Criaturas míticas que resultaron ser reales

Al pensar en criaturas míticas, uno acostumbra a opinar que todas y cada una de ellas pertenecen al mundo de la ficción, como el ave canela, pero hay bestias que, en épocas antiguas, eran tan exóticas que parecían extraídos de la fantasía. El que sus descripciones se basaran en testimonios indirectos no ayudaba mucho. En estos casos se suele mencionar al unicornio con los rinocerontes y narvales como fuente de inspiración y de su cuerno, respectivamente, o a los manatíes en el caso de las sirenas. En ambos ejemplos, las bestias míticas se parecen a los animales como un huevo a una castaña y lo aceptamos a falta de una mejor explicación.

Catoblepas, catoblepón o catoblepa

Descrito como un perezoso herbívoro cuadrúpedo escamoso de Etiopía, con el cuerpo de un búfalo y la cabeza de un cerdo, recibe su nombre por la posición de su cabeza (Griego καταβλέπω, katablépō, "mirar hacia abajo"), debido al peso de esta. Podía convertir a sus víctimas en piedra, ya sea por su mirada o por su aliento, venenoso debido a las plantas venenosas que consumía. Las fuentes suelen coincidir en su tamaño medio y su melena abundante.

Aunque siempre se considerarán como especulaciones, se considera que la criatura que describían autores como Plinio el viejo o Claudio Eliano se trataba de un ñu. Además, uno de los sinónimos del nombre binomial para el ñu negro (Connochaetes gnou) es Catoblepas operculatus.

Quilin

El quilin era un pacífico herbívoro de Asia oriental considerado un augurio de prosperidad y paz, así como de la llegada de un gobernante ilustre o un sabio. Sus pasos son tan delicados, que no perturba la hierba, camina sobre el agua y no daña a ningún ser vivo.

Su representación ha cambiado con el tiempo. Se le conoce como el unicornio chino, igual que al fenghuang o a Zhu Que se les consideran el fénix chino, aunque haya más criaturas míticas en la región que cumplan las mismas características. Se le describe con rasgos draconianos, como escamas, pestañas gruesas, crín ascendente y barba. También presenta pezuñas, aunque su cuerpo se compare con el de un buey, ciervo o caballo. Sus cuernos pueden ser de uno o varios colores del arco iris. Todos estos rasgos son variables, hablándose de cascos en vez de pezuñas, cornamenta de ciervo, cola de buey o de león.

Su origen se podría remontar, al menos, al siglo V a.C., según el Zhuo Zhuan. Aunque el historiador Sima Qian se mostró escéptico, se decía que el emperador Wu de Han capturó uno vivo en el 122 a.C. Aunque inicialmente se consideraba que tenía el aspecto de un tigre, tras los viajes de Zheng He a África oriental, se identificó con las jirafas. Este compró dos jirafas a los comerciantes somalíes, junto con cebras, incienso y otros animales exóticos, y las llevó a Nanjing. Él las llamó quilins y el emperador las declaró como criaturas mágicas de gran poder.

Tanto el quilin como la jirafa son criaturas herbívoras y tranquilas. Los cuernos podrían ser los osicones de su cabeza, mientras que las escamas serían el mosaico de su piel. La habilidad de caminar sin molestar a la hierba puede deberse a sus estilizadas patas. La influencia de esta asociación es tan duradera, que en japonés (キリン Kirin) y coreano (기린  girin) usan la misma palabra para referirse a ambas criaturas.

Leucrota, leucrocota, crocuta, corocotta, yena o cenocroca

Puede que parezcan muchos nombres para una misma criatura, pero se debe a que, inicialmente, no eran la misma. Le ocurrió como al basilisco y la cocatriz. Plinio distinguía a la crocuta, mezcla de un perro y un lobo o de una hiena y un león; a la hiena, de la que mencionaba indirectamente el pseudopene de las hembras y su habilidad de imitar el lenguaje humano; la corocotta, que era el cruce del anterior y una leona etíope; y la leucocota o leucrota, la criatura más veloz, del tamaño de un asno, cuartos traseros de ciervo, cuello, cola y pecho de león, cabeza de tejón, pezuña hendida, apertura de la boca hasta las orejas y bordes de hueso en lugar de filas de dientes, añadiendo que este también imitaba las voces de los humanos.

En la edad media, se confundieron sus características, predominando su habilidad de imitar la voz humana para atraer a los humanos y devorarlos. Además, desde entonces se dijo que sus ojos le otorgaban poderes oraculares cuando se los colocaba bajo la lengua.

Comparte similitudes con las hienas moteadas (Crocuta crocuta), como las mandíbulas poderosas, la costumbre de desenterrar cadáveres o su vocalización humana (la risa por la que son conocidas). Además, el nombre binomial es un guiño a la criatura.

Górgades


Las górgades eran un pueblo que habitaba las islas del mismo nombre, bautizadas así por haber sido la morada de las gorgonas. Se caracterizaba por su aspecto peludo. Hannón tuvo un encuentro con ellos al alcanzar las islas.

Según Plinio, los hombres eran demasiado veloces, pero pudieron capturar a dos mujeres, cuya piel ofrecieron en el templo de Juno (Tanit). Las pieles permanecieron allí hasta la toma de Cartago en el 146 a.C., unos 350 años después de la expedición. Los intérpretes de Hannón le dieron al pueblo el nombre de gorillai (griego: Γόριλλαι), que el misionero Thomas Staughton Savage y el naturalista Jeffries Wyman usaron en 1847 para llamar a los gorilas, Troglodytes gorilla. No obstante, si las palabras del periplo de Hannón son ciertas, puede que las criaturas que se encontrara fueran otro tipo de mono o realmente fueran mujeres peludas.

Hormigas excavadoras de oro

Unas peludas hormigas desérticas que, al hacer sus hormigueros, extraen polvo de oro puro al exterior es un hallazgo interesante. Especialmente los indios en la frontera persa oriental durante la época de Herodoto. Aunque haya hormigas peligrosas, son preferibles a los grifos protectores del oro de los que se hablaban por esta época. El problema se encuentra cuando estas hormigas son casi del tamaño de un perro y, según Plinio el viejo, vuelan y laceran a los ladrones de su oro aunque huyan en los camellos más veloces. Debían de valerse del ingenio y/o aprovecharse de las horas más calurosas del verano, cuando dormían en su hormiguero, para sacarles la delantera.

Estas criaturas sobrevivieron en la literatura durante dos milenios, alterando detalles de su morfología y la forma con la que los lugareños obtenían su oro. Como otras tantas historias de Herodoto, se asumía que era mentira, pero la marmota del Himalaya (Marmota himalayana) cumple con las características que describió este y Megástenes. Vive en la meseta Deosai en la provincia de Gilgit-Baltistán en el norte de Pakistán. Allí cava sus madrigueras y extrae polvo de oro que ha sido extraído durante generaciones por el pueblo tribal Minaro. El tamaño y el color se corresponde con el de las primeras descripciones. Además, Herodoto no afirma verlo, sino basarse en testimonios de viajeros. Como se basó en traductores locales, pudo haber una confusión entre las palabras persas "marmota" y "hormiga de montaña".

Dragón chino

No hay ninguna criatura en China más emblemática que el dragón, una criatura noble, símbolo del emperador y relacionado con el agua. Desde comienzos del siglo XX se ha asociado al dragón chino con el alígator chino (Alligator sinensis). Aunque no vuela, nada, carece de alas y, aunque parezca insólito, tiene una naturaleza relativamente inofensiva, características que comparte con el dragón chino. Además, termina su hibernación con el comienzo de la temporada lluviosa y vuelve a su madriguera cuando cede el agua de la lluvia en el río, siendo una posible relación entre los dragones y el agua. Los tambores de alígator se usan para simular su vocalización durante la temporada de apareamiento, asociándose con su poder para llamar a las nubes de lluvia.

Como con todas las criaturas míticas, las explicaciones de sus orígenes se basan en suposiciones difíciles de probar. Algunas de las hipótesis podrían ser posibles, mientras otras son dudosas. De cualquier modo, todas permiten ver cómo veían el mundo nuestros antepasados.
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