Los tipos de fantasmas grecorromanos

Bruto y el fantasma de César

En el mundo clásico, la visión romana de la muerte era muy similar a la griega, perdurando sin cambios importantes durante siglos. Al morir, tan solo abandonábamos el cuerpo físico, convirtiéndonos en una sombra con nuestra apariencia, pero no todos compartían destino: unos disfrutaban de la primavera perpetua (perpetuum ver), similares a los Campos Elíseos, mientras otros esperaban un siglo a las orillas del río Aqueronte.

Enterramiento adecuado

La realización de prácticas funerarias adecuadas era fundamental para que el difunto pudiera disfrutar de su otra vida. Si no era enterrado o se hacía inadecuadamente, sin los ritos necesarios, la polución de la muerte persistía. Los niños difuntos, los asesinados, suicidas, muertos por una enfermedad dura, por parricidio, hambre, sed, por "amor cruel", violentamente o como consecuencia de no cumplirse las normas de hospitalidad tenían una muerte amarga, sin honor, por lo que no disfrutaban la primavera perpetua.

Entre los romanos, no todos creían en los fantasmas, pero los rituales funerarios eran comunes. los familiares debían guardar luto durante nueve días, señalado la puerta principal con ramas de ciprés o pino negro. Este comenzaba con su último aliento, con el que un familiar intentaba "capturar" el alma con un beso mientras escapaba del cuerpo. Esta se quedaba con un familiar durante el luto, pues no partiría hasta acabarlo. Hasta entonces, la familia lo llamaba para asegurarse de su muerte. En el noveno día, comenzaría una procesión desde su casa a fuera de las murallas de la ciudad con plañideros velados y flautistas. Las mujeres no tenían permitido gritar de dolor o desgarrarse las mejillas. Al depositarse los restos, la familia haría ofrendas de comida y vino a los difuntos. Finalmente, los familiares eran purificados con agua de una rama de laurel y caminando bajo una llama.

Después de estos rituales, los difuntos seguían tratándose con respeto, especialmente en los festivales de Lemuralia y Parentalia. No obstante, los cadáveres de criminales podían ser desecrados, pues se a veces se creía que las sombras adquirían el aspecto de los restos muertos, no de la persona en vida. Teniendo en cuenta que podían no recibir enterramiento, implicaba que tampoco obtendrían el descanso eterno.

Los niños, suicidas o asesinados, que habían muerto antes de tiempo, habitaban las ciénagas estigias. Las víctimas de enfermedades degenerativas y amor cruel habitaban los campos de lamento. Quienes permanecían un milenio en la primavera perpetua, bebían del río Lete, olvidando su vida pasada, y renacían en nuevos cuerpos.

Tipos de fantasmas

Tipo homérico

Odiseo, entre Euríloco y Perimedes, consulta a Tiresias (esquina inferior izquierda)
Se presentan como una sombra intangible de humo o vapor. Recibían varios nombres: psyche (griego, "alma" o "aliento de vida"), eidolon (griego, "imagen, ídolo, doble, aparición, fantasma), imago (latín, "imagen"), simulacrum (latín, "semejanza"), effigies (latín, "semejanza, efigie"), facies tenuis, levis umbra y anima (latín, "alma").

Los griegos no solían tener un término específico para cada tipo de fantasmas, usándose normalmente phasma (φάσμα) y su variante phantasma (φάντασμα). Eidolon se usaba para todo tipo de apariciones, ni siquiera tenía que ser de un muerto. Daimón (δαίμων) también tenía un uso amplio, pudiendo ser, entre otras cosas, fantasmas o espíritus con capacidad de posesión. Más infrecuente era skia (σκιά), que significaba "sombra". Psique, además de la divinidad, podía referirse tanto al alma del vivo como al fantasma del difunto.

La multitud de nombres responde más a la variedad literaria que a la especificidad de los términos

Algunos ejemplos son Patroclo en la Iliada o Héctor, Creúsa y Anquises en la Eneida.

Tipo Manes


Eran espíritus de los ancestros que se veneraban como dioses familiares en Roma desde tiempos antiguos. Aparecían colectivamente, aunque en Cicerón (Contra Pisón 16) y autores augustinos como Livio (3.58.11), Horacio (Epodos 5.92) y Virgilio (Eneida 6.743) actuaban individualmente. Se veneraban colectivamente en los festivales de Feralia, Parentalia y Lemuria.
El espíritu del hombre después que ha salido del cuerpo pasa a ser o se trasforma en una especie de demonio que los antiguos latinos llamaban lemures. Las almas de aquellos difuntos que habían sido buenos y tenían cuidado y vigilancia sobre la suerte de sus descendientes, se llamaban lares familiares pero las de aquellos otros inquietos, turbulentos y maléficos que espantaban los hombres con apariciones nocturnas se llamaban laruce y cuando se ignoraba la suerte que le había cabido al alma de un difunto, es decir, que no se sabía si había sido trasformada en lar o en larva, entonces la llamaban mane
Apuleyo - De Deo Socratis
En los epitafios funerales romanos suelen rogar por parentatio o buscar venganza en caso de perturbar sus tumbas. Livio ofrece un ejemplo de manes vengativa con Verginia. Suelen ser deidades ctónicas o espíritus del inframundo, siendo en unos pocos casos fantasmas del fallecido. Los romanos podían suplicarle ver apariciones de sus seres queridos fallecidos. Solían interpretarse como malos prodigios. En este caso, por prodigio se entiende un hecho extraordinario, similar a un milagro pero sin la carga religiosa ni violación de las leyes de las naturaleza.

Tipo Gello

Se trata de fantasmas crueles, capaces de matar a la gente. Safo la mencionó en el siglo VI a.C., implicando que era temida por los niños. Zenobio contó en el siglo II d.C. que Gello era una joven que murió virgen, volviendo como un fantasma para dañar a los hijos de otros. Hesiquio de Alejandría la definió como un fantasma (eidolon) que atacaba a las vírgenes y a los niños recién nacidos. Se desarrolló de una sola mujer en la antigua Grecia, junto con Lamia y Mormos, desarrollándose en un tipo de demonios o apariciones. Con la Vulgata latina, Lilith también se identificaría con este arquetipo.

Reciben varias denominaciones, como ahoros (ἄωρος,"prematuro"), biothanatos (latín, "muerte violenta, suicidio") y ataphos. Ahoros era alguien que moría antes de la pubertad, el matrimonio o el parto. Ataphos o apotaphos es aquel que no es enterrado con sus padres. Un ejemplo de esto es el niño sacrificado en Epodos 5 de Horacio, que se venga de las brujas asesinas.

Su creencia perduró más que el propio imperio romano. Con el cristianismo, pasó de ser una virgen a una vieja bruja. En el imperio bizantino se usaba como sinónimo de estrige que se alimentaba de la sangre del niño y la madre. Se asoció con el mal de ojo y se aconsejaban amuletos de lo más variopintos contra ellas, como un ojo de hiena en una bolsa morada.

Tipo Nekydaimon

Erictón reanimando un cadáver
En las necromancias con rasgos orientales, los fantasmas de tipo Gello se convierten en nekydaimones y cumplen los deseos de brujas y magos. Se muestra un ejemplo con Erictón en la obra Farsalia de Lucano y o la Metamorfosis de Apuleyo. Parece como si estuvieran vivos, porque la bruja o hechicero ata el espíritu al cuerpo de otro fallecido. Los Lemures latinos estarían hipotéticamente en este tipo.
Asimismo tenía allí delante de sí muchos miembros y pedazos de cuerpos muertos, así como narices, dedos y clavos con carne de hombres muertos en el patíbulo. También tenía sangre de muertos a hierro, huesos de cabeza y quijadas sin dientes de bestias fieras. Entonces abrió un corazón, y vistas las venas y fibras cómo bullían, comenzó a rociarlo con diversos licores: ora con agua de fuente, ora con leche de vacas, ora con miel silvestre. Asimismo añadió mulsa, que es hecha de miel y agua cocida. De esta manera, aquellos pelos retorcidos y anudados y con muchos olores perfumados puso en medio de las brasas para quemar. Entonces, con la gran fuerza y poder de la nigromancia, y por la oculta violencia de los espíritus apremiados y constreñidos, aquellos cuerpos, cuyos pelos crujían en el fuego, reciben humano espíritu y sienten y oyen y andan y se van hacia la parte los que llevaban el oro de su mismo despojo y llegaban a la puerta de casa, porfiando entrar, como si fuera aquel mancebo beocio. En esto, tú, engañado con la obscuridad de la noche y con el vino que habías bebido, armado con tu espada en la mano y con gran osadía, casi perdido el seso, como aquel Ajaces griego, no matando ovejas como él destrujó y mató muchas, pero muy más fuerte y esforzadamente mataste tres odres hinchados. De manera que, vencidos los enemigos sin haber mácula de sangre, te abrazaré, no como a matahombres, pero como a mataodres.
Apuleyo - La metamorfosis. Tercer libro. Capítulo III.

Tipo Heros

Culto de Edipo
El culto a los héroes se registra en Grecia desde el periodo geométrico. Aunque en el griego homérico se refería a cualquiera de los participantes de la guerra de Troya, en el periodo histórico se refería a un difunto venerado o propiciado en su tumba o santuario, ya que su fama en vida o forma inusual de morir le otorgaba el poder de proteger a los vivos. los fantasmas de tipo heros se comportan generalmente como nekydaimones, soliendo ser crueles y agresivos, pero en casos de peligro aparecen en batallas para defender a sus polis nativas. Algunos ejemplos son los héroes de la batalla de Maratón o el héroe de Temesa que pedía chicas jóvenes (Pausanías, Descripción de Grecia 6.6.10):
Cuando [Eutimo] regresó a Italia luchó contra el Héroe. Su historia es así: dicen que Odiseo en su errar después de la toma de Ilión fue llevado por los vientos a varias ciudades de Italia y Sicilia y, entre ellas, llegó a Temesa con sus naves. Pues bien, aquí, uno de los marineros, que se había emborrachado, violó a una muchacha y fue lapidado por los nativos en castigo por este agravio. Odiseo se despreocupó por su muerte y se marchó por mar, pero el espíritu del hombre lapidado no dejaba nunca de dar muerte a los de Temesa ni de atacar a los de todas las edades, hasta que, cuando se disponían a huir de Italia, [Apolo a través de] la Pitia no les permitió de ninguna manera que abandonasen Temesa y les ordenó que se propiciaran al Héroe y consagrándole un recinto, le construyesen un templo y le ofreciesen cada año como mujer la más hermosa de las doncellas de Temesa. Ellos cumplían lo ordenado por el dios y no tenían ya ningún temor del espíritu; pero Eutimo, que había llegado a Temesa cuando se cumplían los rituales del espíritu, se enteró de lo que sucedía y sintió deseos de entrar en el templo y ver a la muchacha. Cuando la vio, al principio sintió compasión, después amor por ella. La muchacha le juró que se casaría con él si la salvaba, y Eutimo se armó y esperó el ataque del dios. Venció en la lucha y el Héroe fue expulsado del país y desapareció sumergiéndose en el mar. Eutimo tuvo una gloriosa boda y los hombres de allí se vieron libres para siempre del espíritu.
Pausanías. Descripción de Grecia VI. Capítulo 6.

Tipo alma culpable

Aparecen en la filosofía de Platón y Posidonio como alma atadas a su cuerpo y obligadas a metempsicosis por sus pecados. Vuelan por el aire y a veces pueden ser vistos (p.ej, Fedón de Platón). El nombre en la demonología de Apuleyo es Larvae

Larvae

Se consideraban inicialmente demonios que provocaban la locura, siendo imaginados en tiempos imperiales como repugnantes espíritus esqueléticos. Son los espíritus que encantan las casas. Aunque la frase larvis infestus se aplica específicamente a las casas encantadas, no se usa en ninguna de las historias de casas encantadas conservadas.

Fantasmas del tipo apotheosis

Apoteosis de Julio César, entrada de la casa Chatsworth, Derbyshire, Inglaterra

Del griego ἀποθέωσις, "deificar". Más que fantasmas son espíritus humanos que se convierten en dioses tras su muerte. Algunos ejemplos son Escipión Africano en Somnium Scipionis (Sueño de Escipión, sexto libro de De re publica de Cicerón), Rómulo como Quirino o el espíritu de Julio César en la batalla de Filipos contra Casio en Factorum ac dictorum memorabilium (Hechos y dichos memorables de Valerio Máximo). Son dioses gloriosos y magnificentes.

Esta entrada fue elegida por votación en el grupo de Facebook frente a la criaturas prehistóricas de Chile.

Fuentes

  • Nagy, Levente (2009) Kísértetek és kísértethit a koracsászárkori latin nyelvű történetírásban és politikai költészetben (Tesis doctoral) University of Debrecen, Debrecen, Hungría.
  • Duke, B. S. (2019). “Giving Up the Ghost in Ancient Roman Literature” A Comparative Discussion of the Ghosts in selected texts from Plautus, Virgil, Ovid, and Pliny the Younger (Doctoral dissertation, Stellenbosch: Stellenbosch University).
  • Phillips, C. (2016, March 07). manes. Oxford Classical Dictionary. Ed. Retrieved 27 Oct. 2018, from http://classics.oxfordre.com/view/10.1093/acrefore/9780199381135.001.0001/acrefore-9780199381135-e-3912.
  • Felton, D. (2010). Haunted Greece and Rome: ghost stories from classical antiquity. University of Texas Press.
  • Pausanias (1994). Descripción de Grecia. Volumen II: Libros III-VI. Editorial Gredos. Madrid. ISBN 9788424916565.
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