Mitos e ideas falsas de los pterosaurios
Desde el momento en el que los llaman "los dinosaurios voladores" meten la pata. Es cierto que en el cine y la televisión no son los únicos que se muestran erróneamente, pero al menos a los dinosaurios han empezado a ponerles plumas, que es un avance. Incluso a estos los muestran con más diversidad. Por lo general, sin importar qué película sea, todos los pterosaurios son criaturas voladoras de unos 5 metros de envergadura con pico cónico y cresta. Salvo contadas excepciones, están para rellenar. Son extras prehistóricos.
Si estos errores se quedaran en el cine, donde la fidelidad a la realidad es un mito, podría aceptarse, pero aparecen en libros y obras de referencia de personas que claramente no son expertas en pterosaurios.
En primer lugar, igual que la palabra tiranosaurio para referirse al Tyrannosaurus Rex, los pterosaurios son referidos como pterodáctilos. Ambos nombres empiezan igual y se refieren al mismo tipo de animales, El problema es que no todos los pterosaurios son pterodáctilos. Los pterosaurios (Pterosauria) son un orden que incluye al género de los pterodáctilos (Pterodactylus), quien a su vez contiene un grupo de especies.
Aparte del nombre, como dije, se les llama "los dinosaurios voladores". Solo han coincidido en la época que vivieron y en pertenecer al clado de ornitodiros de los arcosaurios. Al ser ornitodiros, comparten un cuello largo con vértebras cervicales proporcionalmente largas, una tibia elongada, un tobillo como una bisagra y largos metatarsos. Probablemente compartieron un antepasado en el Triásico (Hace unos 252-208 millones de años). Aún así, hay otros grupos que no son pterosaurios ni dinosaurios que son más cercanos a este último.
Si estos errores se quedaran en el cine, donde la fidelidad a la realidad es un mito, podría aceptarse, pero aparecen en libros y obras de referencia de personas que claramente no son expertas en pterosaurios.
Serie: Gazapos paleontológicos
Aparte del nombre, como dije, se les llama "los dinosaurios voladores". Solo han coincidido en la época que vivieron y en pertenecer al clado de ornitodiros de los arcosaurios. Al ser ornitodiros, comparten un cuello largo con vértebras cervicales proporcionalmente largas, una tibia elongada, un tobillo como una bisagra y largos metatarsos. Probablemente compartieron un antepasado en el Triásico (Hace unos 252-208 millones de años). Aún así, hay otros grupos que no son pterosaurios ni dinosaurios que son más cercanos a este último.
Sin embargo, a veces se discute que los pterosaurios podrían pertenecer a los protosaurios o prolacetiformes, un orden que pertenecía a los arcosauromorfos, aunque de momento es una hipótesis que tiene menos apoyos. Solo en paleontólogo Robert Bakker en su libro Dinosaur Heresies (1986) incluyó a los pterosaurios dentro de los dinosaurios al usar una definición más amplia de estos que prácticamente los convertía en sinónimo de ornitodiros.
Otro error ocurre a la hora de imaginarnos las alas de los pterosaurios. Pensamos en ellas como grandes alas de murciélago, sujetas por una membrana de piel entre los dedos, pero la anatomía no es la misma. Las alas de los pterosaurios eran sostenidas por un cuarto dedo de gran longitud en cada una de la extremidades superiores, donde la membrana del ala estaba reforzada por actinofibrillas. Sin embargo, en un murciélago, la membrana se sitúa entre el segundo, tercer, cuarto y quinto dedo. Y aunque ambos tenían capas musculares y vasos sanguíneos en sus alas, estos últimos eran más complejos en los pterosaurios y además tenían una capa llena de aire. Además, aún teniendo un grosor de varios milímetros, las alas no eran frágiles membranas susceptibles a cualquier roce. Los daños de mayor gravedad habrían sido las fracturas, mientras que los desgarros, como en los murciélagos, podrían curarse con menos complicaciones. Tampoco es cierto que tuvieran alas correosas, ya que serían demasiado pesadas.
En las películas, la variedad brilla por su ausencia. Es lógico que a los pterosaurios se les llame pterodáctilos, pues son los que salen siempre, aunque con un tamaño gigantesco, puesto que no deberían medir más de un metro de envergadura. Aunque también podrían estar representando constantemente al Pteranodon, de 6 metros de envergadura. Además, hay pterosaurios como el Quetzalcoatlus o el Hatzegopteryx que alcanzan entre 10 y 12 metros de envergadura. En el 2005, se sospechó de la existencia de un pterosaurio de la misma familia, Azhdarchidae, pero de 18 metros de envergadura. Sin embargo, el hueso resultó ser madera fosilizada.
Como los juguetes cutres de dinosaurios, donde hasta los herbívoros muestran una feroz dentadura, hay veces que se muestran a pterosaurios que no tenían dientes con colmillos. Quizás para ofrecer un aspecto más temible. Ni los grandes pteranodóntidos ni los nyctosaurios, que en ocasiones pueden situarse en un linaje independiente, tenían dientes. Sin embargo, el Ludodactylus y el Caulkicephalus tenían características similares al Pteranodon y sí tenían dientes.
La dieta tampoco era compartida por todos, aunque se les muestre como piscívoros. En el caso de los más pequeños, podían ser insectívoros, mientras los mayores habrían sido carnívoros u omnívoros.
Tampoco es cierto que fueran como las águilas y agarraran a su presa al vuelo, ya que carecían de dedos prénsiles y los músculos de sus patas eran débiles. Hay que tener en cuenta que al ser tan ligeros, una presa grande probablemente les habría impedido remontar el vuelo. Las escenas de Jurassic World o El viaje de Arlo, salvo que se descubra un espécimen capaz de hacerlo, hubieran sido imposibles de reproducir.
Mención especial requieren los críptidos, como el Duah/Ropen bioluminiscente en Papua Nueva Guinea o el kongamato de Zambia, y las teorías que dicen que hay un mundo perdido donde aún sobreviven estas criaturas prehistóricas. Las pruebas demuestran que los pterosaurios no sobrevivieron más allá del Cretácico y que los avistamientos en la actualidad son bulos o confusiones con aves o murciélagos.
Samuel Thomas von Sömmerring (1755-1830) concluyó en una lectura de 1810 que el Pterodactylus, que llamó Ornithocephalus, era un mamífero similar a los murciélagos que debía clasificarse en un punto intermedio entre aves y mamíferos. Opinaba que los murciélagos fueron los antepasados de las aves y los pterosaurios eran formas transicionales. Esta conclusión se centraba en las características del antebrazo, ignorando los rasgos reptilianos, como las articulaciones de la mandíbula.
Johann Georg Wagler (1800-1832) aún consideraba en un libro sobre anfibios de 1830 que era un monotrema acuático que usaba sus alas como aletas. Wagler los agrupaba con ictiosaurios y plesiosaurios en la clase de vertebrados que llamó Gryphi. En esta clase también incluyó a monotremas actuales, como los ornitorrincos y las equidnas. Los veía como una transición entre reptiles y mamíferos, así como ancestro de los cetáceos, comparando la cabeza del Pterodactylus con la de los delfines.
Aún no siendo mamíferos, Georg August Goldfuss descubrió en 1831 que tenían picnofibras, una especie de pelaje compacto, a pesar de considerarlos reptiles. Sin embargo, sería ignorado y se le representaría con escamas o piel lisa. No sería hasta 1971 cuando las picnofibras volverían a reconocerse con el descubrimiento del Sordes pilosus.
En 1901, Harry Govier Seeley publicó Dragons of the Air los consideraba una forma de transición entre dinosaurios y aves, razón por las que los llamó Saurornia u Ornithosauria. Defendía que eran criaturas de sangre caliente y fue uno de los primeros en mostrarlos en posición cuadrúpeda con las extremidades erguidas.
La evolución de la concepción de los pterosaurios continúa en las últimas décadas. En 1986, Robert T. Bakker agrupaba a los pterosaurios con los dinosaurios. También se establecía como imposible su capacidad de volar, siendo simples planeadores que necesitaban lanzarse desde grandes alturas para surcar los cielos. Esto se debía a que se pensaba que eran bípedos, pero al ser cuadrúpedos se catapultaban al aire y alzar el vuelo de forma más eficiente que las aves. Sus huesos huecos y sacos de aire facilitaban la tarea. Lo sorprendente es que, no mucho antes, en 1974, C. D. Bramwell y G. R. Whitfield argumentaban que eran incapaces de sostenerse sobre sus miembros, arrastrándose sobre su vientre con los miembros traseros como un pingüino. En la década siguiente, Kevin Padian defendió que pterosaurios pequeños como el Dimorphodon se sostenían bípedamente sobre sus dedos, como un terópodo. Chris Bennett añadió que los pterosaurios grandes de cola corta se erguían bípedamente cual Rodan. Con las huellas de pterosaurios en las décadas siguientes se estableció que eran cuadrúpedos plantígrados con extremidades erectas y una marcha similar a los mamíferos con miembros largos.
Michael J. Everhart argumentaba en Ocean of Kansas (1ªedición: 2005, 2ª edición: 2017) que los pterosaurios no ponían huevos y que cuidaba a sus crías como las fragatas, indicando que el descubrimiento de huevos de pterosaurios chinos en el 2010 solo se aplicaba a especies pequeñas. Lo que sí parece ser cierto es que las crías no parecían listas para volar y necesitaban ser cuidadas temporalmente. Por el contrario, en el 2019 se describió que estas crías eran capaces de volar desde su nacimiento y que no eran cuidadas por sus progenitores. La defensa de la viviparidad se debe al hallazgo de pelvis anchas en pterosaurios, pero aún no hay consenso al respecto.
Sobre su alimentación, generalmente se presenta a cualquier especie de pterosaurio sobrevolando el agua y pescando con su pico sumergido, como los rincópidos, aves que tienen la parte inferior del pico más largo que la superior. Sin embargo, en el 2007 Stuart Humphries y Mark Witton revelaron que el Rhamphorhynchus y el Thalassodromeus se abrían roto la mandíbula intentándolo. No obstante, los análisis de coprolitos indican que los pterosaurios sí eran filtradores. Además, como decía antes, cada pterosaurio tenía una dieta distinta.
Por último, igual que Rob Liefeld en el cómic, el paleoartista David Peters comenzó una carrera prometedora que truncó abandonando el realismo. Sin conocimientos paleontológicos, decidió interpretar libremente las fotografías de fósiles y cubrirlos de largas plumas, membranas demasiado estrechas y dientes cuando no estaban presentes, además de considerarlos vivíparos o estimar que algunos no volaban, eran parásitos hematófagos o reconfigura su clasificación. Si encuentras una imagen o información que apunta a sus webs ReptileEvolution.com y ThePterosaurHeresies.com, sabrás que no tienen ningún fundamento.
Fuente:Pterosaur,Manospondylus
Otro error ocurre a la hora de imaginarnos las alas de los pterosaurios. Pensamos en ellas como grandes alas de murciélago, sujetas por una membrana de piel entre los dedos, pero la anatomía no es la misma. Las alas de los pterosaurios eran sostenidas por un cuarto dedo de gran longitud en cada una de la extremidades superiores, donde la membrana del ala estaba reforzada por actinofibrillas. Sin embargo, en un murciélago, la membrana se sitúa entre el segundo, tercer, cuarto y quinto dedo. Y aunque ambos tenían capas musculares y vasos sanguíneos en sus alas, estos últimos eran más complejos en los pterosaurios y además tenían una capa llena de aire. Además, aún teniendo un grosor de varios milímetros, las alas no eran frágiles membranas susceptibles a cualquier roce. Los daños de mayor gravedad habrían sido las fracturas, mientras que los desgarros, como en los murciélagos, podrían curarse con menos complicaciones. Tampoco es cierto que tuvieran alas correosas, ya que serían demasiado pesadas.
Dimorphodon macronyx. Fuente: Peerj |
Sigue el enlace para ver los nombres |
La dieta tampoco era compartida por todos, aunque se les muestre como piscívoros. En el caso de los más pequeños, podían ser insectívoros, mientras los mayores habrían sido carnívoros u omnívoros.
Tampoco es cierto que fueran como las águilas y agarraran a su presa al vuelo, ya que carecían de dedos prénsiles y los músculos de sus patas eran débiles. Hay que tener en cuenta que al ser tan ligeros, una presa grande probablemente les habría impedido remontar el vuelo. Las escenas de Jurassic World o El viaje de Arlo, salvo que se descubra un espécimen capaz de hacerlo, hubieran sido imposibles de reproducir.
Mención especial requieren los críptidos, como el Duah/Ropen bioluminiscente en Papua Nueva Guinea o el kongamato de Zambia, y las teorías que dicen que hay un mundo perdido donde aún sobreviven estas criaturas prehistóricas. Las pruebas demuestran que los pterosaurios no sobrevivieron más allá del Cretácico y que los avistamientos en la actualidad son bulos o confusiones con aves o murciélagos.
No solo la cultura popular mete la pata
Cuando se descubrió el Pterodactylus en Baviera en 1784, Cosimo Alessandro Collini (1727-1806) pensó que se trataba de un mamífero acuático. Johann Hermann (1738-1800) lo interpretó como un mamífero volador con un dedo largo que se unía a sus pies. Georges Cuvier (1769-1832) lo consideraba un reptil en 1801.Reconstrucción de Edward Newman como marsupiales voladores. |
Pterodactylus acuático de Wagler. |
Johann Georg Wagler (1800-1832) aún consideraba en un libro sobre anfibios de 1830 que era un monotrema acuático que usaba sus alas como aletas. Wagler los agrupaba con ictiosaurios y plesiosaurios en la clase de vertebrados que llamó Gryphi. En esta clase también incluyó a monotremas actuales, como los ornitorrincos y las equidnas. Los veía como una transición entre reptiles y mamíferos, así como ancestro de los cetáceos, comparando la cabeza del Pterodactylus con la de los delfines.
Aún no siendo mamíferos, Georg August Goldfuss descubrió en 1831 que tenían picnofibras, una especie de pelaje compacto, a pesar de considerarlos reptiles. Sin embargo, sería ignorado y se le representaría con escamas o piel lisa. No sería hasta 1971 cuando las picnofibras volverían a reconocerse con el descubrimiento del Sordes pilosus.
En 1901, Harry Govier Seeley publicó Dragons of the Air los consideraba una forma de transición entre dinosaurios y aves, razón por las que los llamó Saurornia u Ornithosauria. Defendía que eran criaturas de sangre caliente y fue uno de los primeros en mostrarlos en posición cuadrúpeda con las extremidades erguidas.
La evolución de la concepción de los pterosaurios continúa en las últimas décadas. En 1986, Robert T. Bakker agrupaba a los pterosaurios con los dinosaurios. También se establecía como imposible su capacidad de volar, siendo simples planeadores que necesitaban lanzarse desde grandes alturas para surcar los cielos. Esto se debía a que se pensaba que eran bípedos, pero al ser cuadrúpedos se catapultaban al aire y alzar el vuelo de forma más eficiente que las aves. Sus huesos huecos y sacos de aire facilitaban la tarea. Lo sorprendente es que, no mucho antes, en 1974, C. D. Bramwell y G. R. Whitfield argumentaban que eran incapaces de sostenerse sobre sus miembros, arrastrándose sobre su vientre con los miembros traseros como un pingüino. En la década siguiente, Kevin Padian defendió que pterosaurios pequeños como el Dimorphodon se sostenían bípedamente sobre sus dedos, como un terópodo. Chris Bennett añadió que los pterosaurios grandes de cola corta se erguían bípedamente cual Rodan. Con las huellas de pterosaurios en las décadas siguientes se estableció que eran cuadrúpedos plantígrados con extremidades erectas y una marcha similar a los mamíferos con miembros largos.
Michael J. Everhart argumentaba en Ocean of Kansas (1ªedición: 2005, 2ª edición: 2017) que los pterosaurios no ponían huevos y que cuidaba a sus crías como las fragatas, indicando que el descubrimiento de huevos de pterosaurios chinos en el 2010 solo se aplicaba a especies pequeñas. Lo que sí parece ser cierto es que las crías no parecían listas para volar y necesitaban ser cuidadas temporalmente. Por el contrario, en el 2019 se describió que estas crías eran capaces de volar desde su nacimiento y que no eran cuidadas por sus progenitores. La defensa de la viviparidad se debe al hallazgo de pelvis anchas en pterosaurios, pero aún no hay consenso al respecto.
Rhamphorhynchus, género que suele representarse alimentándose de esta manera. |
Sobre su alimentación, generalmente se presenta a cualquier especie de pterosaurio sobrevolando el agua y pescando con su pico sumergido, como los rincópidos, aves que tienen la parte inferior del pico más largo que la superior. Sin embargo, en el 2007 Stuart Humphries y Mark Witton revelaron que el Rhamphorhynchus y el Thalassodromeus se abrían roto la mandíbula intentándolo. No obstante, los análisis de coprolitos indican que los pterosaurios sí eran filtradores. Además, como decía antes, cada pterosaurio tenía una dieta distinta.
Por último, igual que Rob Liefeld en el cómic, el paleoartista David Peters comenzó una carrera prometedora que truncó abandonando el realismo. Sin conocimientos paleontológicos, decidió interpretar libremente las fotografías de fósiles y cubrirlos de largas plumas, membranas demasiado estrechas y dientes cuando no estaban presentes, además de considerarlos vivíparos o estimar que algunos no volaban, eran parásitos hematófagos o reconfigura su clasificación. Si encuentras una imagen o información que apunta a sus webs ReptileEvolution.com y ThePterosaurHeresies.com, sabrás que no tienen ningún fundamento.
Fuente:Pterosaur,Manospondylus
- Unwin, D. M., & Deeming, D. C. (2019). Prenatal development in pterosaurs and its implications for their postnatal locomotory ability. Proceedings of the Royal Society B, 286(1904), 20190409.
Guáu. Que animales tan fascinantes¡