Los misteriosos peligros medievales de los mares de Islandia y Groenlandia
En el Konungs skuggsjá, texto didáctico noruego del siglo XIII, se proporciona una descripción fidedigna de Groenlandia, Islandia y una fantástica de Irlanda, pudiendo esta última basarse en una copia de un texto ajeno y no un testigo en primera persona del autor. Menciona animales y fenómenos naturales que se han podido identificar, con cuatro excepciones: el hafgufa del mar de Islandia, el hafstramb, margygr y el hafgerdingar del mar de Groenlandia.
Hafgerdingar
En el capítulo XVI lo describe de la siguiente manera:
Ahora, sigue habiendo otra maravilla en los mares de Groenlandia, cuyos detalles no conozco con precisión. Es llamado hafgerdingar ["setos de mar"], y tiene la apariencia como si todas las olas y tempestades del océano se hubieran reunido en tres grandes pilas, de la que se forman tres olas. Estos setos cubren todo el mar, por lo que no se puede ver ninguna abertura; son más altos que las elevadas montañas y parecen acantilados escarpados y salientes. Son pocos los casos donde los hombres han podido escapar cuando ha ocurrido. Pero las historias de estos deben haber surgido del hecho que Dios siempre preserva a algunos que han experimentado estos peligros, y sus relatos luego se han extendido, pasando de hombre a hombre. Puede que las leyendas se contaran tal y como hicieron los primeros [testigos], o que hayan crecido o reducido un poco. Por lo tanto, debemos hablar con cautela de este asunto, ya que últimamente hemos conocido a muy pocos que hayan escapado de este peligro y puedan darnos noticias al respecto.No hay más descripciones del hafgerdingar en los textos, tan solo menciones. En Grænlendinga Saga, donde cuenta cómo Erik llevó una flota de 25 barcos a fundar la primera colonia en el 986 d.C., donde llegaron tan solo 14, implicaba un desastre marino. Un pasajero cristiano en el barco de Herjolf escribió el Hafgerdingadrápa, un poema drápa que mostraba que el autor temía por su vida. En el Landnámabók, conservado en el Hauksbók y el Thor∂arbók, también se cuenta este mismo encuentro, aunque solo la primera versión conserva la mención al hafgerdingar. En la historia de Godmund, obispo de Hólar (1203-1237), cuando viajó en 1202 de Islandia a Noruega, además de violentas tormentas, se encontró una ola muy grande por la que temió por su vida. Aunque no se menciona en el texto, el encabezado es Frá hafgerdíngum.La interpretación más aceptada es que fuera un maremoto, cuyas peligrosas olas actúan cerca de la costa, mientras en el mar abierto está tranquilo. Sin embargo, en el Konungs skuggsjá sucede en mar abierto. En su lugar, se trataría de un fenómeno óptico visible en estas latitudes, un espejismo superior. Cuando el aire caliente entra en contacto con el hielo, se enfría y se produce una inversión térmica: la temperatura del aire aumenta con la altura, mientras la densidad se reduce. Durante horas, el aire se distribuye de forma estable en capas sin tendencia a mezclarse y se altera la trayectoria de la luz, haciendo que, para el observador, el horizonte parezca más alto. En un mar inherentemente peligroso, esto entrañaría un riesgo, pero, además, suele preceder a las tormentas.
Hafstramb y margygr
Se proporciona la siguiente descripción en el capítulo XVI:
Se informa que en las aguas en torno Groenlandia están llenas de monstruos, aunque no creo que hayan sido vistos con mucha frecuencia. Aún así, la gente tiene historias que contar sobre ellos, por lo que los hombres deben haberlo visto o encontrado. Se informa que hay un monstruo llamado hafstrambr en los mares de Groenlandia. Este monstruo es alto y de gran tamaño, ascendiendo directamente del agua. Parece que tiene hombros, cuello y cabeza, ojos y boca, y nariz y barbilla como un ser humano; pero sobre los ojos y las cejas parece como un hombre con un casco picudo sobre su cabeza. Tiene hombros como un hombre pero no manos. Su cuerpo se hace aparentemente más estrecho por debajo de los hombros, por lo que se ha observado que la parte inferior es más estrecha de lo que parece. Nadie ha visto la forma del extremo inferior, si termina en un aleta como un pez o es puntiaguda como un mástil. La forma de este prodigio se parece, por ello, mucho a un témpano. Nadie lo ha visto lo suficientemente cerca para determinar si su cuerpo tiene escamas como un pez o piel como un hombre. Cada vez que se muestra, los hombres siempre están seguros de que le seguirá la tormenta. También han percibido cómo se gira cuando va a lanzarse contra las olas y en qué dirección ha caído; si se ha girado hacia el barco y se ha lanzado en esa dirección, los marineros sienten con seguridad de que perderán sus vidas en ese barco; pero cuando se gira en sentido opuesto al barco y se lanza en esa dirección, se sienten seguros de que sus vidas han sido perdonadas, aunque se encuentren con aguas turbulentas y fuertes tormentas.
Otro prodigio llamado margygr también se ha visto allí. Parece que tiene la forma de una mujer de cintura para arriba, pues tiene grandes pezones en sus pechos como una mujer, manos largas y pelo pesado, y su cuello y cabeza tienen la forma en cada detalle a los de un ser humano. Se dice que el monstruo tiene grandes manos y los dedos no están separados, sino restringidos por una membrana como la que une los dedos de las aves acuáticas. Por debajo de la cintura tienen la forma de un pez con escamas y cola y aletas. Se dice que tienen esto en común con el mencionado previamente, que rara vez aparece salvo antes de tormentas violentas. Su comportamiento suele ser tal que así: se lanza en las olas y siempre reaparecerá con un pez en sus manos; si entonces se gira hacia el barco, jugando con los peces o lanzándolos al barco, los hombres temerán que sufrirán muchas muertes. El monstruo se describe con una gran cara terrorífica, una larga frente inclinada y ancho entrecejo, una gran boca y mejillas arrugadas. Pero si se come los peces o los lanza lejos del barco, las tripulaciones tendrán buenas esperanzas de que se perdonará sus vidas, aunque se enfrenten a fuertes tormentas.
Estos suelen considerarse sireno y sirena, pero no es correcto, aunque la confusión tiene su razón de ser. A diferencia del anterior, estos eran criaturas. En Historiae Norvegiae (~1170), el hafstrambr se incluyó junto a morsas, ballenas e icebergs viviendo en el mar de Hålogaland, Noruega. Este decía que era la mayor bestia salvaje, sin cabeza ni cola, que parece un tronco cuando sube y baja, siendo peligrosa para los marineros. En Óláfs saga Tryggvasonar en mesta, se describe al margygr únicamente como un monstruo con forma de mujer en la mitad superior y cola de pez o ballena. En el Íslenzkir annálar (1847), se informa de dos avistamientos en 1305 en mar abierto y en 1329 en la costa de Islandia.
La mitología griega se conocía en los países nórdicos, sin confundirla con la propia. En Islandia, tenían una versión propia del siglo XIII del Physiologus, obra que sirvió de base para los bestiarios medievales. En esta, la sirena no se adaptó ni se nombró en base a una criatura local, manteniendo su descripción como ave, aunque ilustrándose con una cola de pez.
La confusión ocurriría en el siglo XVIII. Desde que los países nórdicos perdieron la supremacía marítima, la calidad de los textos disminuyó, sufriendo especialmente su credibilidad. La obra de los hermanos Johannes y Olaus Magnus fue popular, pero muy imprecisa, pues se basaban en relatos populares y no en testimonios de primera mano. Para remediarlo, Erik Pontoppidan, obispo de Bergen, escribió Historia natural de Noruega (1752). En principio, no mencionaba a ninguno de los dos sino a las sirenas (Haf-Manden y Haf-Fruen). Compartía el argumento habitual donde, aún mostrándose escéptico, confiaba en la gran cantidad de avistamientos creíbles. No obstante, sin haberlos visto, deducía que debía tratarse de dugongos y manatíes. En cambio, en la traducción de su obra al inglés, incluyó la nota al pie de página que decía que, en nórdico antiguo, eran el Hafstrambe y Maryge. Se basaba en una fuente secundaria que citaba al Konungs skuggsjá de la biblioteca de Copenhage, a cuyas descripciones no tenía acceso. Además, en 1711, el historiador islandés Thormodus Torfæus tampoco diferenciaba al margygr de las sirenas. Por entonces, la memoria del hafstrambr y margygr se había olvidado y la confusión se extendió sin resistencia.
Hafgufa
En el capítulo XII, situado en el mar de Islandia, se describe:
Hay un pez aún no mencionado del que apenas se recomienda hablar debido a su tamaño, que a la mayoría de los hombres parecerá increíble. Además, son muy pocos los que pueden decir algo definitivo sobre él, ya que rara vez es visto por los hombres; pues casi nunca se acerca a la costa o aparece donde puedan verlo los pescadores, y dudo que este tipo de pez sea abundante en el mar. En nuestro lenguaje, suele llamarse hafgufa. No puedo decir nada definitivo sobre su longitud en codos, pues en aquellas ocasiones donde los hombres lo han visto, parecía más una isla que un pez. Tampoco he oído de alguno que haya sido capturado o encontrado muerto. Parece probable que no haya más que dos en todo el océano y que estos no engendren descendencia, pues creo que siempre son los mismos los que aparecen. Tampoco sería adecuado para los otros peces si fueran tan numerosos como las otras ballenas, viendo que son tan inmensos y necesitan mucho alimento. Se dice que, cuando estos peces quieren algo para comer, acostumbran a emitir un violento eructo, que trae tanto alimento que todo tipo de peces se apresurará en nutrirse y obtener una buena comida. Mientras tanto, el monstruo mantiene su boca abierta, y como esta es ancha como un estrecho o fiordo, no puede evitar que los peces se acumulen en grandes números. Pero tan pronto su boca y vientre están llenos, el hafgufa cierra su boca y captura y encierra a todos los peces que anteriormente se han abalanzado ansiosamente en busca de alimento.El hafgufa también aparece en la saga legendaria (fornaldarsaga) del siglo XIV Ǫrvar-Odds saga, donde la boca es tan grande que un barco podría cruzarla, y en una lista poética (þula) que enumera ballenas adjunta a la mayoría de versiones del Skáldskaparmál. Lejos de textos nórdicos, se corresponde con el aspidoquelonio, un animal marino, confundido con una isla, que, según la versión B del Physiologus latino, abría la boca cuando tenía hambre, atrayendo a los peces pequeños con un buen olor, cerrándola y tragándoselos cuando se habían congregado suficientes. El Physiologus de Berna (825-850) es el primero en ilustrarlo, cambiando el olor dulce por uno intenso. En el Physiologus islandés, comienza la descripción diciendo "Hay una ballena en el mar llamada la aspido", con una ilustración donde un gran pez, con aletas que parecen pies, inclina su cabeza para tragarse unos peces.
En el mapa de Islandia de 1658 de Abraham Ortelius, aparece indicada únicamente como H la "mayor de las ballenas", tan grandes que es incapaz de perseguir a sus presas, debiendo capturarlas por medio del ingenio.
A pesar de todo, esta descripción se ha usado para referirse al kraken. Esto se debe al misionero Hans Egede, que en 1741 afirmó que eran la misma criatura. Del mismo modo, las lecturas erróneas del texto también llevó a interpretarlo como sirenas. Realmente, se trata de un método de alimentación compatible con el observado desde hace décadas en ballenas jorobadas (Megaptera novaeangliae) y en rorcuales, como el rorcual de ojos grandes (Balaenoptera brydei), el rorcual aleta enano (B. omurai), el rorcual tropical (B. edeni) y el rorcual del golfo de México (B. ricei). Estas ballenas se colocan quietas en vertical, con la boca abierta en la superficie, en lugares con poca densidad de peces, donde no merece la pena gastar energía en perseguirlos. El olor sería el dimetilsulfuro emitido por el zooplancton y por los peces pequeños que se alimentan de ellos, que a su vez atrae a depredadores, incluidas estas ballenas.
Fuentes
- Lehn, W. H., & Schroeder, I. I. (2003). Hafgerdingar: A mystery from the King's Mirror explained. Polar Record, 39(3), 211-217.
- Lehn, W. H., & Schroeder, I. I. (2004). The hafstramb and margygr of the King's Mirror: an analysis. Polar Record, 40(2), 121-134.
- McCarthy, J., Sebo, E., & Firth, M. (2023). Parallels for cetacean trap feeding and tread‐water feeding in the historical record across two millennia. Marine Mammal Science, 39(3), 830-841.