El amable Abuelo Escarcha, quien te regala en Año Nuevo o te congela hasta la muerte
El rey del hielo
Como en otras regiones de Europa, entre los siglos XVIII y XIX, junto con el nacionalismo, crece el interés por el folclore propio, por buscar los orígenes de los pueblos y dotarles de una identidad particular. Fue una tendencia común tanto entre quienes apoyaban el cristianismo ortodoxo como en quienes se oponían a él. De esta manera, cobró importancia el personaje de Escarcha, una personificación del frío invernal, un personaje popular, posible residuo de la creencia del dios eslavo Veles, oponente de Perún y asociado a la tierra y, a través de ella, vinculada al mundo de los muertos.
Cuando se introdujo en la literatura, se desarrolló un espectro que iba desde el abuelo amable que premia a los niños responsables hasta el espíritu que congelaba sin piedad en el bosque. En el punto medio, Escarcha recompensaba a los justos y congelaba a los indignos. Su primera aparición ocurre en Moroz Ivanovich de Cuentos del abuelo Ireneo (1841) de Vladímir Fiódorovich Odóyevski. En este, dos hermanas, una muy trabajadora y otra vaga, vivían juntas. Cuando a la primera se le cae el cubo al pozo, cae con él y no vuelve hasta tres días después con el cubo lleno de riquezas. Se las había regalado Moroz Ivanovich por servirle esos tres días. Cuando la hermana vaga salta al pozo para intentar beneficiarse del mismo trato, su mala labor solo le ofrece riquezas que se derriten. En este caso, el cuento sucede en primavera. En Cuentos rusos (1855-1863) de Alexander Afanasyev (1826-1871), con un esquema similar a Cenicienta, premia a la dulce y trabajadora Marfutka, mientras congela a sus dos hermanastras. En Nariz Roja y Nariz azul (Два Мороза) de Cuento rusos para niños (1867) de Mikhail Larionovich Mikhailov (1829-1865), donde hay dos hermanos Escarchas, que se divierten congelando gente, persiguen a dos víctimas. Inesperadamente, solo uno de ellos triunfa, congelando al señor con buen abrigo, mientras el otro fracasa en intentar helar al campesino que trabajaba duro para conseguir leña. El frío afecta incluso a los que tienen posibilidades de protegerse de él, un tema ya presente en El capote (1842) de Nikolái Gogol, donde hace sufrir hasta a los funcionarios de mayor rango y a quienes, al final, el fantasma de Akákievich arrebata los abrigos. En cambio, en Abuelo Escarcha, la Nariz Roja (1864) de Nikolái Alekséyevich Nekrásov (1821-1877), se trata de un personaje simplemente cruel que presume de su poder y riquezas mientras su víctima ve una vida mejor en sus últimos momentos.
Personaje festivo
Al tiempo que Escarcha aparecía en la literatura, los inmigrantes alemanes de San Petersburgo llevaron la costumbre de adornar con el árbol de Navidad. Esta fue extendiéndose lentamente a otros grupos, pero en Rusia generó rechazo por ser una costumbre extranjera ajena a la cultura rusa, al cristianismo ortodoxo y una destrucción innecesaria de los bosques. En consecuencia, más que a la Navidad, el árbol se acabó asociando al invierno y al Año Nuevo.
Entre las piñas, setas y animales que se colgaban en el árbol, una figura de un anciano barbudo con abrigo y una bolsa en las manos fue creciendo en tamaño hasta colocarse debajo de este. Esta es la figura que ve el niño pobre a través de la ventana de una casa rica en Bergante (Заморыш, 1882) de Alexander Vasilyevich Kruglov. De esta manera, Escarcha fue adoptando el mismo rol que Santa Claus, triunfando donde habían fracasado el viejo Ruprecht en 1861 y San Nicolás o el abuelo Nicolás en 1870.
En desarrollo a finales del siglo XIX y principios del XX fue similar al de figuras similares en otros países. Sin embargo, la revolución rusa fue un freno temporal, pues tanto el Abuelo Escarcha como el árbol de Navidad se prohibieron en la Unión Soviética en 1928. Sin embargo, el 28 de diciembre de 1935 de diciembre de 1935, Pavel Petrovich Postyshev, a través del
Komsomólskaya Pravda, instó a colocar antes del Año Nuevo árboles en escuelas, orfanatos, teatros y cines, entre otros, para los niños. En 1937, en la Casa de los Sindicatos de Moscú, volvió el Abuelo Escarcha, pero con un abrigo azul, para distinguirlo de Santa Claus, y acompañado de su nieta la Doncella de la nieve o Snegúrochka. Entonces, se justificó su regreso en su pasado pagano, no religioso.
Doncella de la nieve
La Doncella de la nieve se basa en una historia popular publicada por primera vez como Snegurka (1845) de Mikhail Maksimovich (1804-1873), donde una pareja anciana sin hijos construye una muñeca de nieve que cobra vida, pero se derrite en una ceremonia que consistía en saltar sobre el fuego. Había otras versiones donde se pierde, se derrite en primavera o es secuestrada por Baba Yaga. Aunque en su momento no recibieron buena acogida, es conocida principalmente por la ópera de Nikolái Andréievich Rimski-Kórsakov (1844-1908), basada en la obra de teatro La doncella de la nieve (1873) de Aleksandr Nikoláyevich Ostrovski (1823-1886). En esta no era la nieta sino la hija de Escarcha. Se convirtió en nieta de Escarcha en el poema Snegurotchka. Zimneia skazka (La Doncella de la nieve: una leyenda de invierno) publicado por Kuk en la revista Peterburgskii listok (La gaceta de Petersburgo) a principios del siglo XX.
Fuentes
- Motorin, A. (2021) Dostoevsky And The Image Of Frost In Russian Literature. European Proceedings of Social and Behavioural Sciences.
- Kalik, J., & Uchitel, A. (2018). Slavic gods and heroes. Routledge.
- Hodgson, J. (2023). ‘The Santy Claus myth’: The Politicisation of Santa Claus During the Great Depression. Comparative American Studies An International Journal, 20(3-4), 291-307.
- Душечкина, Е. (2001). Дед Мороз: этапы большого пути. Новое литературное обозрение, (47), 253-262.
- Piters-Hofmann, L. (2019). Out of the Deep Woods and Into the Light: The Invention of Snegurochka as a Representation of Russian National Identity. russian history, 46(4), 276-291.