¿Por qué se celebra Navidad el 25 de diciembre?


Celebres la Navidad por el nacimiento de Cristo, por Papá Noel o simplemente porque libras ese día, podrías preguntarte, ¿por qué el 25 de diciembre? ¿No es mala pata que una era comience con un nacimiento a 6 días de terminar el primer año? ¿No había quien celebraba el nacimiento el 6 de enero?

Hipótesis 

Desde el siglo XX se han planteado dos explicaciones, cada una con sus puntos a favor pero ninguna con una base totalmente firme.

Hipótesis del cálculo


En primer lugar, está la hipótesis del cálculo de Origins of the Liturgical Year (1986) de Thomas J. Talley, que partía sobre los cimientos de Louis Duchesne en 1889 y Hieronymus Engberding en 1952. Esta sostiene que la fecha de la Navidad deriva del día de la pasión de Cristo, que ya estaba establecido en el 25 de marzo en el calendario de finales del siglo II a comienzos del III, coincidiendo con el equinoccio vernal en la época. 

Como consideraban que Cristo permaneció un número perfecto de años como humano, situaron la Anunciación ese mismo día y su nacimiento 9 meses después, coincidiendo con el solsticio de invierno. Esto habría sido adoptado antes del comienzo del siglo IV, pues la secta donatista, que se separó de la rama principal de la iglesia del norte de África en torno al 311, ya reconocía esta fecha.

Sin embargo, en el tratado latino Sobre los solsticios y equinoccios de la Concepción y Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo y Juan Bautista atribuido a Poncio Máximo, según manuscritos del siglo XII, asignan la concepción y nacimiento de Cristo el 25 de marzo y el 25 de diciembre, respectivamente, en base a que San Juan Bautista fue concebido el 24 de septiembre. Este texto dataría de entre los siglos III-V y probablemente proceda de Siria. Aunque es tentador pensar que esto responde definitivamente a la pregunta, hay que considerar que puede ser una explicación creada a posteriori.

Hipótesis histórica


La hipótesis más aceptada parte mayormente del trabajo en 1889 del filólogo alemán Hermann Usener, uno de los pioneros de los estudios religiosos modernos. Consideraba que la celebración del nacimiento de Cristo a comienzos del invierno era una herencia de un culto pagano al Sol. 

En el Imperio Romano, el predecesor de la Navidad habría sido la festividad del dios oriental Sol Invictus, a quien el emperador Aureliano supuestamente elevó a dios supremo en el año 274, estableciendo su culto el 25 de diciembre. Como los cristianos conversos mantenían esta festividad, la iglesia la adoptó como el nacimiento de Cristo, reflejándose en el simbolismo solar, apoyándose en versículos como el de Malaquías 4:2: "Mas á vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salud: y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada".

Esta tesis ha obtenido un amplio apoyo durante más de un siglo, pero por el camino se han difuminado los matices que señalaba y se han asociado afirmaciones que no estaban en ella. Una de ellas es que Constantino el Grande decretó la Navidad el mismo día que Sol Invictus en su proyecto para declarar el cristianismo como la religión oficial del imperio. Ni hay pruebas de ello ni tiene sentido que Constantinopla fuera inaugurada por Constantino en el 330 como capital del imperio y no se introdujera la festividad en esta hasta el 380.  

Además, Sol Invictus tampoco era una nueva deidad importada de oriente en el siglo III que adquiriera una festividad importante el 25 de diciembre. En la colección romana única de textos cronológicos Cronografía de 354, en el 25 de diciembre, dice N[atalis] Invicti C[ircenses] M[issus] XXX ("Nacimiento de Invictus, 30 carreras de carros"). Aunque esto se ha interpretado como una confirmación de la fiesta, el epíteto Invictus no era exclusivo del dios solar. La relación con la Navidad se hizo porque el documento también registra a los mártires cristianos ordenados según su fecha de enterramiento, comenzando con el nacimiento de Cristo en Belén el 25 de diciembre. Esta lista de enterramientos de mártires está adjunta a otra de obispos romanos que, en su fecha original, data del 336. Sin embargo, en otras fuentes, los festivales de Sol Invictus se celebraron el 8/9 de gosto, el 28 de agosto, el 19/22 de octubre o el 11 de diciembre, no el 25 de este último mes. Adicionalmente, Cronografía del 354 se conserva en textos del siglo IX en adelante. Esto genera la duda de si la entrada del 25 de diciembre fue modificada, pues la forma de registrar el evento no es consistente con el resto. Incluso podría plantearse que la Navidad precediera al festival de Sol Invictus y fuera este último el que adoptara la fecha.

Esta hipótesis también tiene en cuenta la fecha del 6 de enero, conocida como la Epifanía, relacionada con el bautismo de Jesús, el milagro de las bodas de Caná y la adoración de los magos. En el Imperio Romano Oriental, este día se consideraba el día del nacimiento de Cristo. Esta interpretación se basa en  Panarion de Epifanio de Salamina, quien sostiene que la Epifanía se originó en Egipto a partir de celebraciones paganas como el nacimiento del dios Eón o la extracción anual de agua del Nilo. Sin embargo, esta afirmación plantea dudas sobre la credibilidad otorgada a Epifanio y la rapidez con la que la festividad se extendió desde Egipto hasta la Galia.

Hipótesis de la peregrinación


Recientemente, Hans Förster presentó en Die Anfänge von Weihnachten und Epiphanias (2007) una tercera hipótesis. Según esta, en la Palestina del siglo IV se comenzaron las peregrinaciones a Tierra Santa, con una tendencia a tratar como históricas las principales fiestas relacionadas con Cristo, recreándolas en el lugar y momento adecuados. Entre estas se incluía el nacimiento de Cristo en la Iglesia de la Natividad en Belén. Al regresar, los peregrinos extenderían estas las liturgias a otras iglesias cuando volvían a sus comunidades. Como hasta el siglo VI se celebraba la Natividad en Jerusalén y Belén el 6 de enero, Förster afirma que esta fue la fecha original y que, al exportarse a Roma, cambió al 25 de diciembre por influencia del solsticio.

El problema de esta hipótesis es que carece de pruebas directas y Förster se preocupa de descartar completamente las otras dos. Aunque ninguna sea perfecta, es posible que se llegue a una conclusión más aceptable si se consideran en conjunto que si se aceptan de manera aislada.

En resumen, actualmente no hay una respuesta definitiva a por qué la Navidad se celebra el 25 de diciembre. Se plantean distintas posibilidades y probablemente tengan sus aciertos y fallos, por lo que, si se encuentra una respuesta, seguramente necesite considerar varios factores convergentes, en vez de partir de una única idea.

Fuentes

  • Nothaft, C. P. E. (2012). The origins of the Christmas date: some recent trends in historical research. Church history, 81(4), 903-911.
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