La melodía de la memoria: el himno ancestral que unió dos continentes


En verano de 1933, el lingüista Lorenzo Dow Turner (1890-1972) y la musicóloga Lydia Parish visitaron a Amelia Dawley en Harris Neck, en el estado de Georgia. Esta fue una comunidad costera de propietarios negros del grupo étnico gulá. Turner grabó la canción cantada por Dawley, que la comunidad conocía desde tiempos inmemoriales, aunque sin conocer su significado. Es aquí cuando comenzó un viaje a sus raíces.

Origen del idioma gulá


Turner tenía interés en la cultura gulá, que se había mantenido aislada de los forasteros, especialmente las personas blancas. Este era un grupo de formado por descendientes de esclavos de las plantaciones de Carolina del Sur y Georgia y compuestos por personas de las etnias mandingo, bamana, wolof, fula, temne, mendé, vai, akan, ewe, bakongo y kimbundu.

Turner partía de la hipótesis de que su idioma era un inglés arcaico o infantil. Por eso, primero tuvo que ganarse su confianza para descubrir esa parte de la historia lingüística americana que publicaría en Africanisms in the Gullah Dialect. Con ello se percató que el idioma gulá no tenía ni pizca de inglés y razonó que podría haber sobrevivido como el neerlandés de Pensilvania, un dialecto alemán conservado por un relativo aislamiento. El estudio de su idioma indicó un origen común con las lenguas de Jamaica y Barbados, con lo que debía provenir de alguna parte de África occidental. Tras años de estudio de sus lenguas criollas e idiomas africanos, redujo su búsqueda a los mendé y vai.

Entre los datos que registró, en el capítulo 9 de su libro, publicó la canción de Dawley, considerada la canción conocida en idioma africano más larga de los Estados Unidos. Desconocía su significado, pero en 1941, su alumno sierraleonés Solomon L. Caulker se percató de la repetición del término kambei ("tumba") en el idioma mendé. Gracias a ello, Turner pudo publicar una traducción de la canción funeraria:

Ah wakuh muh monuh kambay yah lee luh lay tambay
Ah wakuh muh monuh kambay yah lee luh lay kah.
Ha suh wileego seehai yuh gbangah lilly
Ha suh wileego dwelin duh kwen
Ha suh wileego seehi uh kwendaiyah.

Reuníos todos, trabajemos duro;
la tumba aún no está acabada; dejemos su corazón perfectamente en paz.
Reuníos todos, trabajemos duro;
la tumba aún no está acabada; dejemos su corazón perfectamente en paz.
La muerte súbita ordena la atención de todos,
oh ancianos, oh cabezas de familia.
La muerte súbita ordena la atención de todos,
como un distante ritmo de tambor. 

La reunión

Los trabajos de Turner se convirtieron en obras de referencia, pero el interés general por los gulá sufrió una pausa. El encargado de revivirlo fue el antropólogo Joseph Opala, quien había vivido durante años en Sierra Leona e investigado las ruinas de los centros del tráfico de esclavos.

En primer lugar, comenzó con los registros de la plantación Ball en Carolina del Sur y los del barco de esclavos y de la subasta descubiertos en Nueva York, que mostraban un rastro completo desde África hasta la actualidad. Gracias a ello, como mostró en el documental Family Across the Sea, en 1989, reunió a Emory Campbell y varios líderes gulá en un viaje a Sierra Leona.

El regreso del himno funerario


Sin embargo, aunque entusiasmados por la idea, en Sierra Leona sentían que no era suficiente. Necesitaban unos lazos más claros. Fue entonces cuando colaboró con la etnomusicóloga Cynthia Schmidt para encontrar el origen de la canción de Dawley. Buscaron en el distrito donde estimaban su origen más probable, pero no encontraron a nadie que la conociera. Esto cambió en la periferia, en Senehun Ngola, donde encontraron a Bendu Jabati.

Bendu Jabati había oído cantar esa canción a su abuela, quien le dijo que lo hacía en honor a los ancestros. Era un himno cantado en los funerales, asociándose a una ceremonia muy importante para los mendé: el Tenjami ("Cruzando el río"). Sabiendo que era un elemento cultural que podía perderse, su abuela se la enseñó, junto con los movimientos para mostrar su luto. La costumbre era que los hombres prepararan la tumba, mientras las mujeres machacaban el arroz. Se realizaba al tercer día del funeral de una mujer o el cuarto de un hombre, simbolizando el puente entre el mundo de los vivos y muertos. Los familiares pasaban la noche y parte del día siguiente en el lugar de enterramiento realizando los ritos finales. Tras preparar y comer arroz, los participantes completaban el ritual dándole la vuelta a una olla vacía de arroz, dejándolo en el suelo como una despedida. Esta ceremonia desapareció tras la Primera Guerra Mundial, cuando los soldados reclutados por el ejército británico introdujeron el islam y el cristianismo a su regreso.

La reunión se realizó en 1997 entre Mary Moran (1921-2022), hija de Amelia Dawley, y su familia, con Bendu Jabati. Fueron bienvenidas por el presidente de Sierra Leona en Freetown y llevados a Senehun Ngola, donde conocieron a Bendu Jabati. Para ese momento, tenían el texto completo de la canción proporcionado por el lingüista sierraleonés Tazieff Koroma y traducido por este, Edward Benya y Opala. En Sierra Leona, la canción era ligeramente diferente, posiblemente por el desarrollo el idioma en los siglos que pasaron. Cuando Mary Moran y Bendu Jabati se encontraron, se demostró que este himno había sobrevivido una generación más. Este encuentro fue mostrado en el documental The Language You Cry (1998).

A wa kaka, mu mohne; kambei ya le'i; lii i lei tambee.
A wa kaka, mu mohne; kambei ya le'i; lii i lei ka.
So ha a guli wohloh, i sihan; yey kpanggaa a lolohhu lee.
So ha a guli wohloh; ndi lei; ndi let, kaka.
So ha a guli wohloh, i sihan; kuhan ma wo ndayia ley.

Venid rápido, trabajemos duro; la tumba aún no está acabada; su corazón aún no se ha enfriado.
Venid rápido, trabajemos duro; la tumba aún no está acabada; dejemos que su corazón se enfríe ya.
La muerte súbita corta los árboles, los toma prestados; los restos desaparecen lentamente.
La muerte súbita corta los árboles; déjala estar satisfecha, déjala estar satisfecha, de una vez.
La muerte súbita corta los árboles, los toma prestados; una voz habla desde lejos.

Reconociendo a una esclava


A pesar de todo, en Sierra Leona querían una conexión aún más concreta: el nombre de un esclavo que hubiera abandonado su tierra. A pesar de la dificultad de la tarea, Opala encontró en los documentos de la familia Martin el nombre de Priscilla, una niña que fue llevada de Sierra Leona a Charleston en 1756. Aunque se desconoce exactamente cómo la obtuvieron, los registros contemporáneos hablan de secuestros realizados por otros africanos, especialmente de reinos enemigos, como los fula, mandingo o susu. Eran secuestrados, prisioneros de guerra, gente condenadas por crímenes o vendidas para pagar deudas. A cambio, los británicos les ofrecían pistolas, pólvora, ropas, ron, bienes metálicos y baratijas varias. De los 40 castillos de esclavos o puestos comerciales fortificados de los británicos en Sierra Leona, habría pasado por la isla Bunce, el castillo más grande y el único importante en la Costa del Arroz. Habría llegado desde el interior a la costa caminando desnuda o con trapos y las manos atadas. Antes de viajar por mar, habría sido marcada y subastada. Tras sobrevivir el duro viaje a través del Atlántico en el barco Hare, habría permanecido 10 días en cuarentena, siendo una de las pocas personas en buenas condiciones, y luego puesta trabajar en un campo de arroz. Aunque el Hare era un barco británico de los propietarios londinenses de la isla Bunce, los registros de la Sociedad Histórica de Nueva York decían que era un barco de esclavos americano de Samuel y William Vernon, dos de los comerciantes más ricos de la Rhode Island colonial, que partía de Newport, Rhode Island.

En América, Priscilla se habría enamorado una década después del esclavo Jeffrey, con quien en 1770 tenía tres hijos y, en 1811, tras su muerte, unos 30 nietos. Sus descendientes siguieron trabajando en la plantación hasta principio de 1865, cuando la plantación fue tomada por los federales. Henry, uno de sus descendientes liberados, tomó el apellido Martin y tuvo diez hijos con Anna Cruz. De ellos, el techador Peter Henry Jr. nació en 1886 y tuvo a Thomas P. Martin en 1933. En el momento de la investigación, él iba a ser quien realizara el viaje, pero murió y fue sustituido por su hija Thomalind Martin Polite, una logopeda de 31 años de un colegio de primaria. Su reunión en Sierra Leona fue compartida en el documental Priscilla's homecoming (2005).

En conclusión, aunque la esclavitud intentó borrar la identidad de sus víctimas, estas tienen el poder de preservar las costumbres que las conectan a sus raíces a través de los siglos. La propia canción tendió un puente entre las dos orillas, reencontrándose a través de sus descendientes aquellos que habían sido separados.

Fuentes

  • Wilce, J. M. (2009). Crying shame: Metaculture, modernity, and the exaggerated death of lament. John Wiley & Sons.
  • Wade-Lewis, M. (2022). Lorenzo Dow Turner: Father of Gullah Studies. Univ of South Carolina Press.
  • Cross, W. (2008). Gullah culture in America. Greenwood Publishing Group.
  • Opala, J. A. (2015). A Gullah Song in Mende. The Gullah: Rice, Slavery, and the Sierra Leone-American Connection. Univ. of Yale.
 

Siguiente entrada Entrada anterior
No Comment
Añadir comentario
comment url

Libre para donar o aceptar cookies