Los límites de la resistencia humana
En tierras orientales, quién sabe si acostumbrados a los ataques de bestias descomunales, se cuentan historias de monjes capaces de correr distancias enormes sin sufrir las consecuencias del agotamiento. Tanto los monjes Kaihōgyō del monte Hiei en Kyoto y de Shugendō, en Japón como los corredores Lung-gom-pa del Tibet son conocidos por correr cientos de kilómetros durante días. Puede ser que las habilidades de estos monjes sean más míticas que reales, aunque puede que tengan algo de ciertas.
Un punto en común de estas prácticas es la importancia de la meditación para concentrarse evitando toda distracción y ser capaz de controlar la respiración. Quizás no sea posible correr de tal manera que dejes de tocar el suelo, pero sí respirar adecuadamente y mantener la concentración necesaria para resistir la mayor distancia posible.
Hoy en día se realizan los llamados ultramaratones que, o bien se realizan en un periodo de tiempo determinado (24 horas o más) o en una distancia concreta (normalmente, entre 50 y 160 km, aunque en el Self-Transcendence 3100 Mile Race llegan a los 5500 km). Se llevan a cabo en todos los continentes, incluso en la Antártida, donde se realiza la última etapa del 4 Deserts o en Antartic Ice Marathon.
Como cualquier práctica deportiva, acarrea lesiones, especialmente si no se está preparado. Los estudios médicos reflejan que los problemas más comunes para que disminuya el rendimiento o no puedan terminar la carrera son las lesiones de los tendones, fascia y músculos de los miembros inferiores. Concretamente, el dolor en las espinillas, conocido, entre otras formas, como síndrome de estrés tibial medial, es el más común. Se desconoce que causa exactamente esta lesión, aunque hay autores que indican reacciones en el periostio del hueso. Lo más sorprendente, es que debido a la tolerancia al dolor, se registraron casos en los que los corredores recorrieron de 200-240 km después de romperse la tibia o el fémur. Quizás esta sería la razón por la que los monjes Kaihōgyō y Lum-gon-pa necesitaban de una concentración casi mítica.
Pero lo más inesperado es que en el otro lado del globo, en México, haya existido una tribu que, según Christopher McDougall, destaque por correr 160 km de forma rutinaria y a gran velocidad sin presentar ninguna lesión. Según Johathon Cassel, los tarahumaras cazaban agotando a su presa en largas carreras.
En el siguiente TED Talk, el autor del libro "Born to run", nos muestra su visión sobre los tarahumara y sobre las capacidades del ser humano para correr largas distancias.
Como se ve en el vídeo, Christopher McDougall defiende la hipótesis que postula que los humanos estamos diseñados para correr. Aunque hay pruebas a su favor, tanto anatómicas como fisiológicas, las zonas en las que vivían los primeros Homo requerían habilidades complementarias de rastreo, de las que posiblemente carecerían, así como altas temperaturas para fatigar a la presa. Por otra parte, los cazadores africanos modernos no persiguen a su presa hasta que se cansa. Incluso los grupos que lo hacen, necesitan un día completo para recuperarse. En definitiva, sería más factible si no hubiera otra manera de conseguir alimento.
De lo que no ha y duda es que, a pesar de todo, esto no es motivo para dejar de sorprendernos ante la capacidad del ser humano de superar sus propios límites.
Fuente: Ultralegends,Wikipedia y 2,
- Schütz UHW, Schmidt-Trucksäss A, Knechtle
B, Machann J, Wiedelbach H, Ehrhardt M, Freund W, Stefan Gröninger S,
Horst Brunner H, Schulze I, The Transeurope Footrace Project:
Longitudinal data acquisition in a cluster randomized mobile MRI
observational cohort study on 44 endurance runners at a 64-stage 4,486
km transcontinental ultramarathon. BMC Med.Published online 2012 July 19. doi: 10.1186/1741-7015-10-78