El girtablullû, el hombre-escorpión de oriente medio


En El regreso de la momia (2001), Dwayne Johnson interpretó al acadio Mathayus, el rey escorpión, que adquirió la forma de un híbrido entre humano y escorpión. Aunque hubo un Escorpión I (3275 a.C.) y Escorpión II (3170 a.C.), el conocido como Rey Escorpión, el híbrido escorpión se sitúa en oriente próximo.

Hombre escorpión asirio en el museo de Aleppo.
Se trata del girtablullû (Acadio: qir-tab, "escorpión"; lú-ùlu, "hombre salvaje"), uno de los híbridos protectores, junto al humano-pez (kulullû y kuliltu), el hombre-león (Urmahlullû) o el hombre-toro (kusarikku). Estuvo presente en gran parte de la historia de Mesopotamia, desarrollando su aspecto y función con el transcurso de los imperios.

Tablero de clorita con forma de mujer con la mitad inferior de escorpión, de la civilización de Jiroft.

El girtablullû aparece en la Tercera Dinastía de Ur (2112-2004 a.C.), aunque tuvo tener precedentes en la civilización de Jiroft (2500-2200 a.C.). Su apariencia primitiva era variada, con características comunes con las versiones que dominarían en periodos posteriores y mostrándose masculino o femenino. Se distinguen por alzar las manos o alas al disco solar o al trono. Parece ser que el escorpión tenía una ocupación cósmica, manteniendo el orden de los astros con sus pinzas. La diosa Išḫara era mostrada más con este aspecto que el humanoide y tenía similitudes con Ištar, sin ser idéntica, diosa con quien se vinculo el girtablullû. No obstante, su relación principal es con Šamaš, deidad solar cuyo viaje supervisaba. De hecho, en la Epopeya de Gilgameš, una pareja de girtablullû vigilan la entrada del monte Mašu, por donde sale el Sol. En el cielo nocturno, el Escorpión era una constelación cuyas garras representaban el equinoccio otoñal.

Kudurru del rey Nabucodonosor I. Diosa sentada con perro a su lado. Criatura con torso y cabeza humanos saliendo del cuello de un ave, con cola de escorpión, disparando una flecha en sentido opuesto.
Aproximadamente, en torno al 1500-500 a.C., predominó un terrorífico con cabeza humana, cuerpo de ave o escorpión y patas de ave o de león. Este podría corresponderse a uno de los descendientes de Tiamat a los que se enfrentó Marduk en el Enūma Eliš. Como es habitual, los poderosos demonios a los que se enfrentaban las deidades eran domados y usados para someter a otras entidades sobrenaturales

Hombre escorpión con cuerpo humano, alas, patas de ave y cola de escorpión. 

Por ello, en el último milenio antes de nuestra era, predominó un girtablullû más humano. No solo tenía la cabeza con la corona de cuernos, como en encarnaciones anteriores, sino también el torso y los brazos. Aunque mantenía la proporción humana, las piernas eran de ave, con talones. Su pene acababa en cabeza de serpiente, rasgo común en otros demonios, como Pazuzu, y, como este, podía tener alas. A razón de esto, podría igualmente compartir una asociación con el viento. El único rasgo de escorpión que conservaba, y que permite identificarlo, era su cola con aguijón. De esta forma, era una figura protectora usado en rituales con figuras de este y su oponente. En las puertas de palacios y templos, se mostraba dando la bienvenida en las puertas, bendiciendo contra el mal. Este estuvo presente en los periodos neoasirio (911-612 a.C.) y neobabilonico (626-539 a.C.), siendo más popular en los siglos VIII-VI a.C. y persistiendo en el periodo seléucida (312-63 a.C.). Su inclusión junto al kusarikku entre los siete sabios apkallu parecer ser una malinterpretación moderna

Sea por casualidad o por influencia, en el Apocalipsis 9:1-11, hay una langostas con cara humana y cola de escorpión que podría bien ser girtablullû:

Y el quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo en la tierra; y le fué dada la llave del pozo del abismo. Y abrió el pozo del abismo, y subió humo del pozo como el humo de un gran horno; y oscurecióse el sol y el aire por el humo del pozo. Y del humo salieron langostas sobre la tierra; y fueles dada potestad, como tienen potestad los escorpiones de la tierra. Y les fué mandado que no hiciesen daño á la hierba de la tierra, ni á ninguna cosa verde, ni á ningún árbol, sino solamente á los hombres que no tienen la señal de Dios en sus frentes. Y le fué dado que no los matasen, sino que los atormentasen cinco meses; y su tormento era como tormento de escorpión, cuando hiere al hombre. Y en aquellos días buscarán los hombres la muerte, y no la hallarán; y desearán morir, y la muerte huirá de ellos. Y el parecer de las langostas era semejante á caballos aparejados para la guerra: y sobre sus cabezas tenían como coronas semejantes al oro; y sus caras como caras de hombres. Y tenían cabellos como cabellos de mujeres: y sus dientes eran como dientes de leones. Y tenían corazas como corazas de hierro; y el estruendo de sus alas, como el ruido de carros que con muchos caballos corren á la batalla.  Y tenían colas semejantes á las de los escorpiones, y tenían en sus colas aguijones; y su poder era de hacer daño á los hombres cinco meses. Y tienen sobre sí por rey al ángel del abismo, cuyo nombre en hebraico es Abadón, y en griego, Apolión.

Fuentes

  • Black, J., & Green, A. (1992). Gods, demons and symbols. Ancient Mesopotamia,(London, 1998), 108-109.
  • Nys, N. (2016). Girtablullû and Co. A New Function of the Scorpion-Man in the Ancient Near East. E-Journal, 1
  • Noegel, S. B. (2017). On the Wings of the Winds: Towards an Understanding of Winged Mischwesen in the Ancient Near East. Kaskal: rivista di storia, ambiente e culture del vicino oriente antico: 14, 2017, 15-54.
  • Dalley, S. (2011). Apkallu. Iconography of Deities and Demons in the Ancient Near East.

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