Cadáver de ballena como tratamiento para la artritis reumatoide


Ir al médico entre finales del siglo XIX y principios del XX era toda una odisea. Con la sucesión de nuevos descubrimientos, podías ser sometido a inofensivas sesiones de rayos X, la ingestión de una revigorizante bebida de radio, someterte a corrientes eléctricas de dudosa seguridad o recetarte cocaína para el dolor de muelas. Con convicción, todo era posible.

En la ciudad costera de Eden, en Nueva Gales del Sur, Australia, recomendaban a los reumáticos introducirse en un estrecho orificio del cadáver de una ballena remolcada. Estos orificios no eran los naturales del animal. No hay que irse a ese extremo. Se cortaban en un lado del cuerpo mientras este aún mantenía el calor. De esta manera, los pacientes se introducirían en los agujeros, tocando los intestinos de la criatura con sus pies y dejando la cabeza fuera para respirar. Se recomendaba quedar lo suficientemente ajustado para que no escapasen los gases del cadáver. Allí debía permanecer durante breves intervalos de 20 o 30 horas para obtener la máxima efectividad (1), extendiéndose el efecto durante un año (2).

El método obtuvo fama y credibilidad médica. Se creía que el calor y los gases desprendidos creaban una "caja de sudor" que aliviaba el dolor reumático. En 1894 ya aparecieron noticias de curaciones que se extendieron con rapidez a Nueva Zelanda, América y Europa. En 1896, la Dublin Journal of Medical Science ya informaba de una cura. La revista médica americana Medical Record registraba el término "Whale cure", comparándolo con una gran cataplasma corporal.

Eden era una colonia con apenas medio siglo de antigüedad dedicada a la caza de ballenas que llegaban a la bahía. En vez de usar grandes barcos, utilizaban pequeñas embarcaciones que partían desde estaciones costeras. Por eso arrastraban los cadáveres a la costa para quitarle la grasa. En la época se debatían entre varios orígenes de este método curativa. Se cuenta que un hombre reumático y borracho cayó accidentalmente sobre el cadáver de una ballena, quedando atascado durante horas. Cuando despertó, no solo estaba sobrio, sino curado del reumatismo. Otra historia cuenta que un conocido hombre de negocio le propuso a los Davidson, una importante familia ballenera, introducirse en la caverna oleaginosa, pasando allí un día y emergiendo curado.

Sin embargo, la práctica parece remontarse a los yuin, los aborígenes de la bahía de Twofold, para quienes las ballenas, entre otros seres marinos, tenían gran importancia espiritual y daban varios usos a sus cadáveres varados. Tras quitarle la grasa superficial y la carne, se introducían en su interior y se cubrían de grasa para tratar el dolor (3). Esta experiencia sería explotada por los vecinos de Eden para su beneficio económico hasta la llegada de la Primera Guerra Mundial, cuando la industria ballenera estaba ya de capa caída.

Notas

  1. No descarto que, como la mayoría duraría menos aunque fuera para cumplir con sus necesidades básicas, se pondría una meta difícil de alcanzar para quien no obtuviera el objetivo deseado.
  2. Se informa que la peste duraba una semana.
  3. En Waverton hay un glifo donde se muestra la silueta de un gran pez con un hombre en su mitad inferior. Antes también mostraba a varios peces pequeños y otro hombres fuera, pero ya no son visibles. 
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