La contradictoria naturaleza medieval de la liebre


Para los antiguos griegos y romanos, la liebre era un animal hermafrodita, pues, como decía Elio Donato, unas veces era masculina y otras femenina (modo mas, modo femina). De esta manera, era un símbolo tanto del amor entre hombres como entre un hombre y una mujer y, especialmente, de promiscuidad. Durante siglos, no hubo mayor problema, pero en la Edad Media se convirtió en un símbolo de cobardía y degeneración aunque, al mismo tiempo, en una criatura cercana a Dios.

Antecedentes

Como suele ocurrir con las descripciones de animales, su información suele seguir generalmente la misma serie de autores notorios, comenzando por Aristóteles en el sexto libro de Historia animalium, que señala que dan a luz todos los meses y el espesor de su leche. En el octavo libro de Naturalis historia, Plinio el viejo las agrupa con los conejos (cuniculi) de Hispania y los hurones, indicando que, en los Alpes, las liebres se crían en un frío insoportable, alimentándose de la nieve que les da su color blanco pero, cuando se derrite, enrojecen. Este añade que, según Arquelao, la liebre incorpora un nuevo ano anual, explicando sus numerosas deposiciones, y que son hermafroditas, engendrando sin necesidad de macho.

Las creencias judeocristianos apenas cambiaron el panorama, pues la Biblia originalmente solo la menciona para declararla como impura (Levítico 11:6 y Deuteronomio 14:7) y los padres de la iglesia no añadieron nada al respecto

Vileza medieval

Todo comenzó a cambiar a partir del siglo XII, una fecha que viene determinada por su aparición en los bestiarios, obras enciclopédicas que partían del Physiologus y que fueron surgiendo sucesivamente en distintas familias según los textos adicionales de otros autores que incorporaban. La primera familia de bestiarios (s. X-XIII) no tenía una entrada para la liebre. Esta comenzó a aparecer en únicamente dos bestiarios de la segunda familia, que añadía contenido de la enciclopedia de Vincent de Beauvais, y sería en la tercera familia (s. XIII) cuando se describiría habitualmente junto al conejo. En cambio, en la cuarta familia (s. XV), que derivaba del texto de Bartolomeo Ánglico y parafraseaba a Aristóteles y Plinio, solo aparece en una ocasión.

En los bestiarios de la tercera familia se produce una curiosa combinación. Comienza con texto de Etimologías de Isidoro de Sevilla, indicando que los nombres lepus, levipes y lagos se atribuyen a su velocidad, para luego seguir con la descripción del Physiologus de la hiena, explicando que son como las personas disolutas e inconstantes, que no son hombre ni mujer, ni fiel ni traicionero, ni frío ni caliente. Por lo tanto, la liebre se convirtió en sinónimo de la promiscuidad y homosexualidad, dos conceptos con mala fama en la Europa medieval. Además, por su similitud y al clasificarse habitualmente junto con la liebre, el conejo se convirtió en una víctima colateral, relacionándose su nombre latino cuniculi con cunnus, aunque no estén conectados etimológicamente.

Santidad medieval

Podríamos quedarnos ahí, pero, aunque lo dicho es técnicamente cierto, la liebre sí aparece en bestiarios anteriores y más veces en la Biblia. La clave es dónde.

El nombrado de los animales


En primer lugar, la liebre aparece ya en las escenas bíblicas de la creación y en el nombramiento de los animales por Adán en los bestiarios de transición (s. XII-XIV) y de la segunda familia. La selección de animales presentes en estas escenas es reducida y no siempre es constante, pero la liebre es de las criaturas más comunes. Aunque hay mucha variación, la liebre suele aparecer en una posición privilegiada, ya sea junto a Adán o Dios o entre el león y el ciervo.

Además, las liebres suelen aparecen en escenas bíblicas de la creación y el nombrado de las bestias en bestiarios de transición y la segunda familia, aunque son pocos los animales seleccionados. Algunos de los animales seleccionados aparecen porque se mencionan en el octavo libro de Etimologías de Isidoro de Sevilla, que comienza diciendo que Adán nombró a las criaturas en hebreo. Ahora bien, en Génesis 2:19-20 no se menciona qué animales nombró Adán.

Traducciones erróneas


Por otra parte, en el Levítico 11:5-6 y Deuteronomio 14:7 también se menciona al damán (שפן סלע, Shafan sela o procavia syriaca), que suele traducirse como "conejo". Esta criatura se tradujo al griego en la Septuaginta como cerdo punzante (choerygillus), apareciendo también en Salmos 103:18 y en Proverbios 30:26, y pudiendo presentarse alternativamente como liebre (lagos). En la Vulgata, este choerygillus se traduce como erizo (ericius), erizos y liebres (ericiis et leporibus) o conejo (cuniculus) en Salmos 103:18 o como pequeña liebre (lepusculus) en Proverbios 30:26.

Esto sí que no fue ignorado por los padres de la iglesia. Por ejemplo, Jerónimo de Estridón decía "que en hebreo son llamados sphannim, y todas las autoridades usan una palabra similar para traducir tois choirogrulliois excepto la Septuaginta, que usa lepores, es decir, "liebres". Debe señalarse que este animal no es más grande que un erizo y tiene la apariencia de un ratón y un oso, de ahí que en Palestina lo llamen arcomus".

Una criatura virtuosa


En general, esta incierta criatura se comparó con Moisés y el rey David, simbolizando a los cristianos que confían en Dios y en la propia iglesia. A partir de esta confusión de criaturas y la elaboración de exégesis sobre ella, surgió una criatura sin equivalente en la realidad, el Lepusculus Domini, con una reputación impecable.

Como Salmos 103 es el salmo de la creación, un génesis reducido donde David agradece a Dios y enumera sus creaciones, que no se especifican en Génesis 2:19-20, este sirvió como base para las ilustraciones. Sin embargo, ¿cómo era esta mezcla de erizo y liebre con apariencia de ratón? En los bestiarios, el erizo cortaba las ramas de la vid y rodaba sobre las uvas para llevárselas a alimentar a sus crías. Esto se interpretaba como el diablo robando el fruto de nuestras almas, por lo que no era una opción viable. Por lo tanto, aunque el texto sí podía mencionar al erizo en la escena, la ilustración mostraba la liebre citada por los padres de la iglesia.

En el bestiario Bodley 764, de la segunda familia, se muestra como la entrada de la liebre combina el texto de Isidoro con la descripción del Lepusculus de los padres de la iglesia. En el bestiario Douce 88, se muestra escondido en una cueva en la ilustración del antalops atrapado en un arbusto del Éufrates, donde dice:

Cave ergo, homo dei, ebrietatem, ne obligeris luxuriae et voluptati, et interficiaris a diabolo: vinum enim et mulieres apostatare faciunt homines a deo.
Cuídate, pues, hombre de Dios, de la embriaguez, no sea que seas atado por la lujuria y el placer, y seas muerto por el diablo; porque el vino y las mujeres hacen que los hombres se aparten de Dios. 

Por lo tanto, la liebre en la cueva (cavea) tiene cuidado (cave) y actúa como símil al hombre de dios. Esta dualidad aparentemente contradictoria en la naturaleza del lepórido era razonable si se trazaba una línea entre el Lepusculus domini, un símbolo puramente cristiano, y la liebre terrenal, con quien solo compartía su aspecto.

Fuente

  • Dines, I. (2004). The Hare and its Alter Ego in the Middle Ages. Reinardus, 17(1), 73-84.
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