entonces 8056 lecturas, donde al menos el 20% de las consultas son "lecturas vitales", con otro porcentaje similar para consultas variadas, como interpretación de sueños o lecturas en asuntos de negocios. A pesar de ello, no mencionaría Bimini, a menos de 100 km de Miami, hasta acabar la ley seca. Dicho de otro modo, hasta que no adquirió relevancia, era como si no hubieran existido para Cayce.

Fuentes

  • Shinn, E. A. (2004). A geologist's adventures with Bimini beachrock and Atlantis true believers. Skeptical Inquirer, 28(1), 38-44.
  • Richards, D. G. (1989). Archaeological anomalies in the Bahamas. Anomalías arqueológicas en las Bahamas], Journal of Scientific Exploration, 2, 181-201.
  • Shinn, E. A. (2009). The mystique of beachrock. Perspectives in Carbonate Geology: A Tribute to the Career of Robert Nathan Ginsburg, 19-28. 

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